vitoria - El proyecto de las dos lanzaderas de empleo de Vitoria arrancó en noviembre, con un trabajo intenso durante estas semanas. Así, aparte de las píldoras formativas, han trabajado con proyectos, de acuerdo a distintos objetivos, como la creación de una base de datos con todos los participantes, que cuelgan en Drive o comparten entre ellos por Whats App, para poder entregarla a todas las empresas interesadas. A mediados de enero comenzará la parte final de la lanzadera, que culminará con las visitas a empresas, de las que ahora mismo perfilan el mapa de empleabilidad con el objetivo de establecer un networking para que las compañías conozcan a sus 40 participantes.
Uno de ellos es Markel Bautista, de 29 años, que estudió Ingeniería de Organización Industrial e Ingeniería Técnica de Química Industrial se apuntó tras darse cuenta de que “su búsqueda de empleo no era tan efectiva como debería”. Y es que pese a su envidiable currículum y a haber trabajado en departamentos de Calidad y Medio Ambiente en el sector aeronáutico, “la mayoría eran becas y quería ya salir de ellas para buscar un contrato más serio”.
Así, después de que en julio se quedara en el paro se animó a apuntarse a estas lanzaderas de empleo, tal y como hicieron 200 personas que participaron en el proceso de selección, de los que finalmente 40 personas, como Bautista, fueron las elegidas. “Me está siendo útil para mejorar el currículum y me motiva la siguiente fase: la de llamar a las empresas, para tener un contacto más directo con la empresa”, especifica.
Para su compañero, Sergio Acha, de 31 años, Ingeniero Químico y técnico superior en Prevención de Riesgos Laborales “lo mejor es ampliar la red de contactos y conocer gente con la que te apoyas, además de mejorar el currículum”. De esta forma, ha visto que no estaba sol, en eso de “ir de beca en beca”, como le sucedía también a Bautista, “porque quería ya evolucionar en la vida”. La lanzadera, en su caso, le ha ayudado en la parte más personal, ya que, precisamente, es uno de los objetivos: mejorar la confianza y que conozcan mejor las posibilidades que tienen. Por eso, Acha no desperdicia la ocasión de difundir las lanzaderas de empleo para “invitar a las empresas a que nos vengan a conocer”, tal y como recomienda hacerlo uno de los murales colgados en su aula.
En el aula de la izquierda, la más intergeneracional, Gorka Valdecantos, de 49 años, cuenta que se animó a apuntarse a ella porque le parecía “un buen camino con herramientas más modernas” para buscar trabajo, que las que este técnico superior en Administración de Empresas, entre otros estudios, empleaba hasta entonces.
Gracias a su suegra se enteró de esta experiencia que “la recomiendo seguro porque parece que estar en paro es un estigma y aquí te das cuenta que no es tu culpa, viendo la alta formación de todos. Es volver a ser optimista y eso es muy importante”, remarca. - A. Salazar