vicente Luis García, conocido por todos como Txenti, es el conserje de la Unidad Docente de Medicina de Gasteiz desde hace 16 años, la escuela donde los facultativos del futuro completan el segundo ciclo de su carrera en la capital alavesa. Una profesión que Txenti nunca ha dejado de compatibilizar con su verdadera “vocación”, la de periodista, y en consecuencia también la de escritor. Su contacto diario con los alumnos de este centro ubicado junto a Txagorritxu y sus profesores, médicos de ayer, hoy y mañana, pero también ese papel de paciente que todos compartimos, ha cristalizado en una publicación donde este gasteiztarra de 51 años colecciona sabias reflexiones dirigidas a quienes ejercen o van a ejercer esta vital profesión y, al mismo tiempo, para reivindicar la labor de aquéllos que integran el universo académico sin ser profesores. Su título es explícito, El conserje de medicina.

“Esto es una atalaya, un observatorio sociológico curioso de varias generaciones de profesionales. Puedes aportar la visión de un paciente que está al otro lado y a la vez la del profesional de este mundo que no tiene bata ni fonendo”, explica Txenti desde el otro lado del mostrador donde desarrolla su labor diaria. Una labor que va desde abrir el centro, preparar las aulas, hacer fotocopias para los alumnos... Fundamentalmente, atender todas las necesidades del centro y de las personas que pasan por él, ejerciendo de sabio consejero en muchos casos, un desempeño que encaja como anillo al dedo con su carácter afable. Para Txenti, escribir siempre ha sido terapéutico, lo que le ha llevado a redactar anteriormente varios cuentos e incluso una novela de 300 páginas dedicada a sus cuatro hijos y a los amigos de estos. Ninguna de estas obras llegó a ver la luz más allá de su ámbito más cercano, pero en esta ocasión El conserje sí puede adquirirse a través de Internet -éste es el enlace: http://www.bubok.es/libros/237394/El-Conserje-de-medicina- o contactando directamente con el autor, que se ha encargado de editarlo “desde la plantilla a la portada”.

Txenti dio el paso definitivo cuando, un buen día, el ginecólogo y también docente Javier Gorostiaga le invitó a contar su experiencia como padre de cuatro criaturas ante los alumnos del centro. Las ideas comenzaron a entrar en ebullición en su inquieta cabeza, que durante años le ha mantenido también como colaborador habitual de distintos medios de temática religiosa. Y se puso manos a la obra.

A través de sus 24 páginas, Txenti reflexiona sobre las diferencias que existen entre la profesión y la vocación, sobre el error que supone banalizar el dolor ajeno, sobre el cuidado que hay que tener al tratar con los padres primerizos, algo que le ha tocado de lleno, sobre la convivencia con la vida y la muerte... Siempre, aportando consejos a los jóvenes estudiantes que todos los días desfilan por delante de esa atalaya y que, en un futuro, incluso podrían ser sus médicos. “A los alumnos les digo que si van a por un 5 en un examen, espero no verles nunca en una consulta. Que vayan a por un 10, aunque luego se queden en ese 5”, avisa a navegantes.

Aunque dedicado especialmente a los médicos y los estudiantes con los que comparte espacio a diario en la Unidad Docente, para el autor también es un texto que “puede servirle a cualquiera”, como una forma de valorar a un colectivo de estudiantes especialmente sacrificados y también para “desmitificarlos”. “Espero que la gente lo lea”, se marca como modesto objetivo.