vitoria - Hoy hace veintidós días que arrancaron las obras del tranvía en el centro de la ciudad. Tiempo de ruido estridente, polvo en suspensión, calles cortadas, líneas de autobús desviadas y pasos para peatones improvisados, con tropezones varios, que al fin acaba. Mañana mismo, con el cambio de mes, tal y como había previsto Euskal Trenbide Sarea, lo más gordo de los trabajos habrá concluido y el servicio del metro ligero podrá recuperar la normalidad, ir más allá de Sancho el Sabio y completar todo su trayecto hasta la parada de Angulema. Sólo quedarán pendientes remates de escasa importancia, de los que estorban poco en el devenir del día a día de vecinos, comerciantes y paseantes, que los operarios de ETS finiquitarán a lo largo de septiembre.

Lo más evidente de la reforma es el nuevo suelo. El pavimento de General Álava llevaba años lleno de agujeros, incapaz de soportar el paso continuo de los autobuses urbanos y el metro ligero. Y al final, tras numerosos parches que duraban tanto como una tirita en la rodilla despellejada de un niño, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento se pusieron de acuerdo para buscar una solución definitiva mediante la selección de un material más duro. El que se ha colocado es un aglomerado asfáltico con acabado pulido y recorre toda la arteria y más, desde la calle Magdalena hasta el final de Independencia en la intersección con la Paz. En total, 5.682 metros cuadrados. Una superficie enorme que ha obligado a trabajar a los operarios a un ritmo intenso, muchos días con los termómetros superando los 35 grados. Había bastante que hacer en dos semanas y media. Primero retirar el viejo hormigón, de diez centímetros de espesor. Luego esparcir el nuevo, pulir y colocar las arquetas. Un trabajo de pico y pala que se ha llevado a cabo por fases. El primer tramo en lucir su nueva imagen fue el más próximo a Angulema. Y así, poco a poco, el cambio de look ha ido alargándose hasta llegar a los pies de la Catedral Nueva.

Lo mejor, en cualquier caso, está en lo que no se ve. La llamada bretelle. Euskal Trenbide Sarea decidió dotar a las vías de un cambio de sentido de circulación como el que ya existe en la parada de Sancho el Sabio un poco más allá, en Becerro de Bengoa, con el objetivo de aproximar a los usuarios del tranvía al centro en caso de se produzcan cortes de tráfico por celebraciones populares, manifestaciones o cualquier tipo de actividad. Es decir, que a partir de ahora los convoyes verdes podrán girar y regresar a los barrios de Lakua y Abetxuko desde la zona del Parlamento Vasco, en el mismo corazón del Ensanche, en vez de quedarse a las puertas y obligar a los viajeros a caminar unos cuantos metros por el mismo precio que si el viaje hubiera entrado en la milla de oro. Se trata, sin duda, de una buena nueva, que hoy mismo se va a vivir en forma de ensayo. A las 10.30 horas, y durante los sesenta minutos siguientes, ETS hará pruebas para comprobar que la doble diagonal, sobre la que el viernes pasado ya se esparcieron tres centímetros de asfalto fundido para nivelar la superficie, funciona bien.

las ampliaciones Ambas obras han costado 1,2 millones de euros. Moco de pavo, eso sí, en comparación con las próximas que están por venir, las que permitirán estirar los raíles del tranvía que vienen de Abetxuko hacia el sur de la ciudad. El Ayuntamiento confía en que los trabajos arranquen a finales de este año, aunque todavía no se ha adjudicado el proyecto, presupuestado en más de 17 millones de euros. En caso de que se cumplieran los plazos más optimistas, Vitoria podría estrenar nuevo ramal a principios de 2018, ya que el tiempo que el Gobierno Vasco ha estimado, desde la firma con la empresa que se encargue de los trabajos hasta que les ponga el broche final, es de 15 meses. La línea contará con un total de cuatro paradas: Florida, a la altura del instituto Ekialde; Intermodo, en el puente de las Trianas, que servirá de enlace con Renfe si los planes de intermodalidad del Gobierno Vasco y el Consistorio para la estación de tren salen adelante; Hegoalde, junto al centro cívico, pasando la calle Castro Urdiales; y Universidad, al lado del aparcamiento del campus.

Aunque parte del vecindario de Adurza y San Cristóbal participante en las reuniones con el Ayuntamiento y ETS han mostrado sus reticencias a la obra, sobre todo porque supondrá la pérdida de 200 plazas de aparcamiento y una reforma algo aparatosa de varias calles, lo cierto es que ya no hay marcha atrás. Más en el aire se encuentra, sin embargo, la propuesta para llevar el metro ligero a Salburua. Si bien en Euskal Trenbide Sarea siguen trabajando en el diseño más adecuado para uno de los barrios más populosos de la capital alavesa, el Consistorio no ha logrado aprobar la parte que le correspondería sufragar de las obras. Tras tiras y aflojas marcados por el perpetuo clima electoral que lo impregna todo en las instituciones desde el año pasado, el gabinete de Gorka Urtaran sólo consiguió llegar a un acuerdo de mayoría política, como le pedía el Gobierno Vasco, con EH Bildu. Y en ese pacto, aunque se habla de seguir estudiando soluciones de transporte de alta capacidad para el oeste y el este de Gasteiz, únicamente se compromete financiación para la construcción del ramal sur y para la puesta en marcha del BRT en sustitución de la línea periférica de Tuvisa. - DNA