la arqueología está comenzando a arrojar algo de luz a las muchas preguntas sin respuesta que suscita el entorno del santuario de Santa María del Yermo en Llodio. Pese a la existencia de documentación en los archivos históricos, éstos no terminan de aclarar a los expertos por qué existe una talla del siglo XII en un templo del siglo XV, por qué es un santuario al que se peregrinaba, o los motivos de las muchas contradicciones existentes entre esta construcción y un entorno social, cultural y económico que corresponde más a la Alta Edad Media, con una riqueza medioambiental indiscutible y plagada de evidencias etnográficas y de patrimonio.
La respuesta que a cualquier profano en la materia se le viene a la cabeza es la misma que intuyen los arqueólogos: “Aquí había un templo anterior”. Pero claro, hace falta demostrarlo. Y en ello andan desde finales del mes de junio los integrantes del Grupo de Investigación en Patrimonio Conocido de la Universidad del País Vasco, dirigidos por Sergio Escribano, que se encuentran muy ilusionados con lo que hasta ahora han descubierto, porque todo indica que tenían razón, “aunque es pronto para asegurarlo”, apunta el director de la intervención.
De momento, sólo han realizado dos sondeos de 12 y 20 metros cuadrados cada uno, con niveles de excavación que oscilan entre los 20 y los 60 centímetros, tanto en el exterior como en el interior del templo. En el primero, junto a una zona anexa al campanario, por donde supuestamente discurría el antiguo camino, tras la retirada de la tierra vegetal superficial se ha logrado documentar una superposición de caminos, “y ahora estamos excavando el último, a ver si damos con la antigua vía”, apunta Escribano.
La ilusión no se queda ahí, ya que en el interior, concretamente bajo el coro del templo, ha salido a la luz una necrópolis con dos tumbas junto a la puerta vieja que, en base a las primeras estimaciones, podrían ser del siglo XII. Por otro, también se ha descubierto un nivel de suelo de arcilla batida y posteriormente quemada, que era lo que se utilizaba en la época medieval. Aparte, tal cual relata el arqueólogo, el equipo de la excavación está a la espera del análisis de una moneda encontrada en la zona superior del enterramiento para poder datar con exactitud el hallazgo.
Otra de las cosas que tiene sorprendidos a los expertos es que en la excavación han encontrado tres monedas a diferentes niveles, y pocos restos cerámicos, que “suele ser lo más habitual al tratarse de un material que no se desintegra”, explican. Al tiempo, insisten en que “lo importante de este hallazgo no radica en el par de tumbas, sino en que están cortadas para construir el nuevo templo, evidenciando que teníamos razón en lo de la posible existencia de una construcción anterior, aunque todavía no hayamos encontrado restos de las paredes, para entendernos”.
La elección de estos puntos para efectuar la intervención tampoco es cosa del azar, sino que ha habido una importante labor de estudio previo. “La arqueología está sirviendo para corroborar y dar respuesta a las preguntas más difíciles de contestar desde los archivos, pero no hemos actuado a ciegas. Ya existe un estudio de la evolución constructiva de Santa María del Yermo efectuado por Ana Álvarez, y la búsqueda documental seguirá de cara a elaborar un catálogo del arte mueble, sobre el que nuestros compañeros del departamento de Topografía trabajarán para ver cómo se pueden aplicar sus técnicas a la realización de recreaciones en tres dimensiones que se colgarán en Internet para que la gente pueda consultar lo encontrado”, adelanta Escribano. Otra de las pretensiones pasa por proteger la necrópolis hallada con la colocación de un vidrio que permita contemplar las capas exploradas hasta ahora, a fin de garantizar el culto y de acuerdo con el párroco.
Visitas gratuitas De hecho, otra de las novedades de esta excavación es que por primera vez se han organizado visitas guiadas para que la gente se acerque de manera gratuita a conocer al equipo, escuchar qué se está haciendo, por qué, y qué se ha encontrado hasta ahora. Incluso podrán tocar parte del yacimiento. Hasta el momento han atendido a seis excursiones, de entorno a 15 personas cada una, en horarios de mañana y tarde. “Está siendo una experiencia realmente entrañable y divertida”, que se repetirá a partir de septiembre y hasta fin de año, una vez culminada la excavación y completado la documentación histórica que la acompaña, pero ya para exponer in situ todas las piezas encontradas, adelantan.
La excavación está siendo financiada a través del convenio de colaboración que firmó el Ayuntamiento de Llodio con la Universidad del País Vasco en 2013. Pero, además, para su difusión se cuenta con una ayuda del Gobierno Vasco. Al citado convenio para promover estudios e investigaciones sobre el santuario de Santa María del Yermo, Santa Lucía y su entorno, se sumaron nueve departamentos de la UPV, aunque de momento sólo trabaja el de Arqueología, Topografía e Historia del arte.
Entre todos ellos, además de lo hallado en la última intervención, también han encontrado los restos de un lagar sidrero en el caserío Goikoetxea de la zona de Isusi, el primero de Álava, datado en los siglos XVI o XVII. Con todo, son muchos los secretos de un pasado que quedan por aflorar en las 400 hectáreas de terreno que comprende el santuario de Nuestra Señora del Yermo y su entorno. De hecho, no sólo alberga este templo que aparece citado en documentos del año 853 -aunque su fundación se atribuye a los caballeros templarios-, sino también restos del cinturón de hierro que se construyó en la Guerra Civil para proteger Bilbao de las tropas franquistas, neveros y caleros, entre un sinfín de grandes valores de tipo cultural, histórico, arqueológico, medio ambiental y paisajístico.
Zona vulnerable Sin embargo, se trata de un lugar vulnerable y con peligro cierto de degradarse. Ya en 2012 el Ayuntamiento acompañó al equipo redactor seleccionado para elaborar el plan especial de protección y conservación de este entorno en la presentación de unas jornadas de participación ciudadana, que tuvieron por objeto generar debate y reflexión vecinal en torno a este ámbito, para incluir sus aportaciones al citado plan.
“Cuantificar la intervención integral es imposible, hay cosas desde 3.000 euros hasta un millón de euros; lo que sí consideramos urgente es la ordenación de los usos para evitar tendencias negativas que ya están empezando a desfigurar el entorno”, señalaron desde el equipo redactor en aquellas fechas.