Galarreta - La Large White porcina es lo que un Ferrari a un coche. Estos cerdos blancos, de gran longitud y orejas erguidas, son el sueño de todo ganadero, por sus grandes camadas, abundante producción de leche y por tener un instinto maternal de matrícula. De estos animales salen excelentes cortes, con tocino y carne de calidad, lo que les convirtió desde sus inicios en una raza bien establecida y superior, que ha dejado huella en el sector porcino. Esta especie se originó en el condado de Yorkshire (Inglaterra) y actualmente es uno de los gorrinos más populares, si se tiene en cuenta que los llamados Yorkshire, en Estados Unidos y Canadá, son los descendientes directos de los Large White. Pero, pese a que la raza está extendida por medio mundo, pocas son las explotaciones que pueden permitirse el lujo de contar con la pureza de la Larga Blanca. Álava, en cambio, no sólo cuenta con una de estas granjas sino que la tiene en todo su esplendor o, incluso mejor, en su cumbre genética, al criar y reproducir solamente aquellas hembras de Large White que tienen las mejores características físicas, como camadas prolíficas, con alto rendimiento en crecimiento y engorde, además de una alta resistencia que asegura su adaptación a distintos ambientes, como prueba de los esfuerzos en investigación en el rendimiento del ganado por los que apuesta la Diputación de Álava.

En este caso, esta granja tan especial se encuentra en la localidad de Galarreta y se llama Arri-Turri, debido a la fuente de piedra que tienen en esta localidad alavesa. En ella se hace un alto grado de selección genética que garantiza el progreso de esta raza en todo su potencial hasta tal punto que sorprende a todos los que conocen de su existencia en estos lares. “Yo sólo produzco madres, es un programa genético totalmente separado de la línea de verracos, y las vendo a España y Portugal”, explica Aurelio Sáez de Vicuña, copropietario de esta innovadora granja, junto a Juan Mari López de Guereñu, en la que trabajan media docena de empleados. A Sáez de Vicuña lo que le da dinero es la venta de sus cerdas que ha conseguido criar y reproducir en su finca y que están mejoradas genéticamente en todo su potencial. “Elegí a las cerdas Large White porque es una raza hiperprolífica, puede dar hasta 16 lechones, si todo va bien y destetar a 13, pero además es muy buena madre, porque atiende muy bien a las crías”, argumenta. En total, hay 330 madres en producción. Sus apreciadas hijas se venden a una media de 600 euros, aunque la explotación tiene una capacidad de 3.000 plazas para engorde y selección más otras 780 de destete.

Este copropietario de Arri-Turri, llevaba “años” trabajando con otra empresa genética, “pero nada que ver con este nivel”. Antes de 2012 siempre hacía sementales (verracos), pero ahora sólo se dedica a hacer madres. Para entender en qué consistía una granja con cerdos mejorados genéticamente, Sáez de Vicuña, que en total lleva 40 años dedicándose al sector porcino, no dudó en viajar a Holanda y Dinamarca, donde ya existían proyectos parecidos con el deseo de implantar esta finca novedosa en Álava.

Pero especializar su producción de cerdos en el programa genético, no fue fácil. “Piden unos niveles de sanidad muy altos, pero a mí me gusta hacer cosas nuevas y veía que tenía puntos a favor. La densidad de la cabaña porcina ha bajado mucho, hace 35 años había cerdos en todos los pueblos, pero ahora no y, además, mi granja está muy bien ubicada para dedicarme a ello, a 28 kilómetros de la más cercana”, apunta.

La elección de la explotación porcina en la localidad de Galarreta no fue al azar. Se encuentra en una ubicación privilegiada, totalmente aislada de otras, para evitar el riesgo de posibles contagios, por lo que el mantenimiento del máximo estatus sanitario está más que garantizado. A ello también se añaden las características de sus instalaciones, ya que, además de una localización envidiable, también cuentan con la ventaja de no tener ventanas, usando ventilación artificial, “para evitar así que entren pájaros o insectos transmisores de enfermedades”, añade Sáez de Vicuña. Además, las visitas no sólo están limitadas, sino que deben pasar estrictos controles, como ducharse antes de acceder a la granja, y ponerse un uniforme adecuado que evite la entrada de todo tipo de patógenos, infecciones y bacterias que den al traste con este delicado proyecto.

Cada seis u ocho semanas acude, desde Barcelona, Gemma Mas Reixach, directora técnica de la empresa de genética porcina UPB Genetic World S.L., para que esta licenciada en Veterinaria por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y doctora en Producción Animal, revise que toda la mejora genética se haga adecuadamente. Junto a ella, otro compañero se encarga del testado. Además, cada cuatro meses el Estado obliga a hacer un control oficial, mediante 60 muestras de sangre para saber si los animales tienen enfermedades. “La línea de Sáez de Vicuña de Large White de nuestra empresa sólo está en Álava de todo el Estado”, añade esta profesional en el último de sus desplazamientos a tierras alavesas.

Ventajas de la selección Los primeros súper ejemplares de Ari-Turri vinieron desde Francia, donde se encuentra la empresa matriz, Choise Genetics, de la que UPB es el representante español.

El semen de los mejores machos de Francia se lleva hasta la granja de Sáez de Vicuña, aunque “otras veces se obtiene del centro de inseminación de UPB o de los machos nacidos de las súper cerdas y que han pasado todas las cribas”.

Un ciclo, en general, de gestación de estas cerdas mejoradas genéticamente, es de unas 20 semanas (unas 16 semanas de gestación más otras tres de lactancia). Al de 21 días, aproximadamente, de destetarse, los lechones pasan a una zona llamada de transición: “Están allí seis o siete semanas y pasan a la zona de engordes”, aclara Mas Reixach.

En Arri-Turri también miman la alimentación que se da a los cerdos. “Comen papilla, como los niños pequeños”, explica uno de sus socios. Estas sopas, una mezcla de papilla y agua, son controladas por un ordenador, encargado de verter la cantidad exacta que necesitan los animales mediante diferentes tuberías.

Cuando las cerditas cumplen los ocho meses y medio, llega el momento de reproducirlas mediante inseminación artificial. “Nunca es una monta natural porque transmite enfermedades y porque con un mismo verraco inseminas a 250 madres, y si es natural a 20”, remarca Mas Reixach.

Mediante una selección de los mejores puntos fuertes de la Larga Blanca se consigue mejorar la raza. Y, para muestra, el dato que ofrece Mas Reixach: “Antes, lo normal era que una camada destetara once animales y ahora se consiguen dos lechones más por camada. Teniendo en cuenta que la media de partos al año de estos cerdos es de 2,4, podemos conseguir cinco lechones más al año”.

Otro punto fuerte de este programa de selección genética es el índice de conversión, que es lo que necesita comer un animal para poner un kilo de carne en el mercado. “Hace unos 15 años en cerdo industrial era de 2,6 kg y ahora se necesitan 2,3”, agrega la experta catalana.

También se mejora la ganancia diaria de un animal, que es el peso hacia el sacrificio. “Antes se necesitaban seis meses y medio y ahora se consigue en menos tiempo: cinco meses y medio”, precisa la directora técnica, quien, como añade, se logra otro valor muy demandado en el mercado: “conseguimos en 100 kilos de peso vivo, que el de los huesos sea el mismo, mientras se gana 1,5 kilos de magro y pierde uno de grasa”.

La granja Arri-Turri. Esta explotación de Galarreta (Álava) solamente se dedica a la producción de hembras de cerdo de la raza Large White, en todo su potencial gracias a un programa de mejora genética. Como logran aunar las mejores características de la raza en un mismo animal, consiguen venderlos a un precio mayor (600 euros por cabeza).

Ventajas de la selección. Camadas más prolíficas (cinco lechones más por año), alto rendimiento en crecimiento y engorde (gana 1,5 kilos de magro y pierde otro de grasa), entre otras.

Los controles. Un TAC, como el de los hospitales, permite conocer el estado real del animal en vivo. El sistema informático BLUP registra, entre otras características, el peso, grasa dorsal y crecimiento para dar una puntuación a cada de una de ellas.

El responsable de la granja de Galarreta visitó proyectos similares en Holanda y Dinamarca antes de embarcarse en esta innovadora explotación.

Mas Reixach, directora técnica de la empresa de genética porcina, hace controles periódicos en la granja de Sáez de Vicuña para asegurar el máximo estatus de las hembras Large White.