vitoria - Desde que SOS Racismo Araba se situara en el ojo del huracán y su portavoz, Fede García, se convirtiera en el portavoz oficial de la familia Manzanares Cortés, el papel de esta ONG ha sido muy cuestionado por diferentes sectores de la sociedad vitoriana. Dado que enarbola el nombre de SOS Racismo, como otras muchas entidades que operan en el estado y que se encuentran integradas dentro de una federación, se presuponía una cierta coordinación con el resto de delegaciones, principalmente con la de Bizkaia, territorio en el que también existe un serio problema de convivencia con los pichis en el bilbaíno barrio de Ollerías. No obstante, consultados por este extremo, los responsables de SOS Racismo Bizkaia aseguran que la rama alavesa de la organización actúa “de forma autónoma”. “No tenemos nada que ver”, zanjan.
En el caso de SOS Racismo Bizkaia, a diferencia de lo que ocurre en Álava, no existe vinculación entre el colectivo y la defensa pública de los pichis. “No hemos querido pronunciarnos. Sabemos que hay una serie de movimientos sociales dentro del barrio, como la asociación de vecinos, que están desarrollando un trabajo menos mediático y más integrador e interesante. Nosotros no queremos posicionarnos”, explican.
En cuanto a los voluntarios que asisten a Fede García en los acompañamientos a los juzgados o en las presentaciones ante los medios, aseguran que no pertenecen a SOS Racismo Bizkaia y apuntan a que puedan tratarse de amigos personales o de colaboradores de la rama alavesa. Para reforzar la idea de que cada delegación de SOS funciona de forma independiente, los representantes vizcaínos dejan claro que, sobre el tema de los pichis hablan con Fede García “sólo a título personal, nunca como organización”. - A.B.