los gobiernos, los mercados y la crisis económica generada por su acción y en otros casos por su inacción han pisoteado muchos de los valores universales que deberían regir la sociedad y las relaciones entre sus integrantes. Conceptos como la equidad, la justicia social, la solidaridad o la democracia directa han sufrido un fuerte retroceso en este contexto, inmersos en una deriva donde ha primado el sálvese quién pueda, y las desigualdades se han ensanchado sin solución de continuidad, no sólo entre los países del Norte y el Sur sino también en el ámbito más local. Claro que toda crisis es sinónimo de oportunidad y, aunque esto no resulte nuevo, otro modelo es posible, incluso más necesario que nunca atendiendo a esta realidad. Un escenario en el que la economía solidaria, un enfoque de esta actividad que tiene en cuenta a las personas, al medio ambiente o al desarrollo sostenible por encima de cualquier otro interés, ha comenzado a cobrar fuerza.
Un buen ejemplo de ello tendrá este mismo sábado a Gasteiz como centro neurálgico. El Iradier Arena acogerá la III Feria de Economía Solidaria que se organiza en Euskadi, un evento que pretende acercar a la ciudadanía la oferta de productos y servicios del llamado mercado social vasco. Una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios y que está constituida por empresas y entidades de la economía social y solidaria junto con consumidores individuales y colectivos. El abanico, cada vez más amplio, permite a quienes apuestan por esta vía alternativa cubrir una parte significativa de sus necesidades: finanzas éticas, transporte sostenible, comercio justo, energías renovables, inserción sociolaboral... La cita, en definitiva, pondrá al alcance de los vecinos de Gasteiz que así lo deseen todas las propuestas existentes para lograr un consumo “consciente, responsable y transformador”, según avanzan sus organizadores.
Los padres de la feria son el consorcio Zentzuz Kontsumitu, integrado por varias ONG radicadas en la capital alavesa que fomentan este tipo de consumo responsable (Medicus Mundi, Setem y Mugarik Gabe), y la Red de Economía Alternativa y Solidaria (Reas), de la que forman parte 64 entidades que trabajan en esa misma dirección. Este periódico ha tenido la oportunidad de conocer el trabajo que realizan ambos colectivos y el de tres empresas de esas 64 que forman la cada vez más grande familia de Reas, con distintos recorridos y características en el territorio. Se trata de Zabaltegi, La Box y Goiener, que respectivamente se dedican a la inserción laboral, al marketing y la comunicación y a la comercialización de energía 100% renovable. Tres claros ejemplos de que sí se puede, trasladando a la economía ese lema tan de moda últimamente en el ámbito político. “Queremos promover un mercado social a todos los niveles”, avanza Javi González, técnico de Reas, un colectivo que echó a andar en el año 1997 para sumar pequeñas experiencias individuales que apuestan por “producir de otra manera”.
El recorrido ha sido fructífero hasta la fecha, teniendo en cuenta que instituciones como la Diputación Foral de Gipuzkoa o varios ayuntamientos vascos han colaborado con Reas en la formalización de compras públicas. “Se trata de promover un mercado compuesto por entidades cuyos servicios sean producidos con parámetros sociales: sin ánimo de lucro, fomentando la igualdad entre hombres y mujeres y que, poco a poco, estas opciones vayan acercándose al gran público”, explica González. El objetivo final, según remarca, pasa por “poner la vida en el centro”, en definitiva a las personas.
“hartos” Un sentimiento plenamente compartido por Marian Uriarte, portavoz de Zentzuz Kontsumitu, la otra pata de la Feria de Economía Solidaria que se celebrará pasado mañana. “Tenemos esperanza en que se acerque la gente que está harta del mismo modelo, de oír que no hay opciones. Hay alternativas y están funcionando”, zanja Uriarte. Aunque las entidades integradas en Zentzuz tienen en la cooperación al desarrollo su campo principal de actuación, “transformar el Norte es imprescindible para transformar también el Sur”. De ahí que fomenten y difundan “otro modelo de consumo más responsable”, basado en “criterios de igualdad”, con claros ejemplos como la tienda de comercio justo que Medicus Mundi gestiona en la calle Pío XII.
“Hay que demostrar que las cosas se pueden hacer de otra forma”, afirma en este mismo sentido Frineé Moreno, socia y encargada de comunicación de La Box, una pequeña cooperativa sin ánimo de lucro, paritaria -la integran dos socios y dos socias- y con centro de operaciones en la calle Zapatería que emplea el marketing y la comunicación “no para tener beneficio económico, sino social”. Campañas para prevenir las agresiones sexistas como la que el año pasado puso en marcha el Ayuntamiento de Gasteiz en La Blanca -los famosos pulpos- u otras realizadas para ONG demuestran que “el marketing social es posible”. También lo pondrán de relieve en la feria, ya que La Box integra su grupo motor. La cooperativa también trabaja con banca ética, emplea software libre y ha suscrito el Pacto Verde de Gasteiz.
Otra cooperativa que presentará su oferta en el evento, Goiner, sabe mucho sobre compromisos sostenibles. “Hay una solución al oligopolio y pasa por apoyar a las renovables”, avanza Aitor Hernández, uno de los voluntarios de este ente comercializador de energía eléctrica de origen 100% renovable, único eslabón de esta cadena que está liberalizado. Goiener nació hace tres años y ya cuenta con 3.228 socios, no sólo en Euskadi, más de 400 de ellos en Álava. Su pretensión, cambiar el modelo energético imperante aumentando la demanda de electricidad renovable y canalizar esa exigencia ciudadana de que debe recuperarse el control de un bien tan básico como la energía. “Si quieres cerrar Garoña no basta con manifestarte, tienes que hacer otro gesto”, ejemplifica Hernández.
La inserción en el mercado laboral de personas con distintos problemas en el ámbito de la inclusión tiene en Gasteiz como uno de sus máximos exponentes a Irse, una entidad sin ánimo de lucro que gestiona distintos proyectos empresariales, entre ellos seis locales de hostelería: la cafetería y el kiosko Zabaltegi del parque de La Florida, la de Judimendi, el bar de Ataria y las cafeterías de las residencias de la tercera edad Ajuria y Zadorra. Ildefonso Urkijo, responsable de Zabaltegi, pone en valor un proyecto que sólo desde el año 2000 ha logrado emplear a 67 personas, aunque en los últimos tiempos el grado de inserción en el mercado ordinario haya caído sustancialmente. “Antes era más alto, pero ahora, en plena crisis, ha caído hasta el 60%”, lamenta Urkijo. Los trabajadores acceden a estos empleos, donde también tienen un acompañamiento, a través de Lanbide. Mayoritariamente son extranjeros, muchos refugiados políticos, y sobresalen las madres solteras -también autóctonas-.