Amurrio - Una de cal y otra de arena. Ése podría ser el resumen de la primera parte de la séptima campaña de intervención arqueológica en el yacimiento romano de Elexazar en Amurrio que, dirigida por el investigador Juanjo Hidalgo, se ha desarrollado durante la primera quincena de julio en este paraje situado a 550 metros de altitud, y dentro de un espacio forestal público de media montaña.
La intención de este año era trasladar los trabajos de excavación a la zona más alta y boscosa del yacimiento en busca de nuevas estructuras tras haberse descubierto un derrumbe en forma de media luna bajo el que se creía podían aparecer restos de algún edificio. Sin embargo, “al levantarlo no había nada, salvo una zona rojiza con indicios de haber sido sometida a fuego, y otra base de un muro derribado por un árbol”, explica Hidalgo, a quien esta situación le desmontó totalmente el proyecto de este año, y se vio obligado a solicitar nuevos permisos para seguir excavando en otra zona en la que “no pensábamos intervenir hasta el año próximo”, subraya.
Ha sido precisamente en esta otra área de Elexazar donde se han obtenido resultados interesantes, ya que han sacado a la luz un muro de 16 metros de largo que une construcciones halladas en pasadas campañas y que habla de un edificio grande. “Es el muro más largo que hemos encontrado. Habrá que ver los recintos que salen y cómo se estructura porque cierra el yacimiento hacia el oeste y, de alguna manera, crea como una especie de gran plaza, con probablemente una calle, entre las construcciones que denominamos 1 y 2, y 3 y 4. En definitiva, un urbanismo en torno a una plaza que, lejos de resultar poco atractiva, ahora resulta mucho más interesante porque es el centro neurálgico del poblado”, relata Hidalgo.
Y es que éste ya se esta relamiendo ante la posibilidad de que en el subsuelo de esta hipotética plaza aparezca “una especie de basurero o zona en la que se tiran cosas, tales como cerámica u objetos que se rompen” que pueden resultar de gran valor para avanzar en el estudio de este poblado. Los trabajos realizados hasta ahora refuerzan la hipótesis de que se está ante un vicus o vico. Una aldea rural creada por los romanos en altura, que estuvo habitada desde finales del siglo I hasta el año 235-240 de nuestra era y que formó parte de la demarcación administrativa del Imperio romano conocida como Autrigona.
Algunas de sus estructuras están ya al descubierto. Tres de ellas muy potentes y bien determinadas y, en torno a ellas, un urbanismo y un centro de producción “no sabemos aún si de ganado o de qué”, matiza el director de los trabajos, que estima que hay labor como para otras dos campañas, por lo menos, ya que aún faltan por salir a la luz asuntos tales como el sistema por el que se surtían de agua, por poner un ejemplo. “Hay que imaginar que es un puzzle de unas cinco mil piezas de las que se han conservado 150, y con ellas nos tenemos que hacer idea de cómo era el conjunto”, esgrime quien, en la segunda quincena de agosto, retomará la campaña por espacio de otra semana.
Como en la primera fase darán por bienvenidas las manos de todas las personas mayores de edad que se presten a colaborar. “Algunos de los que ya han estado este mes van a repetir y tengo gente en espera, pero la lista sigue abierta”, informa Hidalgo, gratamente sorprendido por la respuesta recibida desde puntos de toda Euskadi. No en vano, han sido en torno a una veintena y procedentes de lugares tan dispares como Durango y Morga en Bizkaia, o Argómaniz y Vitoria-Gasteiz en Álava, aunque han recibido llamadas hasta de Donostia. “El clima de trabajo ha sido enriquecedor, desde un profesor de Vitoria, ya jubilado, que ha cumplido su sueño de colaborar en una excavación arqueológica, hasta un chaval de 16 años de Llodio apasionado de la historia y súper interesado por todo”.
Voluntarios. Los trabajos realizados en el yacimiento de Elexazar son significativos, ya que han sacado a la luz un poblado romano de altura. Gran parte del trabajo lo realiza personal voluntario.