Vitoria - Hay una “necesidad clara” de aumentar todas las ayudas destinadas a los recursos que gestiona la Asociación a Favor de Personas con Discapacidad Intelectual de Álava (Apdema). En especial, de todas las subvenciones que en este territorio van dirigidas a residencias y a centros ocupacionales, de tiempo libre o estimulación precoz, que hacen posible que esta “gente fuera de lo normal”, como dice uno de los eslóganes de dicha agrupación, pueda llevar una vida lo más normalizada posible. Así, al menos, lo reivindica Loli Yrazu Mendizábal, miembro de la Junta Directiva de esta agrupación a través del boletín informativo Ecos! de este pasado mes de septiembre.
“Son unas personas con una sensibilidad muy especial que necesitan una calidad de vida digna y también especial”, explica Yrazu sobre esta realidad, que pese a que es casi tan antigua como la propia sociedad, todavía sigue teniendo pendiente el tema de la integración. Prueba de ello, es la propia experiencia vital de Yrazu, quien tras el nacimiento de su hija Cristina, afectada con síndrome de Down, tuvo su primer contacto con Apdema. Eran los años en los que se empezaba a conocer la discapacidad intelectual entre los niños recién nacidos. Ello le cambió el chip a Yrazu al ver las dificultades por las que pasaban los afectados, pero no así al resto de la sociedad. “Hay que mejorar el conocimiento de nuestro colectivo en la sociedad. Todavía hay personas que se vuelven la cabeza al verlas pasar”, censura la vocal de Apdema, el colectivo que desde sus inicios tiene como misión mejorar la calidad de vida de los alaveses con discapacidad intelectual y de sus familias. Y estas últimas no son pocas, si se tiene en cuenta que la memoria de 2015 de esta entidad recoge que Apdema estaba compuesta por 1.311 familias asociadas.
Apdema pretende, por tanto, dar una respuesta a todas las necesidades que tiene una persona con discapacidad intelectual. Y, para ello, estructura en cuatro áreas sus esfuerzos (asociativos, de ocio y participación social, viviendas y atención temprana). Aunque es la prioridad del alojamiento la que centró parte del debate de su asamblea ordinaria, celebrada el pasado 28 de septiembre de 2015. Y en la que destacaron asuntos, como la reorganización del servicio de viviendas, la apertura de un piso cedido en Llodio y la ampliación del programa de Apoyo a la Vida Independiente (AVI).
Se trata de recursos diferentes, aunque todos ellos buscan que las personas con este tipo de discapacidad puedan vivir de forma autónoma. Y, para ello, resulta fundamental el apoyo que ofrece el convenio suscrito con el Departamento foral de Asuntos Sociales. Una colaboración que hace posible ese servicio de vivienda, cuya piedra angular son los llamados hogares de grupo, de cobertura total, durante todo el año. Y que atienden a un máximo de doce usuarios cada año (siete en Vitoria, dos en Oion , uno en Llodio y otro en Amurrio).
La memoria de 2015 de Apdema también refleja la labor del programa AVI, que ofrece apoyo a los que deciden vivir de forma independiente. Y que se despliega tanto en Vitoria (41 usuarios repartidos en 28 unidades de convivencia), como en Oion (una unidad de convivencia compuesta por dos usuarias) y en Llodio (una unidad compuesta por tres usuarias).
En cambio, el programa de respiro, que trata de dar descanso los fines de semana a las familias con niños en edad escolar que presentan, por ejemplo, problemas conductuales, se desarrolla de manera exclusiva en la capital alavesa. Lo hace, en concreto, en un piso de Vitoria, donde durante el pasado año se atendieron a un total de 21 niños con edades entre los 8 y los 20 años.
El malestar Sin embargo, dicho convenio de viviendas también es motivo de malestar para la presidenta de Apdema, Nieves Montoya. “Para nuestra sorpresa el Instituto Foral de Bienestar Social envía su liquidación en agosto y, sin previo aviso, nos deja a deber 8.500 euros. La razón es que no nos admiten unos gastos por encima de lo presupuestado”, se queja en su editorial del boletín de septiembre Ecos!. Y eso que, como argumenta, son unos gastos que han de hacer para cumplir la normativa vigente. “Nos aplican un rasero tan estricto que siempre acabamos perdiendo”, añade.
Pero su queja no es la única, ya que el pasado viernes los trabajadores de Apdema denunciaron sus siete años de congelación salarial. Así lo hicieron mediante una protesta frente a la sede de las Juntas Generales de Vitoria con una pancarta bajo el lema Por un empleo digno, servicios de calidad ahora.
Hogares de grupo. Estos recursos de vivienda de cobertura total, durante todo el año, atienden a un máximo de 12 usuarios.
Programa de respiro. Este programa de apoyo familiar durante el año 2015 atendió a un total de 21 niños.
Programa AVI. Este Apoyo a la Vida Independiente atiende en la actualidad a 46 usuarios.
Estancias cortas. 15 personas utilizaron este servicio de vivienda a lo largo de 2015,
Programa de vacaciones. Tuvo 200 participantes en 2015.