VITORIA - Las calles más céntricas de la capital volvieron a escuchar ayer al mediodía el sonido de los cascabeles de las más de 400 personas que tomaron parte en la edición número 22 de esta carrera solidaria inclusiva organizada por la Organización Nacional de Ciegos de España (Once). El evento sirvió además para reconocer el trabajo de la Fundación Valle Salado que fue galardonada, por votación popular, con el Cascabel de Oro, como máxima distinción que concede la organización. Le correspondió a su presidente, Andoni Erkiaga, recoger el premio de manos del director de la agencia de la Once en Vitoria, Rafa Ledesma, para cerrar la mañana.

Un año más, desde la Once se quiso trasladar a la sociedad vitoriana los contratiempos que afrontan las personas con problemas de visibilidad para llevar a cabo una actividad normal. Durante mil metros los participantes, repartidos en parejas, tuvieron que afrontar la totalidad de la prueba unidos por un testigo o cuerda, llevando uno de ellos un antifaz y portando un cascabel como señal orientativa para guiar al compañero privado de visión.

La prueba con fines solidarios contó con una amplia representación de la clase política vitoriana y alavesa. Estuvieron presentes la consejera de Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, junto a su homóloga en el ejecutivo foral, Marian Olabarrieta, y el concejal del mismo área del Ayuntamiento, Peio López de Munain. Se animó también el subdelegado del Gobierno en Álava, Antón Sáenz de Santamaría y concejales del PP como Ainhoa Domaica. - Jose L. del C.