Errekaleor Bizirik es el nombre con el que los okupas han bautizado su proyecto para revitalizar el barrio, una iniciativa en la que llevan meses trabajando desde que entraron a vivir en las viviendas vacías de una barriada que lucía semidesierta desde que el Ayuntamiento paralizó sus planes de reconstrucción.

Un informe de la Policía Local advierte de que las casas están en mal estado y de que sería conveniente desalojar a las personas que en ellas residen. Ahora, el alcalde ha pedido otro informe a los Bomberos para que evalúen los edificios y si concluyen que no reúnen las condiciones de seguridad adecuadas proceder al desalojo de los pisos, aunque por ahora el Ayuntamiento no tiene intención de derribar las casas. En el barrio todavía hay familias que se resisten a dejar sus domicilios y aceptar el realojo que les propone la sociedad urbanística Ensanche 21.

Javier Maroto quiere con este nuevo informe de los Bomberos tener todas las garantías antes de instar a los okupas y vecinos a que abandonen las casas. “Sólo serían desalojados si se niegan a marcharse”, señaló ayer el primer edil. Un paso más en el cerco a Errekaleor que el Ayuntamiento inició hace años con los primeros desalojos. Sin embargo, los okupas ya han anunciado que resistirán. No comparten la tesis de que en las viviendas haya problemas de seguridad porque aseguran que llevan meses arreglando los desperfectos y adecentando las casas e invitan al alcalde a que visite alguna de ellas para comprobar el verdadero estado en el que se encuentran unos pisos que, de nuevo, parece que tienen los días contados, ya que el consejo de administración de Ensanche 21 también ha dado el visto bueno a un proceso judicial para desalojar a las familias que ocupan varias viviendas, aunque no se recurrirá a la vía penal.

El detonante fue el incendio a principios de febrero de una vivienda que ocupaba una familia rumana y en el que murieron tres perros. Desde la plataforma Errekaleor Bizirik, formada por decenas de jóvenes que han entrado a vivir al barrio para desarrollar un proyecto autogestionado, denuncian, en cambio, que el Ayuntamiento está aprovechando este suceso para desalojar todo un barrio que en los últimos tiempos ha recuperado su cine, biblioteca y bar mediante trabajos comunitarios de restauración. Y que, además, comienza a tener vida gracias a las actividades que organizan.