Cincelar cuerpo y mente. Potenciar la relación entre educación, arte y terapia. Entender a la persona como un todo y fomentar en los más pequeños el aprendizaje multisensorial y multidisciplinar. Cuando Yanela (logopeda) y Adriana (psicomotricista) decidieron dar forma junto a Ixone (psicóloga) y Diego (osteópata) a su proyecto Gune Gasteiz tenían muy claro que en la capital alavesa muchas familias ansiaban encontrar un centro como el que ellas tenían en mente. “Veíamos que era necesario, que muchas personas lo demandaban, y que además no existía en la ciudad”, explica Yanela Murua, codirectora del centro, que hace poco más de un año puso la primera piedra de un proyecto “terapéutico, educativo y creativo”.

“Queríamos ir un poco más allá, avanzar en otra dirección con herramientas como la palabra, el cuerpo, la emoción y el arte educativo, que para nosotras son ejes y van de la mano. Para hacer lo que ya se hace o permanecer e incidir en modelos habituales ya hay otras cosas en Vitoria”, explica Yanela, que aunque es consciente de que “vivimos en una ciudad relativamente tradicional, nosotras hemos apostado por lo que creemos, tanto en terapias como en las actividades que programamos”.

Aunque tratan a pacientes de todas las edades, buena parte del trabajo de Gune Gasteiz se centra en la infancia, ayudando a las familias a hacer frente a las dificultades que pueden surgir durante el desarrollo de los niños y que los centros escolares no pueden en muchas ocasiones tratar con la profundidad y la atención requerida. Porque formas de crecer y aprender hay muchas, aunque a veces la ortodoxia siga marcando la pauta en la educación convencional.

“Se trata de ampliar la mirada. En vez de machacar la falta de ortografía escribiéndola cien veces como Bart Simpson, buscar dónde es fuerte cada niño o niña. Nuestra responsabilidad como terapeutas es detectar esas fortalezas y propulsar el tratamiento desde ahí”, apunta Murua, que recuerda cómo en la educación actual “el marco escolar, como el número de niños por clase, condiciona mucho”.

“Aunque tengan la suerte de tener un profesional con formación en psicomotricidad, el contexto define lo que puede suceder”, resalta antes de poner sobre la mesa un problema que tratan habitualmente. “Cada vez nos llegan más casos de dificultad en la lectoescritura. Familias que vienen y te dicen que su hija no puede leer bien. En ese ámbito lo que se venía aplicando en la formación más ortodoxa para mí era insuficiente, así que le hemos dado una vuelta. No se potenciaba la amplitud de recursos para los niños”, asegura. Situaciones que en Gune Gasteiz trabajan para paliar con metodología alternativas, multisensoriales, basada en conceptos educativos como las inteligencias múltiples.

“En la escuela escuchan y copian dictados, fortalecen el canal auditivo, pero hay niños que no tienen sólo una fortaleza definida en los términos que propone la escuela. Hay niños que aprenden con las manos, otros con la vista, otros vivencialmente, otros representándolas con su cuerpo, bailando con ellas, tocándolas, manipulándolas con materiales blandos...” enumera Yanela Murua, que en su local de la plaza San Martín acostumbra a recibir a familias “que llegan ya con cierto hastío, fatigadas” porque sus hijos tienen un problema que en ocasiones ni siquiera han detectado o definido con exactitud.

inquietudes “Son problemas muy diferentes: de enseñanza, dislexia, problemas del lenguaje oral o trastornos generalizados más serios”, incide. Cuando las familias tocan la puerta de Gune Gasteiz sus responsables se ponen manos a la obra para encontrar la mejor solución para que el desarrollo personal de esos niños no se trunque en casos como la dislexia, por ejemplo, que afecta a alrededor de un 10% de la población y su detección a tiempo es fundamental. De cualquier forma, los problemas a los que tanto niños como adultos se enfrentan a nivel físico y mental no siempre tienen una única vía de solución, y en ese viaje para guiarlos “y ayudarlos a la autocuración”, Diego Benito, osteópata, apunta cómo, de hecho, “los niños son mejores pacientes que los adultos”.

“No tienen prejuicios y su poder de autosanación es mucho mayor”, expresa. Y es que eso precisamente, los prejuicios, es uno de los muros que en Gune Gasteiz tratan de romper -con cariño- cuando una familia acude a recibir ayuda para solventar contratiempos. “Es algo que nos toca hacer muchas veces, reeducar a las familias, resituarlas y recolocar conceptos que tienen muy asimilados. Además no importa que sean padres y madres jóvenes o mayores, los primeros también tienen sus taras en ese sentido”, argumenta Ixone Legorburu, psicóloga de Gune Gasteiz.

“Por ejemplo, los padres vienen con la idea de que siendo niños tienen que compartir sus juguetes con sus hermanos, sus amigos... Y si no lo hacen se enfadan. De repente se encuentran con que nosotros les decimos que en según qué fases tienen que respetar el espacio de sus hijos, que ellos decidan cómo y cuándo quieren dejar los juguetes... Eso les choca”, expone Ixone.

“Entonces es cuando te dicen bueno, vamos a tener que hablar mucho porque estoy acostumbrada a hacer lo de siempre, esa frase, ese lo de siempre, es algo que utilizan mucho”, señala. “Vivimos en un ritmo propio de un adulto y desde ahí pretendemos que la criatura nos acompañe y funcione. Y son realidades completamente opuestas. El amor, los límites, la escucha activa... Son necesidades auténticas en los niños”, resalta por su parte Yanela, que cede la palabra a la psicomotricista -y codirectora de Gune Gasteiz- Adriana Gascó, en cuyas clases con niños y adultos busca potenciar en las familias “tanto la esfera emocional como relacional, cognitiva y motriz, con el juego, la herramienta fundamental de los niños, en los que el adulto acompaña”. Incluso las propias ikastolas y colegios les mandan a veces a los niños que detectan con problemas que la escuela no atiende con el detalle adecuado.

“Nos llegan casos con dificultades en los que el método habitual no es suficiente, por eso nuestra labor es avanzar, ver qué funciona y partiendo de lo que ya se conoce, proponer más y mejor”, concluye Murua desde un local en el que también buscan el desarrollo individual de los niños con la literatura -recientemente contaron con la presencia de Estrella Ortiz, conocida escritora y cuentista, para aunar cuentos y comunicación infantil-, un servicio de orientación entorno a los procesos de lectura, una escuela de familias aún en proceso de gestación y actividades “abiertas a todo tipo de gente” en las que se potencia “la atención al cuerpo, la escucha, la creatividad y el desarrollo intelectual y emocional de las personas”.

Así, ofreciendo alternativas a familias que buscan espacios de desarrollo y orientación diferentes, en Gune Gasteiz niños y adultos pueden encontrar un espacio en el que ahondar en nuevas vías que seguramente nunca se habían planteado.