vitoria - Usted pasa de comisario a director. El excomisario José Antonio Vicho vuelve a ser comisario... Vemos las mismas caras en distintos puestos. ¿Hay problemas para encontrar candidatos a ocupar la cúpula de Aguirrelanda?

-No, en absoluto. No es una cuestión de dificultad y está establecido cómo tiene que ser, cómo se cubren las vacantes. Lo que sucede es que José Antonio (Vicho) estaba de subcomisario, Luis (Cid) ya no tenía interés en regresar como comisario y el siguiente en la lista era José Antonio, que aceptó. No es una cuestión de dificultad, en absoluto. En octubre obtuve la plaza de subcomisario en propiedad y en enero se aceptó la solicitud de Luis, que llevaba tiempo queriendo salir del cargo. Me ofrecieron ser comisario y acepté, pero en junio surgió esta nueva oportunidad, que la verdad no me esperaba, y me pareció muy interesante. Estoy aprendiendo muchísimo en este puesto.

¿Ha sido muy radical el cambio?

-No. Después de 33 años vinculado a la Policía Local, el cambio no ha sido muy radical. Lo que ha sido radical ha sido hacerse cargo, de repente, de tres servicios más el de Policía. El trabajo, los documentos, todo lo que hay que leer... Todo eso se ha incrementado muchísimo. No es lo mismo tener la responsabilidad de un único servicio a gestionar varios, estar a disposición del equipo de Gobierno y trabajar con otra perspectiva. Antes tenía más filtros, ahora me toca trabajar con menos. De mí, pasamos al político. La manera de trabajar es conocida para mí, aunque es cierto que Bomberos tiene sus peculiaridades, Tráfico también, los servicios administrativos igual... Hay que adaptarse. Te tienes que volver más prudente. Sin embargo yo siempre me tomo mi tiempo para desaprender y luego aprender lo que es necesario. Estoy contento porque mis superiores han demostrado tener confianza en mí y me siento apreciado. Además, tengo la fortuna de que los jefes de servicio colaboran a la perfección. Estoy muy arropado, tanto por arriba como por abajo.

¿Cuáles son sus retos para esta legislatura?

-Los planes estratégicos del equipo de Gobierno, por supuesto. Pero, aparte, como Departamento de Policía Local, cubrir las vacantes con la OPE es uno de los grandes retos para cubrir la gran cantidad de servicios que se nos demandan. En Bomberos, con la creación de las UCEIS, habrá que reordenar y, cuando la Diputación cree la estructura que tiene en mente, establecer convenios y protocolos. Tenemos también el tema de las promociones internas de Policía, que llevamos muchos años sin abordar, y queremos poner en marcha un plan de seguridad vial para el municipio, un proyecto de envergadura que afectará a toda la movilidad. Peatones, bicicletas, automóviles, transporte público... Queremos hacerlo bien y, a priori, con ambición. Si luego tenemos que recortar expectativas, ya lo haremos. Otro de los retos consiste en revisar los protocolos de colaboración y coordinación, actualizarlos y crear otros nuevos con diferentes departamentos porque Tráfico tiene muchas relaciones trasversales.

Un nuevo y ambicioso plan de Seguridad Vial. ¿Cuáles son los principales problemas de la movilidad en Vitoria, además de la rotonda de América Latina?

-Sí, los nudos de conexión son un problema, pero el obstáculo principal es que en el uso de la vía hay elementos que son tasados. El tiempo, lo es, y hay que gestionarlo. Hay que dar paso a peatones, vehículos, transporte público... El espacio también es tasado. No se puede destinar todo a estacionamientos o a calzada o a carriles bici. Hay que equilibrar. Todavía no hemos definido la envergadura de las líneas estratégicas del plan, pero estamos manteniendo reuniones con distintos departamentos implicados.

¿Hablamos de un plan a medio plazo?

-Bueno, con los plazos que barajamos podemos calcular que a mediados del año que viene estaría listo.

Pero habrá que integrar elementos que aún no existen, como el BRT...

-Ese es uno de los elementos que estamos valorando. Su diseño, el trazado... Está el BRT, está el tranvía, la carga y descarga, los servicios de transporte públicos y privados... Vitoria es una ciudad muy viva.

¿Se revisará la coordinación semafórica?

-Absolutamente todo. Hay que tener en cuenta todos los factores. Los semáforos se revisan de forma permanente. Hay una empresa que gestiona la regulación y operarios que lo controlan constantemente en base a horarios e intensidad de tráfico. Desde la sala de control se adaptan continuamente los ciclos semafóricos. Yo soy peatón, a veces ciclista y a veces conductor, y siempre quieres que el semáforo se te ponga en verde a ti, vayas como vayas. Tampoco quieres tener que dar muchas vueltas para llegar a donde quieres cuando vas en coche... Eso es lo que se trata de equilibrar para que los ciudadanos puedan disfrutar del espacio.

¿Qué hay de la iniciativa de poner todos los semáforos de la ciudad en ámbar durante la noche para agilizar el tráfico?

-Por la noche ya hay algunos que se ponen en ámbar, pero el problema está en el riesgo de accidentes que puede haber si colocamos todos en ámbar. Hay cruces en los que no es conveniente dejar una luz ámbar, porque podríamos dar lugar a accidentes. Los técnicos dictaminan. Y hay que tener en cuenta que las redes de control de tráfico impiden desvincular unos semáforos de otros. Existe una conexión.

Habla de mejorar la coordinación interna ¿Y la coordinación con la Ertzaintza?

-Parece que la gente se empeña en decir que no es buena, cuando no es verdad. Yo he sido agente de la Policía Local durante muchísimos años y los mejores amigos que podían aparecer cuando surgía un problema eran los ertzainas. A nivel operativo no hay queja en ningún aspecto y a nivel de jefaturas tampoco. Eso no quita para que cada uno tengamos nuestros objetivos, nuestros intereses y nuestro ardor guerrero, que pienso que es bueno. Pero siempre que ha sido necesario trabajar conjuntamente, ahí hemos estado. Hay coordinación en la vigilancia de los barrios, en los robos en viviendas, en todo tipo de vigilancias, cuando ha habido robos de cableado... Las relaciones son buenas. Todo lo buenas que pueden ser entre dos instituciones distintas. No somos la misma cosa ni podemos serlo.

La OPE de la Policía Local es tan necesaria como esperada. ¿Se están cumpliendo los plazos?

-Acaba de publicarse en el BOTHA, luego tiene que ir al BOPV, al BOE, a partir de ahí se abre el plazo de inscripción, se elaboran listas, se publican las admisiones, se abre un nuevo plazo de impugnaciones, se nombra tribunal... La idea que tenemos es hacerlo todo lo antes posible. No olvidemos que después de la oposición viene el periodo de formación en la academia, con lo cual nos vamos más allá de lo deseado. En todo caso, el hecho de que esté en macha es una buena noticia.

32 incorporaciones para no tener problemas con el Gobierno central. ¿Se mantendrá el ritmo de contrataciones en los próximos años?

-Yo no puedo responder a eso. Si de mí dependiera, sí. Si de mi dependiera, se cubriría toda la escala de mando, lo cual generaría vacantes en las escalas básicas y se cubrirían. Pero hay otros elementos que influyen. La coyuntura, la oportunidad, los presupuestos...

¿Hay plantilla para cubrir toda la demanda de servicios?

-A veces no llegamos a todo. Se nos piden vigilancias en parques porque hay envenenamientos de perros, en barrios por robos, en centros comerciales, en violencia de género, más la prevención, más control del tráfico. Si alguien piensa que no hacemos cosas, le invito a que venga por aquí y vea las tareas que desarrollamos. Eso no quita para que la gente se pueda tomar un café, porque ya sé que hay quien dice que los agentes están todo el día en el bar y no es cierto.

¿Cree que la imagen de la Policía Local entre los vecinos no es buena?

-La labor policial consiste en corregir comportamientos indebidos y es lógico que la gente también observe cómo se comporta la Policía. Mi experiencia personal me dice que la Policía Local es apreciada en la ciudad, pero es cierto que cuando surge una crítica se tiende a generalizar como si lo dijera todo el mundo. La mayoría de los ciudadanos no tiene ningún problema, es más, no tiene ningún contacto en su día a día con la Policía Local. Y esa gente está satisfecha. Creo que hay dos visiones. La de quien está enfadado, que tendrá sus motivos a pesar de que nosotros no hacemos las leyes ni fijamos las cuantías de las sanciones, y la de quien necesita ayuda y la obtiene. Se nos llama, se nos agradece y se nos felicita en muchísimas ocasiones.

¿Tienen la intención de crear nuevas unidades para la Policía Local?

-Sí, existe esa intención. Para dar respuesta a temas que van surgiendo. Si se crean esas unidades harán falta más agentes. De momento, como tenemos ciertas carencias nos conformamos con cubrirlas. Se pueden incrementar ciertas cosas, pero todo tiene un coste.

Unidades nuevas. ¿Agentes de movilidad?

-Bueno, los agentes de movilidad forman parte de las líneas estratégicas del equipo de Gobierno. Lo estamos barajando porque lleva un coste. Pero la intención sí es establecer ese tipo de agentes y ese tipo de control sobre la movilidad. La intención no está exenta de análisis.

¿Reforzar los GPA?

-Concretamente reforzar los GPA, no. Lo que se pretende es generar otro tipo de unidades. Aquel grupo se generó en un momento en el que la situación era distinta, había mucho conflicto en la calle y ahora la actividad en la ciudad no es la misma. No hablamos de reforzar unidades de asistentes, salvo en violencia de género, que probablemente queramos potenciarla un poquito más, el grupo de medio ambiente también hay que analizarlo... Ahora mismo estamos en la tesitura de ocupar las vacantes y cubrir los huecos que tenemos en la propia estructura. Los policías de barrio, los motoristas, vacantes por formación, el propio convenio... El euskera, porque la euskaldunización de la Policía Local forma parte de las líneas estratégicas y tenemos que hacer un esfuerzo.

¿Cree que la Policía Local debe seguir usando porras extensibles?

-El bastón policial está calificado como arma dentro del reglamento y por lo tanto tiene su cabida para cuerpos policiales. Que yo sepa, se utiliza en la mayoría de los sitios. Yo he vivido como agente el uso de la porra de fibra forrada de cuero. Se doblaba, no de pegar, sino de meterla en el coche y adaptarla al hueco. Luego, cuando el despliegue de la Ertzaintza, llegó la de madera. Se rompían y eran muy lesivas. El bastón extensible, para mí, tiene muchas ventajas. No es ostentoso. Se lleva encima y casi no se ve. Sin extenderlo sirve para muchas funciones. Control de personas, de situaciones, romper cristales en accidentes de tráfico... Extendido sirve para inmovilizar. Nadie lleva bastón sin tener hechos los cursos de utilización. Y también sirve de elemento de defensa, porque no todo el mundo dialoga. Lo que el policía nunca puede hacer es escapar. Cuando hay una incidencia tiene que intervenir, porque si el policía escapa, ¿quién protege? En definitiva, no es más lesiva que ninguna de las otras porras.