VITORIA - Los días de jolgorio a los que espera la ciudadanía cada año por Santiago y La Blanca llegan en 2017 en medio de un enrarecido ambiente por la escisión en las cuadrillas de blusas y neskas. El hasta ahora único colectivo que agrupaba a los más de 4.000 integrantes ha perdido a siete de sus integrantes, pero apuesta por mantener la vista al frente y seguir trabajando.

¿Cómo está el cuerpo a menos de diez días del ensayo general de las fiestas y el Día del Blusa?

-Con los nervios de última hora y preparando la última traca para empezar. Todo está ya preparado y hecho. Es ahora tiempo de cuadrarlo, revisar horarios de algún acto, recordar a las cuadrillas que se apunten a las actividades y hacer que todo encaje bien.

Van a ser sus primeras fiestas como cabeza visible de la Comisión de Blusas y Neskas. ¿Siente alguna responsabilidad o vértigo especial por este hecho?

-Distinto sí que va a ser desde el punto de vista del cargo que ocupo desde el nombramiento de octubre. A buen seguro con bastantes más nervios que son evidentes en toda esta fase previa de preparación y recta final. Va a ser, sin duda, diferente y espero que mejor, aunque por ahora estoy tranquilo porque tengo a mi alrededor gente de la junta que me está ayudando bastante y estoy muy cómodo con ellos. Los cambios que me pueda suponer, ya se irán viendo sobre la marcha. Probablemente para el día de Santiago, igual no puedo ni estar debido a una operación de tendón rotuliano justo el lunes 24 de julio.

El anterior presidente, Luis Izaga, ya aludió a la desunión en el colectivo al abandonar el cargo. ¿Sus palabras fueron un adelanto de lo sucedido después en la comisión?

-Ahora mismo el trabajo dentro del colectivo se sigue desarrollando con normalidad, después de la salida de esas siete cuadrillas. La gente está a gusto, aunque siempre va a haber opiniones encontradas y para eso estamos en la comisión, para arreglar esas cuestiones e ir todos a una.

No está siendo un mandato sencillo con todo el revuelo producido con la marcha de las cuadrillas que han constituido la federación.

-Cada mandato tiene sus asuntos complicados, y haciendo un repaso en todos se aprecia que han existido históricamente esos denominados marrones. Ahora toca afrontarlo como una cuestión más y tampoco es cuestión de darle más vueltas.

¿Para alguien que no haya seguido toda la polémica donde se sitúa el inicio de este desencuentro entre los blusas y neskas?

-El origen no lo tenemos muy claro. La federación alude a unas cuestiones, la comisión señala a otras. Pero más allá de esa cuestión no nos fijamos en ese número de cuadrillas que han salido del colectivo. El objetivo no es mirar hacia atrás, sino seguir trabajando como lo hemos hecho hasta ahora. Todos estamos en la comisión bastante unidos y toca mirar hacia adelante.

Ha habido intentos del Ayuntamiento por volverles a reunir, pero los intentos han sido baldíos.

-No ha habido manera de llegar a un acuerdo. Hubo dos reuniones con el Ayuntamiento saldadas sin un punto de encuentro para volver a unificar la comisión. Ahora ya lo único que nos queda es mirar hacia adelante y que cada uno trabaje en lo suyo.

La Comisión de Blusas y Neskas mantuvo hasta el pasado día 9 su propuesta para volver a unir al colectivo. ¿Cuáles eran las bases de ese documento?

-Era una propuesta pública que trasladamos al Ayuntamiento y que contemplaba volver a empezar todo como desde el día anterior a la salida de esas siete cuadrillas. Ellos no aceptaron, supongo que tendrán sus razones, y ahí quedó la propuesta que no respondieron y la intención de seguir adelante con la federación.

¿El Ayuntamiento les ha hecho ver que sería algo negativo afrontar las fiestas en ese clima de desunión y división?

-El departamento de Cultura tiene sus razones para intentar aunarnos a todos, como también la comisión y la federación defendemos lo nuestro con sus posiciones para ir a una mesa de negociación. Remarco, de nuevo, que no miramos hacia atrás y lo que hay que hacer es mirar hacia adelante y al futuro.

A pocos días vista de las grandes celebraciones ¿entenderá Vitoria y su ciudadanía esta división en el colectivo de blusas y neskas?

-Más que una cuestión de entender o no entender, es algo que hay que aceptar y que esto no empañe las fiestas. Además espero que no afecte al clima y ambiente que se pueda ver por las calles y rincones de la ciudad tanto a la mañana, al mediodía o por la noche.

¿Cómo han quedado las relaciones entre la comisión y la federación?

-Existen las tensiones típicas que puede haber en cualquier negociación. Al final, nosotros les conocemos a ellos, y ellos también nos conocen a nosotros. Nos vemos por la calle, nos juntamos y nos hemos visto durante años, sin que trascienda nada más allá.

¿A nivel organizativo supone mucho cambio ser 19 cuadrillas en lugar de 26 como si fueran un único grupo?

-A nivel organizativo significa perder ese número de actos que organizan esas cuadrillas que ahora ya no están. Sin embargo, como comisión seguimos organizado el mismo número de eventos, además de los específicos que cada una continúa llevando a cabo. Salvo que alguna proponga algo nuevo o ya no lo lleve a cabo, no hay más novedades ni cambios. En el momento en el que ya no forman parte de la comisión organizarán sus propias acciones.

El departamento de Cultura ha reafirmado que para este año 2017 la comisión mantiene la gestión de la txosna del Machete, además de ser la destinataria de la subvención que concede el Ayuntamiento.

-Era la propuesta que estaba sobre la mesa, no sé si la más lógica, y que estaba planteada antes de que pasara todo este tema. El Ayuntamiento ha optado por esa dinámica de mantener el global del dinero a nuestro colectivo. Se nos ha comentado que se firmará el convenio en breve, pero no tenemos más detalles ni sobre el importe, ni otro tipo de cuestiones. Se trata de una cantidad cercana a los 70.000 euros, a repartir entre las 19 cuadrillas. Se reparte una cantidad fija a cada grupo y en años previos ha venido a ser una media de 3.000 euros a cada cuadrilla, para sufragar los gastos y mayoritariamente la música para las fiestas.

Al margen de las siete cuadrillas que han abandonado el colectivo, tienen una nueva alta con el nacimiento de Siberiarrak.

-He leído que surgen como parte de lo que han sido los Biznietos de Celedón y que luego también habrán llegado gente de otras procedencias. Desde su nacimiento han estado bajo el amparo de la comisión.

Está reciente esa escisión con la creación de la federación. ¿Temen que en el futuro haya más cuadrillas que opten por sumarse a ese nuevo colectivo?

-No creo, aunque es una cuestión que habrá que ir viendo y valorando con el paso del tiempo. Como ya he dicho antes, la unión dentro de la comisión es bastante fuerte y, de momento, no nos tememos nada de eso. Que puede existir dentro de un tiempo o suceder lo contrario, es algo que se irá viendo. En 10 años esto de las cuadrillas cambia mucho y que haya una directiva u otra hace variar la posición de la cuadrilla. Ahora mismo en la comisión seguimos trabajando igual, a gusto y con el apoyo de mi junta y otra gente que me echa un cable para encargarse de otras cosas.

¿Se esperaba que fuera así el cargo y trabajo de presidente de la comisión?

-No me lo esperaba de ninguna manera. Era una cosa que había que ir viendo en función de que llegara el momento de acometer el trabajo. Por ahora estoy contento, aunque llegan momentos en los que hay agobio por el tema de papeleos o ir a pedir permisos. La verdad que no me esperaba asumir el puesto. Una vez que dimite el anterior responsable, Luis Izaga, entramos por rotación cuatro cuadrillas y entre esas cuatro se decidió el reparto de cargos. Muchas veces se usa el nombre de presidente, pero yo lo referiría más como un representante de la comisión. Realmente no tengo ningún poder para firmar nada si la comisión no me da su beneplácito.

Son un grupo de 19 cuadrillas tras la salida de esas siete ¿qué media de personas toman parte en cada una de ellas?

-La media en cada uno de los grupos es variada. Van desde las 80 personas, hasta las más numerosas que superan las 300. En total seremos un colectivo de 3.000 personas. Luego también hay que ver si hay altas y bajas en un tiempo en el que se están cerrando las listas en cada cuadrilla y apoyos en forma de colaboraciones.

¿Esa financiación externa qué parte de los ingresos supone como apoyo a la subvención?

-Hablo por el caso concreto de mi cuadrilla, Txirrita. Nosotros no publicamos ningún tipo de revista, pero tengo entendido que en esas publicaciones hay una tarifa que oscila entre los 50 y 200 euros, según el tipo de anuncio. En nuestro caso, más que aportarnos dinero, los patrocinadores nos ayudan con cuestiones como los bocadillos. Portamos el patrocinio del bar, y en lugar de entregarnos una cantidad de dinero nos aplica un descuento al comprometernos en que acudimos allí todos los días un elevado número de gente.

Son en total unas 3.000 personas. ¿Detecta que el sentimiento de ser blusa o neska se mantiene o sube?

-En Txirrita ha habido 12 nuevas incorporaciones recientemente y no nos consta que vayan a darse bajas, más allá de la gente que por una causa concreta no pueda salir por cuestiones de trabajo o ponerse enfermo. Viendo las cifras de los últimos años, el número de blusas y neskas va hacia arriba. Parece que a la gente es algo que le atrae. También es verdad que, como en todo, siempre hay que renovarse e inventar cosas nuevas.

Las fiestas de 2017 serán especiales por circunstancias como la ausencia de los toros, la kalejira al Iradier Arena y el destierro del vidrio en la subida y bajada de Celedón.

-Al final todo es cuestión de adaptarse a los cambios. En el tema del vidrio en la Plaza de la Virgen Blanca y los toros, es una cuestión del Ayuntamiento y no creemos que haya que darle más vueltas. Se propone no programar los toros, tras quedar desierto el pliego que se sacó, mientras en el vidrio hay incluso unos recipientes alternativos y diferentes. Ahora es cuestión de ver cómo funcionan y encajan estas alternativas y si no funcionan buscar otras, llegado el caso.

Otro cambio es la sustitución del paseíllo por la kalejira de las cuadrillas al Iradier Arena.

-Si, es otro de los cambios después de figurar durante años como la ida y vuelta a los toros, que ahora se renombra como kalejira de ida y vuelta. Al final no va a cambiar porque el recorrido es el mismo, las cuadrillas lo harán danzando y bailando. Por mucho cambio de nombre, el fondo es el mismo.

Tampoco habrá corridas de toros ante la bajada continua en el número de espectadores.

-Yo nunca he ido a los toros y el número de espectadores parece que ha influido en la decisión. También nos ha comentado el Ayuntamiento que el concurso para gestionar la feria quedó desierto y han debido buscar una alternativa. Se mantienen las vaquillas durante tres mañanas y también un espectáculo de Gran Prix y recortadores, como espectáculos que el Ayuntamiento ha decidido mantener.

Se ha dotado de contenido al Iradier Arena. ¿Desde el Ayuntamiento han contactado con ustedes para garantizar que las gradas tengan un buen aspecto?

-La elección de entrar o no va a ser de cada cuadrilla, pero queda la decisión final a expensas de cada una, al igual que sucedía con los toros. Nos preguntó el Ayuntamiento las ideas que teníamos, se las comentamos y ellos lo sacaron a concurso público y fueron las empresas las que pujaron. Respecto a la decisión de adopte cada una de las 19 es algo que tampoco hemos comentado, pero es una decisión propia y algunas pueden entrar a unas cosas y a otras no.