Vitoria - La jornada vespertina de ayer en Olarizu estuvo marcada por el olor y sabor de los 240 kilos de ternera de Eusko Label que fueron desgajados en cerca de 1.500 pintxos solidarios. Un año más DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA colaboró en esta iniciativa que, con aportaciones voluntarias de un euro por cada comensal, va a servir para ayudar y mitigar los efectos y secuelas de la crisis a aquellas familias que más se están vendo afectadas por el azote de la crisis. Cáritas será la encargada de repartir y destinar los fondos ayer obtenidos en un acto que ya es tradición cada romería de Olarizu. Organizado por la iniciativa la solidaridad no está en crisis, colaboraron también Panaderías El Talo, Radio Vitoria, Lankide y Bell Comunicación.

Hubo que esperar a las seis de la tarde para empezar a saborear los frutos de un lento y arduo trabajo que comenzó doce horas antes. Desde las seis de la mañana, todo un experto, como Carlos Ibarrondo, en este tipo de asados empezó a preparar las brasas con el mejor carbón vegetal para que la carne de la sabrosa ternera empezara a tostarse por fuera y adquiriendo el punto necesario en el interior a un ritmo de asado idóneo. Sólo de esta manera es posible saborear las texturas de una carne con el sello de autenticidad que proporciona el distintivo Eusko Label. Su laborioso cometido fue uno de los puntos que concitó la atención a lo largo de la mañana por lo espectacular de una acción como voltear una pieza de semejante envergadura. El olor desprendido durante las fases de asado fue reclamo de los escasos asistentes que pulularon por la campa antes de la alubiada. También sacaron provecho del calor que desprendía la gigante parrilla para encontrar un punto de calor en una desapacible matinal con gotas de agua incluidas.

En el punto álgido de la jornada y con una mayor presencia de romeros durante el tramo vespertino, empezaron a formarse las ordenadas hileras de comensales, ansiosos por degustar el bocado. Una vez que arrancó el reparto, empezaron a despacharse de manera vertiginosa las raciones elaboradas para satisfacer todos los estómagos. Los más de 1.500 pintxos preparados empezaron a desaparecer de las meses en las que se mostraban organizados. Durante más de una hora y media el epicentro de la fiesta se desplazó a este punto de la carpa en el que todos los presentes saborearon una carne de elevada calidad. Además lo hicieron como la mejor ayuda para mostrar su solidaridad de una sabrosa manera con todos aquellos que lo están pasando mal en estos duros tiempos. - DNA