Vitoria - Concluida la ajetreada noche de Halloween, la mañana del día de Todos los Santos dio comienzo con un aviso de la Policía Local sobre retenciones a la entrada del cementerio de El Salvador, recomendaciones de empleo del transporte público y calma en las inmediaciones de Santa Isabel, donde los puestos de flores comenzaban a llenar la acera. El sol lució desde primera hora, lo cual animó a muchos indecisos a acercarse a los camposantos y rendir el tradicional homenaje a los que ya nos dejaron.
Pilar y su marido se encaminaban, ramo de flores en mano, hacia el acceso principal de Santa Isabel con la intención de visitar el lugar en el que reposan su hermana y su sobrino. Ella recordaba que desde el fallecimiento de ambos siempre visita la tumba familiar, el pequeño panteón, el día de Todos los Santos, aunque reconocía que no es la única ocasión que se acerca por el camposanto. “Hay mucha gente que sólo viene por aquí en este día, pero yo, como vivo en el barrio, me suelo acercar de vez en cuando sólo para hacer una pequeña visita, aunque no traiga flores ni nada”, señalaba.
Aunque el cementerio mostraba ayer su mejor cara, reconocía que en algunas ocasiones la falta de limpieza afea su aspecto. “Hay veces que está un poco descuidado y da pena verlo sucio. El Ayuntamiento debería estar un poco más encima de estas cosas, porque no deja de ser una cuestión de respeto”, opinaba.
Eusebio y su esposa también madrugaron ayer para darse un paseo por Santa Isabel, si bien puntualizaban que no tenían a ningún familiar allí, sino en el de El Salvador. “Venimos por costumbre, a pasar la mañana. Paseamos un poco por aquí y luego cogemos el autobús para llegar al cementerio nuevo, que es donde realmente tenemos a la familia”, detallaba. Los grupos de personas caminando por las calles del céntrico camposanto le resultaban agradables, “ya que habitualmente esto está más desangelado”. “Es un día triste -reflexionaba- en el que recuerdas a las personas que ya no están, pero es ley de vida. Tarde o temprano nos llegará a todos”.
Javier y Maite, un matrimonio joven, tampoco tenían a nadie que visitar en Santa Isabel porque las familias de ambos residen fuera de Vitoria, pero señalaban que suelen aprovechar de vez en cuando para acudir al cementerio para dar un paseo. “Es un lugar bonito y tranquilo, nos gusta mucho”, reconocían. Un recinto que en el día de Todos los Santos aún luce “más especial” y genera “una especie de sentimiento de comunidad”.
Elena, al frente de su puesto, despachaba crisantemos a cinco euros, centros de flor cortada a diez y ramitos a cinco. A media mañana apuntaba que las ventas marchaban “poco a poco” y aguardaba con paciencia a que llegara la hora fuerte, allá por las doce y media o la una. “Depende un poco de los horarios de las misas, porque la gente que viene por aquí es sobre todo creyente”, revelaba. Con puesto estable en los mercados de Lakua y Simón Bolívar, echaba por tierra el mito de que en estos días se encarece el producto. “Nosotros lo hemos bajado un poco, de ocho a cinco euros, porque tiene que salir hoy.
En el stand contiguo, Anabel indicaba que había venido desde Landabaso, en la localidad guipuzcoana de Rentería, para vender sus productos en Vitoria. Informaba que, desde hace ya más de dos décadas, el crisantemo es la flor por excelencia de la jornada y recordaba, a renglón seguido, que la crisis ha afectado y aún sigue afectando mucho al sector. Ello, unido a la “competencia desleal” de bazares y grandes superficies, complica mucho la vida de los pequeños horticultores. “No podemos luchar contra quienes bajan los precios por debajo del coste de producción”, lamentaba.
Por ello, la mayoría de sus tarifas oscilaban entre los ocho, diez y doce euros. También ofertaba pequeñas macetas económicas con pensamientos a 1,20 euros, y hermosos centros de gladiolos y crisantemos de 30 y 45 euros. Sorprendentemente, estos últimos estaban gozando de buena aceptación entre los visitantes y Anabel se mostraba satisfecha. “Hace bueno y la tradición se mantiene. Si cubro gastos y saco algo de beneficio estaré más que contenta”, aseguraba.
Una jornada de recogimiento que sin duda contrastaba con lo vivido el día anterior, donde los maquillajes y las calaveras lo eclipsaron todo. Así, por ejemplo, la asociación de vecinos de Ibailakua -Ibaiondo y Lakuabizkarra- celebró el martes la primera edición de sus fiestas con una excepcional asistencia y un ambiente inmejorable. Además de ofrecer espectáculos, fiestas y hasta una disco móvil para los más pequeños, de cara al día de ayer programaron un torneo de mus y, a continuación, la proyección de la película Cuentos de Halloween en el teatro del centro cívico. Un plan no apto para corazones sensibles.
El Salvador. Los accesos al cementerio de El Salvador registraron retenciones desde primera hora del día y la Policía Local recomendó desplazarse en transporte público.
Santa Isabel. La llegada de familias al cementerio de Santa Isabel resultó mucho más tranquila y escalonada, totalmente fluida a lo largo de la mañana y con más movimiento a partir de las 12.30 horas.
Esta vecina que se acercó a Santa Isabel a primera hora lamentó que en ocasiones el camposanto tenga mal aspecto y reclamó a los responsables municipales que “estén más encima” de estas cuestiones.
En la puerta del cementerio de Santa Isabel, Elena, florista con puestos en los mercados de Lakua y Simón Bolívar, aseguraba que la creencia de que los precios suben en el día de Todos los Santos es falsa.
Llegada desde la localidad guipuzcoana de Rentería, esta horticultora lamentaba ayer la competencia “desleal” que, aseguraba, practican las grandes superficies y los bazares con la venta de flores en Todos los Santos.
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Euros costaba comprar una pequeña maceta de crisantemos a la entrada del cementerio. Algunos vendedores rebajaban ligeramente hasta los 5 euros “para darle salida en el día”. Los centros más vistosos salían por entre 30 y 45 euros.