Vitoria - Comienza la negociación presupuestaria en el Ayuntamiento de Vitoria. Miércoles, jueves y viernes de la semana que viene, el gobierno de Gorka Urtaran desgranará el proyecto por departamentos a todos los grupos. Lo hará obligado a buscar acuerdos, pero con la satisfacción de haber podido confeccionar un borrador de cuentas más ambicioso tras un primer año y medio dedicado a mitigar el agujero económico heredado de la pasada legislatura ajustando gastos y mermando inversiones. Según anunciaron fuentes municipales a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el proyecto de nacionalistas y socialistas asciende a 361 millones de euros, alrededor de trece más que el Presupuesto pactado con EH Bildu, Podemos e Irabazi para este 2016, de 348,3.
Lo más significativo según Urtaran de esa subida, cifrada en un 3,64%, es que se notará a pie de calle. Su idea es aprovechar que al fin tiene algo de oxígeno para dar un arreón a actuaciones urbanísticas que aguardaban en un cajón a tiempos mejores. En la rueda de prensa del pasado día 11, ya adelantó que el Presupuesto que había confeccionado tenía una mayor capacidad inversora e iba a incluir “la realización de proyectos que ya están preparados”. No mencionó ninguno, ni tampoco ayer su gabinete adelantó detalles, pero entre las promesas pendientes están, amén de las grandes infraestructuras en materia de movilidad, la transformación de Santa Bárbara dentro de la iniciativa Bost Enparantza, el remate del Gasteiz Antzokia, equipamientos en viejos y nuevos barrios, planes de rehabilitación, arreglos de calles, mejoras en la red ciclista y las propuestas ciudadanas ganadoras del programa Mejorando Vitoria-Gasteiz Hobetuz, tres millones de euros a ejecutar sí o sí en 2017 con el estudio del soterramiento de América Latina y la reforma de la plaza de la Constitución a la cabeza.
Dinero y estabilidad hay, al menos un poco más que este año, para que la ciudad empiece a moverse. El plan de gestión impulsado desde el inicio del mandato, basado en gastar de lo que se tiene y vender patrimonio para alimentar las arcas, ha permitido reducir de 68 a 41,8 el desfase presupuestario que dejó Javier Maroto. Por otro lado, el proyecto de ordenanzas fiscales aprobado con la colaboración de los grupos de izquierdas va a traer consigo, sin gravar en exceso a las familias pero forzando a las empresas a contribuir un poco más, un leve aumento de los ingresos. Y luego está el canon de capitalidad prometido por el Gobierno Vasco, que se supone que va a incrementarse en diez millones.
Lo que resulte al final del Presupuesto de 2017 dependerá, no obstante, de la voluntad negociadora de todas las partes. A Urtaran le encantaría reeditar el pacto con los grupos de izquierdas, e incluso trabajar con el PP si al final decidiera abrir las puertas, pero los primeros sondeos evidencian que va a tener que esforzarse más para lograr un acuerdo y que aun haciéndolo no será tan amplio. El escollo está en la baja, cuando no nula, ejecución de las partidas que sus socios incorporaron a las cuentas para marcar el cambio hacia una gestión municipal más social y sostenible. Tanto EH Bildu como Podemos han mostrado su descontento en los últimos meses, pero muy especialmente el grupo morado, el más afectado de todos por los incumplimientos.
Urtaran, en cualquier caso, prefiere seguir esperanzado. Y además está ilusionado por dos aspectos innovadores que caracterizarán sí o sí las futuras cuentas. Por un lado, su carácter participativo gracias al programa Mejorando Vitoria. Por otro, su mayor transparencia, puesto que informarán con absoluto detalle tanto de los costes estructurales del Ayuntamiento como del coste desglosado de materias concretas, como la limpieza, la educación o el transporte. Se trata de que la ciudadanía tenga una idea clara de lo que suponen económicamente los servicios de los que disfruta para, desde ese conocimiento, comprender e implicarse en la batalla por bajar gastos y subir ingresos.
PP. Los populares tienen claro que no pueden entenderse con el gobierno en cuestiones estratégicas. Su voto contrario al proyecto de ordenanzas fiscales fue, seguramente, el preludio de un nuevo no al proyecto presupuestario.
EH Bildu. La coalición abertzale lleva meses leyéndole la cartilla a Gorka Urtaran. Le acusa de incumplimientos, de oscurantismo... Pero a la vez le ha tendido la mano las suficientes veces como para presuponer que le ofrecerá su apoyo -está por ver a cambio de qué- al Presupuesto. El gobierno y EH Bildu son socios, además, en una materia tan estratégica como la de movilidad.
Podemos. La formación morada, clave simbólicamente pero no a efectos prácticos, ve muy difícil un apoyo explícito a los presupuestos, si bien no descarta acuerdos puntuales. Los principales escollos son el planteamiento que el PNV ha dado a la llegada del BRT y el ninguneo a las partidas de la formación morada de las cuentas de este año.
Irabazi. La iniciativa formada por Equo y Ezker Batua no se ha posicionado todavía, pero en estos meses se ha mantenido en un segundo plano menos exigente que EH Bildu y Podemos. Su único edil, en cualquier caso, no tiene efecto en ninguna balanza.
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El proyecto de Urtaran para el año que viene parte de 361 millones de euros, 13 más que las cuentas que han regido este ejercicio. Cierto es, no obstante, que 2016 acabará sin que se hayan materializado todas las partidas. El gobierno municipal no aclaró, a preguntas de este periódico, cuál es el nivel de ejecución del Presupuesto actual, pero en los últimos meses los concejales de los diferentes departamentos han reconocido que no han podido llevar a cabo todas las actuaciones que tenían contempladas por la situación económica. Además, la inmensa mayoría de las partidas incorporadas por los grupos de izquierdas siguen en suspense.