VITORIA - El alcalde, Gorka Urtaran, presentará el próximo lunes, en un Pleno extraordinario, una cuestión de confianza para tratar de recabar los apoyos que le permitan sacar adelante los presupuestos para este año, tras ser rechazados por PP y EH Bildu en la votación del pasado viernes. Con esta decisión, esbozada por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado 15 de enero, el primer edil gasteiztarra juega y pone sobre la mesa la última carta en su poder que le permite la Ley de Régimen Electoral. La vida municipal se adentra en una espiral de actividad y alta tensión durante un mes, a la espera de ir consumiendo todas las etapas que conlleva este proceso. En el fondo de esta maniobra política, Urtaran y todo su equipo de gobierno PNV-PSE saben que tienen también en su mano la posibilidad de sacar adelante el proyecto de ingresos y gastos para la ciudad, pese al rechazo inicial de los dos partidos mayoritarios de la oposición.
Una de las condiciones que conlleva la cuestión de confianza es que, como parece probable, si no logra la mayoría absoluta necesaria, de 14 concejales en la votación del lunes, habrá que esperar un mes para que las fuerzas mayoritarias de la oposición (PP y EH Bildu), que suman 15 concejales, logren unir sus voluntades e intereses y decidan si presentan una moción de censura con candidato alternativo al alcalde para relevar a Urtaran, algo improbable a la vista de los intereses opuestos de populares y abertzales.
solemne escenificación La hipótesis barruntada que se venía mascando desde hace varias semanas en los despachos del Consistorio, se tornó realidad en la mañana de ayer. Compareció en una cita de máxima urgencia el primer edil, escoltado por los dos tenientes de alcalde de su gabinete, Itziar Gonzalo y el socialista Peio López de Munain. La solemnidad y trascendencia de la decisión a comunicar vino acrecentada, además, por la presencia en la primera fila de la sala de prensa del Ayuntamiento de los nueve concejales del gobierno, cinco del PNV y cuatro del PSE, así como los diferentes asesores de cada partido.
Con rostro serio comenzó Urtaran a radiografiar la situación de la ciudad, tras la “mala noticia y las negativas consecuencias de la prórroga” presupuestaria a la que queda abocado la ciudad tras el voto en contra de PP y EH Bildu a su borrador presupuestario. La consecuencia directa de no sacar adelante su plan es “una Vitoria que durante el año 2017 va a ver bloqueadas las inversiones estratégicas y paralizados los proyectos reclamados por la ciudadanía”, manifestó con rotundidad Urtaran al inicio de su intervención. Situó en el centro de esta atípica situación el “interés partidista” y la “falta de acuerdo con PP y EH Bildu”, que no cedieron en sus planteamientos durante el proceso negociador. Apenas hubo más referencia durante su medido discurso a los dos principales partidos de la oposición y a su postura política.
Optó el alcalde por situar en el epicentro de su acción de gobierno el “interés común” de la ciudadanía de Vitoria y la “necesidad de dar respuesta a sus inquietudes”. Así, fueron continuas sus alusiones al “bien de la ciudad, dejando de lado los intereses partidistas”, para terminar en la necesidad de emprender un proceso inédito en la historia municipal de la ciudad, como es la cuestión de confianza.
Desde la primera fila de los abarrotados asientos de la sala de prensa, tanto los ediles nacionalistas como los socialistas asentían con la cabeza a todas y cada una de las afirmaciones del regidor jeltzale. Repasó el primer edil un primer ejercicio de legislatura, como ha sido 2016, centrado en “definir proyectos e inversiones para avanzar” en el diseño de Gasteiz. No olvidó mencionar el agujero económico de 68 millones de euros recibidos de la legislatura anterior de Maroto como dardo hacia la acción de los populares, como factor “condicionante del presente y futuro”. A pesar de todo, el equipo de gobierno ha logrado “reducir en 26 millones ese agujero y rebajar la deuda en cuatro millones de euros”, ensalzó Urtaran. De esta manera, su equipo encara 2017 como un “año clave para el desarrollo de la ciudad y también para consolidar la apuesta por una nueva manera de hacer política”, iniciada con su llegada a la Alcaldía, el 13 de junio de 2015.
Sin embargo, todas esas buenas intenciones no se pueden llevar adelante en una situación de prórroga presupuestaria, que conduce a que “decaigan todos los proyectos e inversiones” que contemplaba el borrador de Presupuesto presentado por PNV y PSE el pasado 30 de noviembre. “La capacidad inversora queda bloqueada y todo se condiciona y ralentiza de un modo significativo”, concreta Urtaran ante este nuevo escenario político en el Ayuntamiento.
Relató, asimismo, uno por uno todos los proyectos que se quedarán en el tintero o habrá que negociar de manera individual con el resto de fuerzas y someterlos a la pertinente votación del Pleno para que no decaigan. “Cualquier cambio estaría muy condicionado”, admitió.
Este panorama es, precisamente, el que ha llevado a Urtaran a adentrarse en la fórmula de la cuestión de confianza para demostrar que cuenta con un “proyecto de ciudad claro, con ideas e inversiones”, enfatizó. “Necesitamos un Presupuesto ya, pero no este gobierno sino Vitoria. Los ciudadanos no nos eligen para pasar el tiempo ni para calentar el sillón durante cuatro años, sino para trabajar por mejorar la ciudad. Ellos no deben ser los paganos de esta situación”, espetó el alcalde en tono severo. De nuevo volvió a recurrir al “interés y beneficio de la ciudadanía” como respuesta a la “situación de bloqueo que pone en cuestión el desarrollo de la ciudad en 2017”, finalizó.
El alcalde cedió después el turno de palabra a López de Munain, que inició su discurso “como teniente alcalde y portavoz del PSE que busca el beneficio de los vitorianos”. Mostró su versión más crítica hacia PP y EH Bildu, a quienes acusó directamente de “tener decidido el no al Presupuesto. Enfatizó “la falta de responsabilidad” de ambas fuerzas, que les ha llevado a “situarse al otro lado pensando sólo en las elecciones de 2019”. Y colocó a EH Bildu como grumete del PP en un barco en el que ambos quieren el timón: “Veremos si se ponen de acuerdo, dejan el barco en el puerto o lo hunden”.