la iglesia gasteiztarra de María Inmaculada, la popularmente conocida como Catedral Nueva, asistió en la tarde de ayer a la ceremonia de beatificación de Pedro de Asúa, un ritual consecuencia de su proclamación como beato de la Iglesia Católica por parte del papa Francisco el pasado 27 de enero. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Angelo Amato. Se trata de la primera vez que una beatificación tiene lugar en la capital alavesa.
Pedro de Asúa Mendia nació en Balmaseda el 30 de agosto de 1890. Su padre, Isidro de Asúa, era secretario del juzgado. Estudió el bachillerato en el colegio de la Compañía de Jesús de Orduña y, a los dieciséis años, comenzó la carrera de Arquitectura en Madrid, en la que se licenció en 1915, con veinticinco años. Sus primeros trabajos importantes fueron el teatro Coliseo Albia de Bilbao, sobre planos de Rafael Fontán, y el frontón Jai Alai de Madrid. En Balmaseda construyó las Escuelas Mendia, financiadas por su tío Martín, quien había hecho fortuna en México, costeando a su regreso numerosas obras para el pueblo, por lo que Balmaseda le dedicó una calle y un monumento en la plaza de San Severino. Sintiendo una fuerte vocación religiosa, en 1920 decide ingresar en el seminario de Vitoria, que entonces estaba junto a la Catedral de Santa María. En 1924, siendo aún seminarista, el obispo Fray Zacarías Martínez le encargó el diseño de un nuevo seminario para la diócesis. Ese mismo año fue ordenado sacerdote, oficiando su primera misa en Balmaseda, el 27 de junio.
El seminario de Vitoria se inauguró el 28 de septiembre de 1930. Asistieron el nuncio papal, monseñor Tedeschini, y el por aquel entonces rey de España Alfonso XIII. En aquellos tiempos la diócesis de Vitoria abarcaba las tres provincias vascongadas, siendo entonces su obispo don Mateo Múgica, quien le nombró arquitecto de la diócesis. Es de resaltar que Pedro de Asúa, persona tan brillante como humilde, no asistió al acto. Además de ser un excelente arquitecto, tenía la categoría de monseñor, concedida por el Papa Pío XI, pero nunca hizo alarde de ello. Muy al contrario, él pretendía ser un cura de pueblo. Por ello, aunque estaba plenamente dedicado a su trabajo como arquitecto, sacó tiempo para colaborar en la vida pastoral de su localidad natal, Balmaseda.
Perteneciente a una familia de tradición carlista y de fuertes convicciones religiosas, al estallar la sublevación de julio de 1936 recibió amenazas de ciertos sectores sindicalistas, a pesar de su amplia labor a favor de los trabajadores. El Partido Nacionalista Vasco le brindó su protección, pero él decidió salir de Balmaseda. Fue detenido en Erandio el 29 de agosto, trasladado al monte Candina, en Liendo (Cantabria), entre Castro-Urdiales y Laredo, y ejecutado sin ningún tipo de acusación ni juicio previo. A los veinte días un pastor encontró el cadáver, que fue enterrado sin identificar. La familia de Pedro de Asúa realizó diversas gestiones para localizarlo. A los dos años, su hermano Martín reconoció el cadáver gracias al reloj que portaba en la muñeca.
Pedro de Asúa fue enterrado en Balmaseda. En 1955 sus restos fueron trasladados al Seminario de Vitoria, que él había construido, donde reposan actualmente. Entonces se inició el proceso de beatificación, que fue reactivado en 2004 por el actual obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi.
La ceremonia de ayer, para la que se organizaron autobuses desde distintos puntos del territorio como Araia, estuvo presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y representante del Papa, y fue concelebrada por el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, el cardenal Antonio Cañizares, actual arzobispo de Valencia; el nuncio del Vaticano en España, Monseñor Renzo Fratini; el arzobispo de Burgos, Monseñor Francisco Gil Hellín; así como el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.
Además de numerosos fieles, diversos representantes institucionales asistieron a la cita, como el diputado general de Álava , Javier de Andrés, el presidente de las Juntas Generales, Juan Antonio Zárate, el alcalde de Gasteiz, Javier Maroto, el delegado del Gobierno español, Carlos Urquijo, los consejeros del Gobierno Vasco Ricardo Gatzagaetxebarria y Ana Oregi, el alcalde de Balmaseda, Álvaro Parros, y el edil de Cultura de Vitoria, Iñaki García Calvo. La celebración de la misa siguió el orden habitual, pero además incluyó en su inicio la celebración del llamado Rito de Beatificación.
El nuevo beato. Pedro de Asúa nació en Balmaseda en 1890 y estudio Arquitectura en Madrid, pero a los 29 años, sintiendo una fuerte vocación religiosa, ingresó en el Seminario Conciliar de Vitoria, ubicado entonces junto a la Catedral Santa María. Siendo todavía seminarista realizó los planos del nuevo Seminario. Fue asesinado el 29 de agosto de 1936.
La ceremonia. La celebración de ayer, presidida por el cardenal Angelo Amato, siguió el orden habitual, pero incluyó también el llamado Rito de Beatificación.