Como si fuera el recinto del Real de la Feria de Sevilla, los alrededores del Centro Andaluz Séneca de Vitoria están clonados como su hermano mayor de la capital andaluza y donde se suceden las jornadas festivas.
Hasta el sol quiso sumarse ayer a la mañana para alumbrar y dar esplendor a los actos centrales de la jornada. Vino a desquitarse, de esta manera, el astro rey de su notable ausencia del viernes, cuando el encendido de la Feria quedó deslucido por las nubes y lluvia intensa que cayó sobre Vitoria durante esas primeras horas que concluyeron entre rumbas y sevillanas entrada ya la madrugada del sábado.
Costó ayer volver a recuperar la actividad junto a la delegación que aglutina a los andaluces de la capital alavesa. Las barracas y variados puestos fueron el reclamo en las primeras horas para los más pequeños que disfrutaron de los carruseles y atracciones bajo la atenta supervisión de sus padres. La hora del aperitivo sirvió para que los trajes más típicos empezaran a desfilar con rumbo al edificio del centro Séneca. Todos llegaron puntuales para el concurso de sevillanas en el que se dejaron ver las habilidades de unos participantes con muchas horas sobre las tablas y curtidos en estos bailes. En todas las parejas participantes fueron las representantes femeninas las que brillaron y lucieron sus trajes de gala, ataviadas con todos los complementos de pies a cabeza.
El gasto de fuerzas se vio recompensado con un buen almuerzo y la posterior y jugosa sobremesa con todo tipo de anécdotas. Ya por la tarde, a las 18.30 horas, llegó la actuación del grupo de baile Raíces del Sur que llenó de sonido el barrio de Lakua durante una tarde bajo la amenaza de las nubes, de nuevo. La segunda noche transcurrió con la actuación del grupo rociero Almazara, hasta que a las tres de la madrugada cesó el sonido.
Hoy se vive la última jornada de esta feria en el exilio vitoriano con la apertura del recinto a mediodía, y las actuaciones, hasta que a las nueve de la noche concluya.