labastida - La presentación de una petición de información por parte de Podemos en las Juntas Generales de Álava sobre unos presuntos daños en las tumbas altomedievales de Torrentejo, en Labastida, ha servido para recordar que hasta hace 10 ó 15 años las labores agrícolas se realizaban sin tener en cuenta lo que podía ocultar el subsuelo. Y es que sencillamente no había evidencias de que pudiera haber algo, y esos trabajos han dañado restos arqueológicos en todos los territorios del Estado.

La alcaldesa de Labastida, Laura Pérez Borinaga, ha señalado que en los dos últimos años se están realizando por parte de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), con un importante apoyo financiero de la Diputación Foral de Álava y logístico del Ayuntamiento de Labastida, importantes trabajos de campo con grupos de estudiantes. Todo ello ha permitido descubrir todo lo que ocultaba el subsuelo en torno a la ermita de Santa Lucía.

Se trata de una ermita propiedad del Ayuntamiento en la que todos los años, en el mes de mayo, se celebra la romería a Santa Lucía. El templo había sido restaurado por el municipio, pero cuando los arqueólogos comenzaron a excavar alrededor de él, según narra la primera edil, afloró una importante trama urbana, el pueblo de Torrentejo, una localidad “con mucha historia, en la que se han descubierto elementos importantísimos desde el punto de vista arqueológico gracias a la labor desarrollada desde la UPV y a través de los equipos que coordina el profesor Juan Antonio Quirós”.

Pero ese descubrimiento también ha puesto en evidencia que “hay un problema real en lo que se refiere a la gestión de los paisajes de Rioja Alavesa debido a que la implantación del viñedo como monocultivo no siempre ha tomado en consideración la dimensión histórica de los paisajes. En particular el desfondamiento de las parcelas para crear viñedos crea muchos problemas, y en ocasiones se han perdido partes importantes de yacimientos”, según ha explicado el citado profesor.

En los últimos años se han producido nuevos descubrimientos que muestran que el proceso de implantación del viñedo y la construcción de los paisajes actuales fue un proceso largo a través de la historia, y en algunos sitios, como Torrentejo, se conservan evidencias muy significativas de su implantación. Se trata de una situación que también se ha detectado en otros muchos lugares, como en el Alto de Castejón, donde se aprecia en los restos el paso de las rejas de desfonde para plantar viñedos.

En los últimos años -gracias a esa labor de descubrir y de cuidar el patrimonio- es cuando se está llevando a cabo descubrimientos que muestran que el proceso de implantación de viñedo no tenía en cuenta lo que había en el subsuelo, explica Pérez. En su opinión, esto “nos debe llevar a crear formas de valorización de la dimensión histórica y cultural de los paisajes del viñedo no contraponiendo lo nuevo y lo viejo, sino haciendo dialogar las dos dimensiones de los paisajes. Para ello es preciso estudiar y reconocer los lugares donde se preserva aún estos depósitos históricos, poniéndolos en valor”, incluido el subsuelo “donde hay tesoros de incalculable valor”.

En definitiva, hace falta hacer mucha pedagogía a partir de ejemplos como Torrentejo para los que “se cree una normativa más sensible para la regulación de las prácticas agrarias, que es necesaria, pero no es suficiente. Sin la implicación local no será posible mantener el patrimonio y promover el paisaje cultural como fuente de recursos y de identidad para el territorio”.

Con el fin de lograr esa implicación de los vecinos, desde hace dos años se vienen organizando, junto a los campos de trabajo, visitas organizadas para los vecinos y para los visitantes que así lo deseen.

Denuncia. Investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) denunciaron hace unos meses que hallaron en el área de Torrentejo, en Labastida, un cementerio de la Alta Edad Media que ha sido prácticamente destruido en los últimos años por actuaciones para ampliar espacios de viñedo o construir redes de riego.

Posibilidades. El Grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la entidad académica, que participó en la tercera campaña de excavaciones en la zona junto a la ermita, confirmó la potencialidad arqueológica de este yacimiento, que estuvo en uso desde la prehistoria reciente hasta nuestros días.