Labastida - La zona del viejo frontón de Labastida se está reconvirtiendo en un parque diseñado especialmente para los niños en el que se están eliminando las barreras arquitectónicas.
La alcaldesa, Laura Pérez Borinaga, explica que una parte tenía un suelo de caucho, de losetas, lo que provocaba que por las juntas se filtrara agua que se quedaba depositada bajo las losetas generando problemas de humedad y suciedad. Así que se ha renovado el caucho, instalando uno más moderno, de colores y de suelo continuo para mejorar la seguridad de los niños.
También se han renovado las farolas. Y se han eliminado tanto los alcorques y árboles que había repartidos por el centro del parque como la fuente. “Todo estos elementos eran un riesgo para los niños que, ahora, podrán correr y jugar a su antojo en un espacio diáfano”. Otra zona que ha quedado liberada de barreras ha sido el paseo que va desde la entrada de la cervecera hasta el espacio de columpios.
Todo ha quedado diáfano con algunos bancos en los laterales para que los niños puedan correr y las personas con problemas de movilidad puedan acceder sin dificultades. Ese paseo recorre lo que es la fachada del frontón.
La obra es una iniciativa del equipo de gobierno, que se realiza con financiación propia y que tendrá un coste de 120.000 euros, transformando completamente lo que es la entrada más utilizada por vecinos y visitantes a la villa.
Parada de autobuses También con financiación del Ayuntamiento se está terminando de completar la mejora de la pasada de los autobuses en la zona del restaurante Jatorrena. Se trata, en realidad, de una actuación sobre la carretera A-124 que, en este preciso lugar, sirve como travesía que cruza la localidad.
En ese espacio, los autocares tenían que realizar las paradas para recoger o dejar pasajeros, lo que llegaba a ocasionar problemas de circulación en ambos sentidos. Para solucionarlo se ha retranqueado la isleta que separaba la carretera A-124 y el hotel eliminando una zona de aparcamientos y estrechando esa calle paralela a la carretera.
De esa manera ha quedado espacio suficiente para las marquesinas y para que los buses puedan maniobrar sin dificultad y sin obstaculizar el tráfico, lo que redunda en una mayor seguridad en la zona tanto para los conductores como para los peatones y ciclistas. - Pablo José Pérez/ Foto: P.J.P.