A mediodía, el Ayuntamiento de Vitoria aprobaba una declaración institucional para exigir a Europa respuesta a la tragedia humanitaria que arrastra miedo y miseria desde Oriente Medio y ofrecer la ciudad como refugio para las personas exiliadas. Y casi nadie se enteró. Javier Maroto, el exalcalde de Vitoria, conocido en el Estado como el vicesecretario de Política Sectorial del PP, lo volvió a hacer. Cuando parecía que el discurso estigmatizador había quedado atrás, cuando Gasteiz volvía a tender los brazos a la necesidad sin plantearse prejuicios, estalló la polémica y ya no se habló de otra cosa. Sucedió ante los micrófonos de Radio Vitoria, a primera hora, en su visita semanal a la ciudad para ejercer también como portavoz del PP. “Entre los sirios que entran hay muchos yihadistas. Son personas que un día ponen una bomba en cualquiera de nuestras ciudades y, por tanto, después alguien va a pedir explicaciones; por supuesto que las pedirán”, advirtió. Tal cual.

Maroto soltó la frase sin titubeos, con el ritmo perfectamente medido, como todas sus intervenciones preparadas de antemano. Lo hizo justo después de haber dicho que la gestión de Europa debía preservar “el alma y el corazón”, para insistir en que, aunque lo “principal” es atender con “solidaridad” a las personas refugiadas, en este drama “hay que tener en cuenta razones de seguridad”. Las reacciones se sucedieron a partir de entonces en cadena, entre la indignación y la perplejidad. Y eso que él, en realidad, sólo había puesto palabras a la controvertida decisión adoptada por el PP.

Hace apenas cinco días se supo que el Gobierno central había encargado al CNI que investigara a quienes solicitaran acogida aquí. Dio la orden después de que la inteligencia española desvelara que había planes de infiltración, tras saberse que en Italia se había detenido a un falso inmigrante procedente de Túnez que formaba parte de un grupo terrorista. Analistas internacionales replicaron que el hecho había sido excepcional, que el Estado Islámico no tiene interés en enviar a su gente a Europa y menos todavía en patera o a costa de una odisea por tierra. Pero el gabinete de Rajoy obvió esa voz para dar alas a otras. Como la de Maroto o, sólo unos días antes, la del ministro Jorge Fernández Díaz.

El problema es que esta vez se atravesó esa línea que separa la opinión de la provocación, la advertencia del alarmismo. Y con las redes supurando enfado y los telediarios del mediodía preparando la noticia, avisado tal vez por un Gobierno que al rato desautorizaría a ambos diciendo que los refugiados “precisamente huyen del terror”, el vicesecretario de Política Sectorial del PP dio un paso atrás. “La expresión de que entre los sirios que entran hay muchos yihadistas ha sido poco afortunada”, apuntó. Y con un discurso renovado, Maroto hizo hincapié en la necesidad de dar una respuesta “social y coordinada a un drama humano de primer orden que arrastra importantes tragedias familiares y personales”. “Hay que estar a la altura”, subrayó. Y con ese broche se fue a Logroño, a un acto del PP en compañía de Pedro Sanz, dando plantón al resto de la Corporación local en el acto de la declaración institucional de Vitoria sobre la situación y acogida de estos ciudadanos en la UE.

“Yo creía que hoy habíamos puesto la primera piedra para superar el discurso racista.... ¡Iluso de mi!”, lamentaba en Twitter, al poco rato, el edil de Sumando-Hemen Gaude Jorge Hinojal. Más dura fue Miren Larrion, portavoz de EH Bildu, única fuerza que remitió declaraciones oficiales como reacción a las palabras de Maroto. “Ante el drama humano de todo un pueblo, al portavoz invisible del PP sólo se le ocurre una nueva andanada xenófoba sin ningún tipo de fundamento. Sus declaraciones son inhumanas e infundadas. Le exigimos que deje de extender la sombra de la sospecha sobre familias que están sufriendo. Y al PP, que abandone discursos demagógicos del pasado y que empieza a colaborar de verdad para paliar este drama”, subrayó la edil.

Al menos en Vitoria, sea lo que sea lo que realmente piense, el PP ha sido capaz de sumarse al resto de partidos para hacer fuerza juntos. En la declaración institucional, firmada también por los populares con Leticia Comerón de representante, el Ayuntamiento declara la total voluntad de ayudar a las personas refugiadas y su integración en la red de ciudades-refugio, promete potenciar el grupo de trabajo creada para tal fin, formado por el propio Consistorio, entidades civiles y ONG, así como habilitar una partida para las labores que le correspondan y un programa de sensibilización, activar el fondo de emergencia alavés y animar a la ciudadanía a mostrar su apoyo activo. Además, pide a la UE y especialmente al Gobierno de España definir un sistema europeo común que dé rápida respuesta, supere el protocolo de Dublín y persiga, porque ése sí que es un peligro, a las mafias que trafican con seres humanos.