Nadie esperaba sorpresas y, efectivamente, no las hubo. Álava tiene ya unos nuevos presupuestos nacidos de un pacto a tres bandas inédito hasta la fecha en la cámara foral, fruto del acuerdo entre el gobierno de coalición PNV-PSE y EH Bildu. Dos meses de negociaciones después, la coalición abertzale unió ayer sus once votos a los trece jeltzales y a los cinco socialistas para sacar adelante unas cuentas por valor de 438,2 millones de euros que dejan atrás cuatro años de ejecutivo foral popular y sientan las bases de un nuevo escenario político en el territorio. El plan presupuestario definitivo tuvo en el otro lado de la balanza los doce votos en contra del PP, los siete de Podemos y el de Irabazi, además de la abstención del juntero de Ciudadanos. En total, 50 votos en lugar de los 51 que forman la Cámara, pues uno de los procuradores de Podemos no acudió a la votación.

Como adelantó este periódico, la aportación de EH Bildu a las cuentas asciende a 6,5 millones de euros entre las partidas ya incluidas en el borrador foral y las enmiendas parciales incluidas hace unos días.

Más allá de la previsible votación -el proyecto presupuestario final se publicará hoy mismo en el BOTHA- el Pleno sirvió para cerrar una etapa en la aún incipiente legislatura foral y abrir otra con algunas preguntas que el tiempo irá respondiendo. Por ejemplo, hasta qué punto el pacto entre PNV-PSE y EH Bildu ha abierto una fractura en el frente de izquierdas que la coalición forma con Podemos e Irabazi -ayer hubo un amplio espacio para las puyas al respecto- o comprobar cuánto pretende el PP prolongar su situación de aislamiento absoluto en la cámara, posición que a tenor de las declaraciones que Javier de Andrés realizó durante sus turnos de palabra y las respuestas que obtuvo de las portavoces de PNV y PSE, se anticipa más bien larga.

De Andrés trasladó al micrófono de las Juntas el mismo discurso mantenido en sus recientes y prolíficas ruedas de prensa de las últimas semanas. Tildó los presupuestos de “clientelares” y acusó al gobierno foral de diseñarlos pensando en fortalecer “sus chiringuitos y a todas esas asociaciones en las que luego sólo contratan a los que son del PNV”, además de criticar al PSE por “su papel muy secundario” en las negociaciones y a EH Bildu por su deseo de aumentar las partidas “para el mundillo del euskera”. Tras el debate, el diputado general, Ramiro González, le respondió al respecto lamentando que “lo único que ha habido por su parte han sido insultos”, quizás porque “todavía no han hecho la digestión” de su salida del ejecutivo foral tras las elecciones de mayo.

González reclamó al PP que, a partir de ahora, “se aclare y decida si va a jugar al insulto, a la descalificación y a boicotear las políticas forales o va a intentar construir, como hacen el resto de fuerzas políticas”. Antes, durante el debate, la portavoz juntera jeltzale, Izaskun Moyua, censuró a De Andrés por los mismos motivos -“le veo arrogante, y la arrogancia asfixia el diálogo”- y la representante socialista, Eva Jiménez, le reprochó sus palabras sobre el rol secundario del PSE cuando “usted se ha pasado las últimas semanas llorando en ruedas de prensa porque no le hacían caso”. “Igual se han quedado solos porque su proyecto para Álava sólo les gusta a ustedes”, deslizó Moyua a los junteros populares. De cara al futuro, el diputado general aseguró que el pacto con EH Bildu es sólo “un acuerdo presupuestario” y no de legislatura.

Por su parte, el portavoz de Podemos, Koldo Martín, volvió a poner sobre la mesa los resultados logrados por su partido en las generales del día 20, recordando que los tres partidos que han acordado las cuentas “recibieron un castigo” en las urnas, aunque también tendió la mano a EH Bildu para futuros acuerdos “porque nosotros no nos hemos movido de nuestro sitio”. Sin nombrarle directamente, Kike Fernández de Pinedo abrió su turno de palabra inmediatamente después que Martín subrayando que “en política hay que saber perder, pero también hay que saber ganar”.

Carrera, de Ciudadanos, lamentó que los presupuestos no sean “más innovadores”, mientras José Damián García, de Irabazi, denunció que “son una continuidad de los últimos, aunque algunos quieran hacerse trampas al solitario”, y finalmente, como buen manchego, tiró de refranero de su tierra para explicar que, aunque las cuentas contarán con un par de pequeñas partidas propuestas por Irabazi, su voto fue en última instancia contrario al proyecto porque “no queremos que a gorrino gordo se le unte manteca al rabo”.