labastida - El colegio público de Labastida fue uno de los participantes sobresaliente en el certamen First Lego League (FLL) celebrado en Zamudio, donde presentaron un invento para tratar de evitar que los corzos se coman los brotes tiernos de las viñas. Iñigo Beristain, director, es quien empujó la participación del centro, tras ver que “en algunos centros estaban funcionando con este tema del First Lego League, la robótica”. Señala que ya lo conocía de antes “cuando no era el director del colegio, ya que lo soy desde septiembre, pero me pareció interesante implantarlo. Hablé con Innobasque, que son quienes gestionan todo el tema de robótica y, aunque hemos empezado un poco más tarde que el resto de centros, lo estamos llevando a cabo con 5º y 6º de Primaria”, explica.

Beristain reconoce que la iniciativa “nos ha venido muy bien para trabajar el tema de la convivencia. Los alumnos están muy motivados, se ha incentivado mucho la participación de los padres y la familia y el cole también está muy motivado y muy ilusionado”. Con ese bagaje, más de cuarenta personas se desplazaron a Derio, al edificio de Euskaltel, para participar en nombre del colegio de Labastida. El resultado, según cuenta el director, “estuvo muy bien, porque los jueces nos pasan un listado con los objetivos que hemos logrado y cuáles no, y podemos afirmar que la nota fue de notable alto”.

La convocatoria de este año estaba relacionada con el tema de los animales y había que identificar un problema que existiera en el pueblo con algún animal y darle una solución creativa e innovadora. Para lograr una idea, los alumnos del centro, hablando con el guarda forestal, con cazadores, “con un montón de gente” llegaron a la conclusión de que los corzos bajan de las montañas y se comen los brotes verdes de las viñas. Para evitarlo, “ellos hicieron una especie de prototipo, de aparato que soltaba unos olores y unos sonidos “para evitar que los corzos entraran en las viñas”. Durante las semanas que han estado preparando y desarrollando el proyecto no han restado tiempo a las clases, ya que lo han preparado en tiempo de comedor, apoyados por dos monitoras y la ayuda del profesorado, que no ha tenido inconveniente en que dentro de sus asignaturas se dedicara algún momento al proyecto por tener alguna relación, y las familias.

Un colegio multicultural En el colegio público de Labastida hay un total de 87 alumnos que estudian Infantil y Primaria. Cuenta con una gran diversidad cultural, con alumnado gitano, marroquí y de la localidad, “lo que supone una riqueza para el centro, ya que nos permite trabajar desde un punto de vista intercultural, con respeto hacia cada una de las culturas y visiones del mundo que tenemos en el colegio”.

El claustro es joven y está muy comprometido con el modelo educativo. Según Beristain, son una comunidad de aprendizaje, una comunidad educativa que se basa en las evidencias científicas para poner en práctica actuaciones que se llaman de éxito escolar, es decir, que fomentan el éxito escolar en cuanto a lo académico, pero también fomentan la cohesión social”.

Para ello trabajan para que las familias participen mucho en el centro, “que entren en las clases, que tomen decisiones en algunas cuestiones junto con los profesores y una vez al mes hacemos un café-tertulia, al que vienen las familias, trabajamos temas concretos que les puedan interesar y den sugerencias o planteen dudas”. Asimismo, esa comunidad también se implica en las actividades de Labastida, incluso conjuntamente con la ikastola. De hecho, aunque en Infantil no tienen el modelo B, se lleva a cabo una inmersión total en euskera y la lengua vehicular del centro es el euskera, al tiempo que también se refuerzan el castellano y el inglés.