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“Nos dieron en lo más profundo del vitorianismo”

El etnólogo Joaquín Jiménez recuerda el ataque que destrozó hace 36 años la imagen de la Virgen Blanca

“Nos dieron en lo más profundo del vitorianismo”

vitoria - Un 8 de marzo de 1982, un acto vandálico destrozó la imagen de la Virgen Blanca. 36 años después, muchos vitorianos siguen preguntándose por qué, qué buscaban con aquel suceso, cómo se las arreglaron y entre cuántos consiguieron precipitar la imagen de la patrona desde su hornacina hasta el suelo de la balconada de San Miguel.

El etnólogo alavés Joaquín Jiménez en aquella década era abad de la Cofradía de la Virgen Blanca: “recuerdo el día que rompieron la imagen como un día triste, de mucha pena porque nos dieron en lo más profundo del vitorianismo. Y recuerdo, sobre todo, la respuesta de los ciudadanos ese día y en el Rosario de la Aurora días después. Era un acto religioso que hasta entonces pasaba sin pena ni gloria y acudimos una multitud”. A los autores de aquel atentado vandálico, Jiménez les diría que si pretendían atentar contra un símbolo de la ciudad que consiguieron una respuesta que a día de hoy pasa por la presencia de miles de ciudadanos en el Rosario de la Aurora, y que la única pena es que se tuvo que proteger la Virgen con cristal blindado.

El párroco de San Miguel en aquellos años era Félix Uriarte, quien no dejó de preguntarse cómo no escuchó nada viviendo en la casa parroquial. Félix Nuñez, otro sacerdote que años más tarde ocuparía el mismo cargo, recuerda que se enteró por la radio, pero en su memoria no se borrará la respuesta de la gente. “Para cuando la Policía acordonó la zona, y antes de recoger los pedazos de la imagen esparcidos por la balconada, la cabeza decapitada había sido rodeada de ramos de flores. A partir de aquella idiotez, el Rosario de la Aurora se puso a tope”, señala. Pocos días más tarde, el 14 de marzo, se organizó este acto fuera de su tradicional 5 de agosto, y la masiva afluencia marcó un antes y un después. En 1997 se convirtió en la primera abadesa en la historia de la Cofradía de la Virgen Blanca, pero en 1982, Cristina Fructuoso estaba en la radio: “si sucediese hoy, se hablaría de un atentado contra el patrimonio artístico, pero entonces, aún tenía más peso la devoción”.

A partir de aquella fecha se fueron gestando las medidas de seguridad traducidas después en el cristal antibalas, que evitó grandes daños en sucesivos ataques que se dieron. El 24 de julio de 1984 se lanzaron contra la hornacina tres botellas de pintura. A raíz de entonces se adoptó la decisión de proteger la talla con un cristal, colocado en septiembre de 1985. El cristal evitó más daños en el ataque del 6 de agosto de 1986 y en el siguiente, en enero de 1987; dos fechas en las que hubo agresiones que sólo afectaron al cristal, que tuvo que ser sustituido. Por último, el 10 de junio de 2013 un fuerte impacto obligó a cambiarlo.

El actual abad de la Cofradía, Ricardo Sáez de Heredia, rememora los hechos: “Lo hicieron con intención de romper la convivencia, pero consiguieron una repulsa ciudadana masiva; nos sentimos atacados y heridos, pero no nos remataron”. A los aún desconocidos autores de los hechos, Sáenz de Heredia les diría que “Dios escribe derecho con renglones torcidos. Y les invitaría a conocer la Cofradía de la Virgen Blanca”. Y es que, todos los entrevistados recuerdan de manera especial la respuesta de la ciudad. A consecuencia de aquellos hechos, hoy, Gasteiz cuenta con dos imágenes de la patrona, una réplica exacta de la original que ocupa la hornacina y la imagen restaurada que puede visitarse en el Museo de Arte Sacro. - Vicente L. García