Los sueños de la enfermera, nutricionista y cooperante gasteiztarra Idoia Moreno, que comenzó una intensa relación con la República Democrática del Congo en enero de 2013, siguen cumpliéndose. Al igual que los de su padre Alfredo, con cuyas manos han podido edificarse muchos de esos anhelos, y los del resto de su familia y allegados, en definitiva los de todas esas personas que hasta la fecha han aportado su granito de arena a lo que con el tiempo se ha convertido en Jambo Congo. Es el nombre de la Asociación para el Desarrollo de la R. D. Congo, la ONG impulsada por esta activa joven para “oficializar” al trabajo que venía realizando en el corazón de África desde aquel año 2013 y, de esta forma. poder optar a más ayudas públicas y proyectos. Porque en el Congo no hay ningún segundo que perder. “La necesidad es altísima, a todos los niveles”, remarca Idoia, que actualmente se encuentra de parada en Vitoria antes de emprender un nuevo viaje de cooperación a Mozambique.

Jambo Congo, constituida definitivamente en mayo del pasado 2016, cuenta ya con un centenar de socios y su agenda de actuaciones previstas en este país, pero también en Camerún, no para de crecer. Proyectos realizados en estrecha colaboración con la congregación del Divino Maestro, un grupo de monjas misioneras que suman más de medio siglo en el continente africano, y dos de cuyas integrantes curiosamente también son vitorianas, Teresa e Inmaculada. “Ya no somos sólo mis padres, dos amigos y yo. Ahora hacemos las cosas con otro control, pero allí seguimos trabajando exactamente igual”, apunta Idoia, cuyo proyecto dio a conocer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA hace ya año y medio.

Por aquel entonces, y tras dos estancias en Congo, la joven ya había impulsado gracias a distintas aportaciones económicas la construcción de una escuela maternal, una suerte de guardería, en la localidad de Kasusha, que su aita Alfredo levantó con sus propias manos tras un esfuerzo titánico. Después de un año de trabajo allí y de reponer fuerzas en casa, Idoia y Alfredo volaron de nuevo de vuelta a Congo en enero de 2015, esta vez a Shabunda, un desierto de chabolas, en plena selva y prácticamente inaccesible en automóvil, donde las monjas tienen otra de las cuatro misiones que suman en el país. Mientras la joven se volcaba en la atención sanitaria de las gentes de la zona, en un centro de salud que las misioneras gestionan allí desde hace medio siglo y que Jambo Congo también ha ayudado a remodelar, Alfredo se puso de nuevo el buzo de trabajo para dirigir, ayudado por un amplio grupo de trabajadores locales contratados, la construcción de una nueva escuela de primaria para cerca de 600 niños.

Una obra que también está ya felizmente finalizada y a la que se unieron otras dos tanto o más importantes, las de seis letrinas con sus respectivos sistemas de tratamiento de aguas negras y un pozo de agua potable, fundamentales para evitar enfermedades en una de las zonas más pobres del planeta. Congo, que sufre la paradoja de la abundancia, es extremadamente rico en minerales como el oro, el diamante, el coltán o la castiterita, estos dos último imprescindibles para la fabricación de dispositivos electrónicos, y está devorado por un interminable conflicto armado que enfrenta desde hace décadas a países fronterizos como Uganda, Ruanda o Burundi y grupos armados subvencionados por éstos. El impulso económico de la asociación de trabajadores del Gobierno Vasco y Osakidetza Zer0.7, que financia proyectos de cooperación en países subdesarrollados, resultó también fundamental.

viaje de vuelta Idoia, que recientemente ha pasado cinco meses como cooperante con Médicos sin Fronteras en la República Centroafricana, volverá de nuevo a Congo a finales de este mismo año acompañada por su aita para supervisar otros proyectos ya en marcha o previstos. Entre otros, la construcción de otra escuela maternal de tres aulas, en este caso en Shabunda, anexa a la primaria ya edificado. La infraestructura se encuentra prácticamente finiquitada, permitirá a los niños del entorno realizar todo el ciclo educativo y ha sido posible en gran parte gracias a la ayuda económica de un grupo de trabajadores solidarios de Alokabide y Visesa, las sociedades públicas de Vivienda del Gobierno Vasco, así como del Ayuntamiento de Valdegovía.

Además, Jambo Congo ha comenzado también la construcción de una maternidad junto al centro de salud ya rehabilitado que gestionan las misioneras, que contará con tres salas para atender a las nuevas madres de la zona -una de prepartos, una de partos y otras de recuperación- y otra para alojar los días previos de dar a luz a las madres que llegan a pie desde lejanas aldeas de la selva. En la mente de Idoia y Alfredo se encuentra también construir en este punto un centro de educación secundaria, que unido a la escuela de primaria ya existente en Shabunda ampliaría en buena medida las posibilidades de futuro de los chavales allí residentes.

De vuelta a Kashusha, donde Jambo Congo puso en marcha sus primeros proyectos cuando todavía no se había constituido como ONG, están también pendientes la puesta en marcha de otro centro de FP y Secundaria, cuyos proyectos serán redactados este mismo año para poder optar a alguna de las ayudas a cooperación. Alfredo también apunta a la “necesidad fundamental” de conseguir electricidad mediante paneles solares y baterías para iluminar y suministrar de energía muchas de estas nuevas estancias, a las que poco a poco también está llegando la revolución de Internet.

En ese próximo viaje, hija y padre estarán acompañados también por un odontólogo que impartirá una formación básica a los enfermeros de toda la zona de Shabunda para, a la larga, al menos aprender a quitar muelas. Un proyecto de alfabetización básica en Yaundé, la capital política de Camerún -donde las hermanas también tienen una misión-, y la construcción de más pozos y fuentes se encuentran también en la mente de esta pequeña ONG que con tanto esfuerzo está realizando este inmenso trabajo. Quien quiera tener más información detallada sobre los proyectos que llevan a cabo puede visitar la web https://jambocongoblog.wordpress.com/. Y quien quiera aportar su granito de arena económico, la organización dispone de este número de cuenta en la Caja Rural de Navarra: 3008 0178 80 3376507327 (IBAN: ES19).