las lluvias y el frío dieron ayer una tregua a Santa Cruz de Campezo y eso permitió que la Feria de San Martín, ya en su edición número 28, tuviera un carácter más multitudinario tanto en puestos de todo tipo como de visitantes, ya que la jornada invitó a desplazarse a muchas personas desde otros territorios, como se apreció por la gran cantidad de vehículos aparcados en los solares preparados por la organización de la cita.

Desde mucho antes del comienzo oficial de la feria, prevista para las diez de la mañana, centenares de coches fueron llegando a los terrenos cercanos a la zona industrial, dejando en Santa Cruz a miles de visitantes dispuestos a disfrutar de una jornada de exaltación de los productos de Montaña Alavesa y especialmente de los que tienen allí su cuna.

Como es habitual, los puestos se instalaron a lo largo de la larga calle que sirve de eje a la localidad, aunque el verdadero epicentro fue la plaza donde se encuentra el ayuntamiento, y bajo cuyos soportales se acomodaron los artesanos de la Montaña ofreciendo la morcilla, la miel, los quesos, los panes y hasta el aceite a la trufa. Por otra parte, pasteles, bollos preñaos, enormes cantidades de embutidos y jamones, conservas de todo tipo, licores, vino y txakoli compartieron espacio con las primeras alubias de la temporada, los hongos y las setas, junto a otros puestos de trabajos artesanales realizados principalmente en el territorio histórico.

Tampoco faltaron artesanos de otras zonas, como el aceite de oliva virgen de calidad amparada de Álava, los exquisitos patés que se elaboran en Elciego o en la localidad riojana de Nalda. Además, como ya se ha convertido en inevitable en los dos extremos de la larga calle que sirvió de paseo, se instalaron los consabidos puestos de los mercadillos, con ropas y juguetes en una gran cantidad como hasta ahora no se había visto. Especialmente llamó la atención el único puesto de flores y tiestos, colocado de tal forma que la propietaria de la casa, delante de cuya fachada se colocó, salía embelesada a pedir que dejaran allí las plantas para siempre.

10.000 asistentes Junta Administrativa y Ayuntamiento estaban satisfechos con la afluencia de visitantes y de expositores. Juani Musitu, presidenta de la Junta, contaba que “las cifras de participación han sido muy buenas, ha venido mucha más gente a exponer que años anteriores. Además, ha habido un poco de todo, alimentación, con verduras, dulces, salado, bacalao, aceitunas, y muchas más cosas. Nos ha acompañado el día, muy bueno, porque nos temíamos que después de las lluvias de estos días de atrás nos iba a perjudicar, pero no ha sido así. Ha sido un día muy bonito”, con más de 10.000 personas disfrutando del pueblo.

Por su parte, la alcaldesa Ibernalo Basterra también achacaba al buen tiempo la impresionante riada de visitantes. “A media mañana se veía un ambiente fenomenal, aunque a primera hora parece que le costó un poco. Al final ha habido un estupendo ambiente de feria, hemos librado del mal tiempo y hasta hemos tenido sol y estamos muy contentos de cómo se ha desarrollado”.

Varios fueron los espacios donde se distribuyeron las actividades. Las bolilleras, todas ellas de Santa Cruz de Campezo, de la asociación EGA y de la Asociación de la Mujer Campezana, se reunieron al fondo del frontón municipal dedicándose a entusiasmar a las y los curiosos que se quedaban tras ellas observando los ágiles movimientos de los dedos mientras trenzaban los hilos alrededor de las agujas, dando preciosas formas a sus paños o comentaban los numerosos trabajos que habían colgado de las paredes para disfrute de las personas que les gustan estos trabajos.

En el mismo frontón se instalaron artesanos llegados de muchos lugares. Unos tallaban la madera, otro preparaba los artilugios de la txalaparta, otro, cerca de la puerta, mostraba las tradicionales campanillas o badajos que se colocaban a la ganadería y así había una amplia representación de artistas capaces de crear pequeñas y grandes obras con las manos. En ese lugar, otro foco de atención fue un expositor donde se fueron colocando los platos preparados para el concurso de gastronomía, tanto de platos generales como de postres, un total de 19 creaciones que recibieron premios en forma de productos de Montaña Alavesa, patrocinados por La Trufa de Álava y Bodegas Señorío de Arana, de Rioja Alavesa.

Y como no podía ser menos, hubo una interesante muestra de ganado, indispensable en toda Feria de San Martín, que fue relativamente pequeña, pero interesante por la variedad de animales: varias clases de vacas, de ovejas y de cabras, así como una inmensa cerda con sus cerditos, que fue la que concitó el mayor número de críos a su alrededor mirando cómo se acostaban junto a su madre y cómo se movían a su alrededor. También se realizó una pequeña exhibición de doma de perros en un terreno cercano, ya que no se pudo utilizar el campo de fútbol que acaba de recibir una importante transformación. Asimismo, en la plaza, se concentró la degustación de pintxos de Montaña Alavesa y fue también el espacio de las paradas que realizaron los gaiteros y el recinto de algunos bertsos interpretados por varias personas.

aficiones Otras personas abrieron sus bajeras para mostrar sus aficiones, como Alejandro Larretxi, un tallador de madera que recordaba que “esta feria no tiene absolutamente nada que ver con la antigua”. “Anteriormente la gente de los pueblos de alrededor venía con cosas que se hacían en las casas, en plan aficionados. Era lo que se exponía. Y lo que menos interesaba era la cosa lucrativa, porque los objetos se hacían en los pueblos, tanto de alimentación, como de trabajos de artesanía, o la forma de criar al ganado, las herramientas que se utilizaban en el campo?”, remarcaba.

Contaba Larretxi también que “la gente venía de muchos pueblos, aunque especialmente de los más cercanos”. Sin embargo, “la feria cayó cuando se publicaron las normativas por las que la gente que exponía tenía que tener unos permisos especiales de Hacienda, de la Diputación, de no sé qué? y la gente dejó de venir porque había mucho riesgo de que los denunciasen por competir con el tema comercial. Por eso la gente se fue retirando y en vez de ser una feria de artesanía, que es lo que era, se ha quedado en una feria de comercio”.

Aquellas ferias tenían un público fiel. “Entonces venían muchas personas, incluso de otros lugares, para ver lo que se hacía en esta zona, sobre todo la artesanía de madera, cerámica o de hilar y tejer”. Ahora llegan muchos más y de más lejos.

La Feria de San Martín está organizada por el ayuntamiento de Campezo, la Junta Administrativa de Santa Cruz de Campezo y la Asociación de Desarrollo Rural Izki y cuenta con la colaboración de la Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa y Fundación Vital y el patrocinio de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, Gobierno vasco y Hazi. También colabora la Diputación Foral de Álava, así como otras muchas instituciones y entidades.

La presidenta de la Junta Administrativa se mostró muy satisfecha por la afluencia de comerciantes y visitantes.

La alcaldesa de Campezo celebró que ya desde media mañana se vio “un ambiente fenomenal”.

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Ediciones cumplió ayer la Feria de San Martín, que tuvo una respuesta multitudinaria.