Vitoria - El “hasta que no haya una desgracia no se hará nada” es una vieja cantinela en Ribera Alta. Y lo peor es que una vez pasó. Y tampoco entonces se establecieron todas las medidas necesarias para evitar que se produjeran más. Ayer, los vecinos volvían a mirar con miedo e impotencia hacia los cuatro peligrosos pasos a nivel, sin semáforos ni barreras de seguridad, que cicatrizan la comarca. Por la tarde, un conductor despistado se había acercado a uno de esos cruces ferroviarios, el de Hereña, y el tren se había llevado el morro del vehículo por delante. Por suerte, no hubo daños personales. No esta vez. La gente todavía recuerda la tragedia del 23 de junio de 2004, cuando una niña murió y su padre resultó herido al arrollar una locomotora el todoterreno en el que viajaban, a dos kilómetros de la estación de Pobes, por culpa de esa falta de protección. Sólo entonces Fomento tomó nota. Pero, con el tiempo, se olvidó de terminar sus deberes.
El susto del miércoles, uno de tantos, por otro lado, volvió a poner en pie de guerra al alcalde de Ribera Alta, Jesús Berganza. Está harto de “la terrible indefensión” que sufre la comarca a causa de “la falta de medidas por parte del Ministerio, que primero dijo que iba a solucionar estos pasos y que ahora dice que no hay dinero ni intención”. De los seis pasos a nivel sin protección que tenía Ribera Alta desde tiempos inmemoriales, sólo se ha intervenido en dos. Y eso que el compromiso se extendía a más. Fue en 2010, siete largos años después de la muerte de la pequeña, muchos más todavía de insistencia, cuando la Administración de Infraestructuras Ferroviarias de Fomento, Adif, anunció su intención de eliminar tres de esos puntos negros, dentro del ramal Castejón-Bilbao. Incluso tenía fijada la inversión: casi 2,7 millones de euros. En dos de los proyectos, se contemplaba construir sendos pasos elevados sobre las vías del tren. Se trataba del ubicado en Hereña y el del camino que une las localidades de Mimbredo y Caicedo-Sopeña, el punto precisamente donde había fallecido la niña. En el tercero, en la intersección con el camino bajo la iglesia, la solución adoptada por la sociedad pública pasaba por erigir una nueva pasarela peatonal así como un enlace que permitiera la conexión del viario perimetral que discurre junto al río Baias con el futuro paso superior que se proyectaba entre Mimbredo y Caicedo-Sopeña. Y parecía que todos ellos se iban a hacer. Es lo que parecía.
La crisis, la excusa Anunciadas las adjudicaciones de los tres proyectos en 2011, finalmente sólo se llevaron a cabo dos: el del fatal desenlace y el de la intersección del camino bajo la iglesia. Del de Hereña no se volvió a hablar a pesar del grandilocuente mensaje lanzado desde Fomento de que los trabajos contemplados allí respondían “al compromiso de Adif de mejorar la seguridad en el ferrocarril, con actuaciones de supresión de pasos a nivel, mejora de la protección de los mismos y campañas de sensibilización, dentro del Plan de Supresión y Mejora de Pasos de Nivel de 2005”. ¿Qué pasó entonces, para que el viento se llevara tan responsables intenciones? El tsunami de la crisis económica, al parecer, y con ella el establecimiento de prioridades en las que, por las razones que fueran, dejó de estar Ribera Alta. “Sufrimos los recortes y nuestra preocupación se aviva cada vez más”, advirtió Berganza, que ya no sabe qué hacer para convencer de la necesidad de intervenir tanto en ese punto como en los otros tres que respiran peligro cada día en la comarca: dos emplazados en la zona de San Millán y uno en Apricano.
La Corporación municipal ha solicitado apoyo insistentemente a los representantes institucionales del País Vasco en Madrid y, de hecho, ya se han realizado algunas gestiones en el Ministerio de Fomento. No obstante, el alcalde en Pobes tiene muy claro que “de momento no se hará nada porque dicen que no hay dinero, pero no valoran los accidentes que han ocurrido ni los riesgos que sufren las personas que deben transitar obligatoriamente por esos lugares”. La colisión de este jueves, por suerte, quedó en un susto. Quién sabe, sin embargo, cuál será el desenlace la próxima vez. Y lo último que desean los vecinos de Ribera Alta es que tenga que volver a suceder una terrible desgracia, como la de 2004, para conseguir la supresión del resto de pasos a nivel. O de dos. Ése nunca debería de ser el revulsivo.
El alcalde de Ribera Alta lamenta que no se hayan tomado las medidas necesarias por parte del Ministerio de Fomento para suprimir los pasos a nivel y lamenta que con la excusa de los recortes se siga favoreciendo un escenario ideal para accidentes.
Una muerta en 2004. El 23 de junio de 2004, una niña de diez años murió y su padre resultó herido al arrollar un tren el todoterreno en el que viajaban. Habían quedado atrapados en el paso a nivel de Mimbredo, uno de los pocos ya suprimidos.