la romería en honor al Señor de los Milagros supone un acontecimiento a nivel mundial para la comunidad peruana, una multitudinaria cita que un año más tuvo también ayer su particular escala en Vitoria. Decenas de vecinos del país andino residentes en la ciudad, acompañados por numerosos autóctonos, rindieron tributo al Cristo moreno en distintos puntos del Casco Viejo dejando imágenes que tardarán tiempo en borrar de sus retinas. La colaboración de la asociación de inmigrantes peruanos Machupichu con Berakah, el proyecto solidario que impulsan las cuatro parroquias de la Unidad Pastoral de la almendra, hizo de nuevo posible esta colorida reunión.
Según los datos del Padrón municipal, son cerca de 400 los peruanos empadronados en Gasteiz, una cifra que ha descendido notablemente durante los últimos años debido a la crisis económica. Allá por el año 2010 eran más de 800, aunque eso no impidió que la procesión de ayer perdiera un ápice de su magia habitual, ya que a ella se unieron también numerosos inmigrantes latinoamericanos de otros países.
Esta celebración ancestral que convoca a millones de personas en el país andino y que es motivo de encuentro para las comunidades de peruanos en el resto del mundo arrancó con bastante retraso, pese a que los actos iban a comenzar al filo de las 11.30 horas. Más de una después, la parroquia de Santa María, junto a la Catedral Vieja, acogió una Eucaristía que sirvió como punto de inicio a la jornada. Un oficio religioso especial donde no faltaron los cánticos y bailes tradicionales y que hizo pequeño al templo. A la misa siguió la cita más popular de la romería, la procesión que llevó a todos los participantes por las calles del Casco Viejo durante un recorrido que terminó en la balconada de San Miguel, a los pies de la patrona de la ciudad, la Virgen Blanca.
Para amenizar la reunión, la fiesta contó con la participación de una banda de música y al final del recorrido, ya en San Miguel y tras los bailes en honor a la Virgen Blanca y el Señor de los Milagros, hubo una exquisita degustación de pintxos con sabores típicamente peruanos. Fusión vasco-andina, como no podía ser de otra manera. La cita, que es fiesta nacional en Perú, tuvo el mejor acompañamiento climatológico posible, un sol de justicia, para redondear la jornada.