gasteiz - Era el de ayer un día difícil, o cuando menos extraño, para debatir de forma serena sobre ayudas sociales en Vitoria, apenas 24 horas después del escalofriante atentado de París, que no tiene nada que ver con la Renta de Garantía de Ingresos y ha sido cometido por ciudadanos franceses. Sí son musulmanes, y descendientes de magrebíes, y ahí entra en juego el núcleo de lo que se discute en Vitoria desde hace medio año desde el trazo grueso, la visceralidad y el miedo al diferente, todo ello aderezado con una tasa de paro cercana al 15%.

Ayer comparecieron en la comisión sobre las ayudas sociales Gorka Moreno, director del Observatorio vasco de la Inmigración, Ikuspegi; y Jesús Prieto Mendaza, doctor en Antropología Social y Cultural, para aportar una visión matizada y fría del complejo fenómeno de la inmigración en Euskadi y Gasteiz, para alertar a la clase política de que el recurso al prejuicio contra el extranjero puede provocar un incendio incontrolable, y para decir que sí, que los baremos de concesión de la Renta de Garantía de Ingresos pueden y deben ser modificados, pero para llegar a más gente, no a menos.

Moreno explicó que en Euskadi son los inmigrantes los que más ayudas de este tipo perciben por la sencilla razón de que su tasa de pobreza es del 36,2% frente a la del 4% de los vascos autóctonos. Según el director de Ikuspegi, el debate para hacer que esas ayudas lleguen a quienes tienen una segunda vivienda, por ejemplo, o no pueden hacer frente a su hipoteca porque tienen más gastos que ingresos aunque su sueldo no sea el más mísero del mercado laboral, no puede hacerse “en la barra del bar”. Debe ser un debate técnico, que por ejemplo corrija las graves carencias de Lanbide o incluso aborde las propuestas “lógicas” del decálogo del alcalde Maroto, y que se aleje de intereses, por ejemplo, electoralistas. En ese sentido, Moreno celebró que ningún partido político hasta la fecha haya tratado de convertir al inmigrante en el “chivo expiatorio de la crisis”, porque cuando así sucede, “se pueden crear espacios de impunidad”, y aludió a “ejemplos históricos y actuales”.

Moreno explicó que en Euskadi ese inmigrante ya es en muy pocos casos irregular, al contrario de lo que ocurría hace una década. Así, son sólo los recién llegados quienes no tienen papeles, y por ello casi todo los extranjeros que viven en la CAV lo han sido alguna vez, para luego entrar en el sistema. Y como entran en el sistema, pagan impuestos y cotizan a la Seguridad Social, por un lado, y por otro apenas generan gasto sanitario por la sencilla y única razón de que son más jóvenes que los autóctonos.

El director de Ikuspegi, quien defendió que el fraude en las ayudas sociales es muy bajo comparado, por ejemplo, con las estafas a la Seguridad Social, opinó también sobre la plataforma Ayudas+Justas, cuyo portavoz debía haber acudido ayer al Ayuntamiento y no lo hizo tras dimitir, precisamente, por cobrar indebidamente el paro. “La Iniciativa Legislativa Popular es un mecanismo de participación que está siendo prostituido”, sentenció con respecto a la campaña de A+J.

Tras Moreno compareció Jesús Prieto, quien advirtió de que “el miedo migratorio genera ideología política”, y advirtió de que el “estigma” que el alcalde está endosando a los magrebíes ha generado una “corriente de opinión desde julio”. En el tranvía, en la panadería, en el txoko, se oyen “expresiones desconocidas hasta ahora”, y así se lo ha transmitido al propio Maroto, a quien pide que rectifique públicamente. “Si se quería fomentar la islamofobia ya se ha conseguido; si [Maroto] pretendía eso ha sido inteligente; si no, ha sido ingenuo”, dijo.

Prieto, partidario también de reorientar la RGI a las nuevas necesidades sociales y de no “ridiculizar” inquietudes como las que expresa A+J, dijo sin embargo que gracias a las ayudas Euskadi goza de un mayor bienestar y seguridad que otras comunidades. El doctor en Antropología explicó cómo la falta de cobertura social beneficia a las mafias que se aprovechan de la inmigración y hace proliferar la heroína, la prostitución, el chabolismo y las bandas juveniles en Andalucía o Madrid.

Prieto, finalmente, advirtió de que la inmigración es imparable y para siempre. El profesor recordó que el mundo ha cambiado y bastan nueve horas de avión y tres de coche para viajar de Ecuador a Gasteiz, o que los jóvenes de Tánger ven a través de Internet el centro cívico Aldabe o las mezquitas de la ciudad.