vitoria- Unos cuantos políticos vascos han caído en la tentación de usar la inmigración para ganar votos. O, al menos, esa es la impresión que han trasladado a quienes no dejan llevarse por el discurso fácil. Las voces críticas han apuntado muy directamente al alcalde de Vitoria, Javier Maroto, protagonista de medidas que teóricamente pretenden poner orden a situaciones de cierta tensión social o irregularidades administrativas y que no ha dudado en defender recurriendo al discurso de "los de aquí". Ya en campaña electoral, antes de ser elegido, el dirigente popular prometió elevar a cinco años el requisito de empadronamiento para cobrar ayudas, acusando a los extranjeros de abusar de ellas. Desde entonces, se ha felicitado en las redes sociales de cada nueva baja en el registro, como si cada inmigrante menos supusiera un caso menos de fraude social, aunque nunca haya demostrado la relación con datos.
El anuncio de apertura de una mezquita en Zaramaga también desató mensajes alarmistas. Maroto llegó a decir que con la Ley de Centros de Culto del Gobierno Vasco aparecerían templos "como champiñones" y luchó para que este último no levantara la persiana, como si el hecho de que el centro religioso fuera musulmán pudiera conllevar un problema social. Recientemente, el alcalde también intentó sacar adelante una estricta ordenanza para regular bazares, locutorios y kebabs, tras una inspección que sólo afectó a esos locales. Según las voces críticas, el alcalde ha alimentado el enfrentamiento y criminalizado al inmigrante, corriendo una cortina que desvía la atención de otros problemas acuciantes.
El de Maroto no es el único ejemplo en Euskadi, aunque también los hay en el sentido contrario. Getxo, por ejemplo, lanzó en 2013 el programa Antirumores, con el objetivo de contrarrestar los estereotipos negativos y los tópicos que circulaban sobre los inmigrantes. Los más jóvenes habían adoptado posturas defensivas, tal vez ante la creencia de que ese 8% de extranjeros dificultaba su acceso al trabajo. Desde entonces, el programa ha avanzado con éxito, a través de la identificación de esos tópicos, la creación de redes y la puesta en marcha de planes de sensibilización. - J.S.