vitoria - Para girar, un autobús o un camión necesitan veinticinco metros de radio. Un espacio que ni de lejos está disponible en la salida a la N-104 por la nueva rotonda de Elorriaga, a no ser que los citados vehículos pesados invadan el carril contrario. Los conductores de grandes vehículos advirtieron del riesgo de la maniobra nada más estrenarse la salida en dirección a Pamplona, hace dos semanas largas, convencidos de la urgencia de rediseñar la zona para evitar accidentes con quienes llegan en la dirección inversa. El Ayuntamiento de Vitoria tomó nota de las quejas y su sociedad urbanística, Ensanche 21, "está estudiando desde entonces la situación". Según explican desde el equipo de gobierno, el quid del problema es que esa glorieta no se hizo para desembocar en la Nacional, sino para entrar con dos amplios carriles hacia el barrio de Arkaiate y de ahí empalmar ya directamente con la A-132, evitando el tramo que ahora hay que utilizar. Pero ese último nexo no está hecho aún. Ni siquiera está terminado el proyecto de urbanización.
El Consistorio explica que la Diputación "es la responsable de esa obra", por ser la red viaria su competencia, y que "se está en conversaciones". Desde el Ejecutivo foral explican, sin embargo, que el proyecto, cuyo coste corresponde a las juntas de concertación y propietarios del suelo, "quedará ultimado en breve" gracias al "trabajo coordinado" desarrollado hasta ahora. La versión foral resulta más optimista que la municipal, pero, en cualquier caso, la realidad es que Ensanche 21 "no sabe todavía" cuándo se realizarán los trabajos para garantizar un acceso seguro en dirección a Pamplona desde Salburua. Los trabajos consistirían en la unión de la rotonda donde confluyen la avenida de Bruselas y el paseo de la Iliada con la A-132. "No puede ser tan difícil, pero como no hay dinero o voluntad de hacer el empalme definitivo tenemos esta chapuza de salida", critica Ainhoa, una vecina del sector. Incluso para los pequeños vehículos, la nueva rotonda de Elorriaga puede ser un problema. Otra residente asegura que "hasta los coches llegan a invadir el carril contrario a no ser que vayan súper despacio", por lo que se pregunta qué pasará "en días de hielo y nieve" si nada ha cambiado.
No hacen falta demasiados conocimientos de ingeniería para constatar que la planificación actual resulta peligrosa. Los tres carriles de la avenida de Bruselas en dirección a Pamplona se convierten en dos al entrar en la glorieta de Elorriaga y pasan a ser uno solo, con muy poco espacio, en la incorporación a la Nacional, donde hay otra vía en sentido contrario para las entradas hacia Vitoria. Los conductores de La Burundesa, la compañía que ofrece los servicios de transporte en esa dirección, se suben a las paredes cada vez que llegan a ese punto. Si se cruza otro coche en el camino, cualquier distracción tonta en esa zona puede resultar fatal. En ese caso, la única alternativa pasa por que los vehículos que se encuentran frenen y uno de ellos dé marcha atrás. "Y eso no es una solución", advierten los chóferes. Por eso, y mientras no esté preparada la salida definitiva por Arkaiate, abogan por aumentar el espacio de la rotonda "comiéndole un buen trozo a la acera" contigua.
Mientras la salida de los autobuses y camiones a la N-104 resulta absolutamente insuficiente para autobuses y camiones, el arcén parece una autopista peatonal. Una desproporción que los conductores de La Burundesa animan a aprovechar "para acabar, aunque sea provisionalmente, con el peligro de la salida de la glorieta". Y no es la única petición que realizan. Por si el desatino mencionado fuera poco, "han puesto una señal en la esquina del lado derecho, por lo que lo más fácil es que la golpees y se te lleve la luna". De momento, todos han tenido suerte, pero les agobia el cuidado milimétrico que han de poner sólo porque a alguien se le ocurrió poner el cartel en el peor sitio posible. "Parece que está colocado así a propósito, para que se rompa algo", critican. En ese caso, no obstante, la solución es aún más sencilla. Bastaría con moverla "unos pocos metros".
"Todavía no hay una decisión tomada porque estamos con conversaciones con la Diputación. Si se hacen modificaciones o no dependerá de cuándo se vaya a desarrollar el otro proyecto", apostillan desde el gabinete de Javier Maroto, a modo de disculpa. El caso es que, por una u otra razón, la nueva glorieta de la salida este de Vitoria se ha convertido en uno de esos ejemplos de obra que tarda en realizarse más de lo previsto y el resultado, aunque sea temporal, deja mucho que desear. "Como rotonda provisional está mal y si se queda así por mucho tiempo, todavía peor", aseguran conductores de la Burundesa. Ellos tienen claro que es cuestión de tiempo "que haya un susto".
Urbanización con retrasos. La rotonda de Elorriaga forma parte de un proyecto de urbanización en el sector de Arkaiate que comenzó con retrasos y sigue en la misma línea. Primero hubo contratiempos a costa de la vieja panificadora y el amianto encontrado en los terrenos, y después hubo muy mala suerte con la contratación de las obras. El acuerdo con la primera empresa fue cancelado por discrepancias y la segunda quebró por la crisis económica. Sólo a la tercera fue la vencida.