¿Qué ha supuesto el premio para el equipo que integra Beldui Txakolina?
Por supuesto, alegría, al ver que alguien se da cuenta del esfuerzo que tú haces diariamente en tu trabajo y que, encima, te lo reconoce de forma pública; pero, principalmente, es una recarga de pilas para seguir dando guerra e intentar superarte. Confianza para nuevas apuestas.
22 años en el negocio del txakoli y con bodega propia desde 2000. Teniendo en cuenta que se trata de un producto tradicional, ¿cómo se logra innovar?
Desde que empezamos teníamos muy claro que no nos íbamos a contentar con elaborar el clásico txakoli sino que, además de intentar mejorar este producto tan nuestro, también íbamos a dirigir nuestros esfuerzos a recuperar caldos tradicionales de la zona que habían dejado de producirse, como el txakoli tinto y el rosado ojo de gallo, así como a experimentar con fermentación en barrica y espumosos como Ardo Aparduna. Ahí están todos ellos, pero seguimos probando nuevas fórmulas en laboratorio. No todo sale, pero sí puedo avanzar que la presentación de la nueva añada irá acompañada del lanzamiento de dos nuevos productos.
También innovan en el apartado de comercialización y venta.
Estamos dentro de la primera Ruta del Txakoli de Euskadi y desde el minuto cero hicimos una fuerte apuesta por fomentar el enoturismo, en tanto en cuanto es una fórmula innovadora para popularizar el txakoli alavés, que es el gran desconocido, a la par que nuestra comarca, ofertando visitas que giran en torno a nuestros productos. Gracias a esta técnica, en nuestra bodega hemos pasado de 250 visitantes en 2009 a 1.200 en 2012, y este año vamos camino de superar la cifra.
¿Se trata de visitas guiadas al uso o también han tirado de ingenio en este capítulo?
(Risas) Lo nuestro es innovar como con el lienzo en blanco en el que invitamos a cualquier visitante a decirnos sus impresiones mediante colores, por ello nuestra oferta de visitas a las instalaciones siempre lleva incorporado algún elemento curioso, como teatro, música u horario nocturno. Esto último lo ofertamos en verano y se trata de visitas explicativas que se centran mucho en nuestro espumoso, pero también ofrecemos cenas-picoteo con actuaciones en directo como hizo el cantautor Mikel Urdangarin, que ha estado ya dos veces y gusta mucho, porque es muy cercano y accesible. Pienso repetir esta experiencia tanto con él como con otros músicos.
¿Qué más gusta?
También tienen mucho éxito las visitas teatralizadas, de la mano de un grupo amateur de Miravalles que interpreta una obra del escritor José Luis Urrutia, con la que explicamos la historia del txakoli en esta comarca, que se remonta al siglo X. A todo ello se suman visitas en familia, enfocadas a que los niños conozcan de primera mano que el mosto viene de un laborioso trabajo en el campo y no de la balda del supermercado. En todas las visitas intentamos emplear un vocabulario simple y alejado de tecnicismos del gremio. Ése es uno de nuestros secretos: el trato cercano, como de familia o amigos.
Asentados en lo alto de Gardea, en un caserío del siglo XVIII y rodeados de un mar de viñedos. ¿Prevén incrementar su producción?
Lo del paisaje es cierto, por algo lo denominan el balcón de Llodio. En estos momentos tenemos casi seis hectáreas de viñedo, con cuya uva producimos una media de 25.000 litros anuales, aunque ha habido años en que hemos comprado grano y elaborado en torno a 40.000 litros, más otros 2.000 de espumoso. Nuestro objetivo es llegar a siete hectáreas y quedarnos ahí, más que nada por falta de terreno. Cuando sea como Ángela Channing de Falcon Crest (risas) igual me lo pienso, compramos parcelas próximas y pedimos más permisos de plantación, pero de momento no entra en nuestros planes.
Esta misma semana les han sometido a una auditoría para renovar un certificado de calidad. Cíteme un reconocimiento a la calidad que les haya ilusionado especialmente.
Ilusión te hacen todos, pero significó mucho para la bodega nuestra inclusión en la prestigiosa guía internacional de vinos Parker que, no recuerdo exactamente, pero creo que nos otorgó 90 puntos. Esto repercutió en una apertura de mercados muy importante, porque de no conocerte más que en tu entorno, pasas a un plano internacional en el que no sólo el txakoli comienza a abrirse un hueco, sino que recomiendan el tuyo en particular. En Beldui no somos muy dados a presentarnos a concursos, porque también implica gastos, pero lo cierto es que, en este caso, mereció la pena. A mis colegas de la bodega Señorío de Astobiza de Okondo les envío mi felicitación. Estoy convencida de que haber obtenido un pase para la final de mejores vinos de España en la XIX edición de La Nariz de Oro les va a venir muy bien.
Ahora que lo menciona, ¿cuál es su principal mercado?
Principalmente el vasco, aunque también enviamos algo a Austria y tenemos un importador en Estados Unidos. Muestras de producto mandas a muchos sitios, pero nosotros, a diferencia de otras bodegas compañeras de Arabako Txakolina con mayor volumen de producción, tampoco tenemos una necesidad apremiante de buscar nuevos mercados, y el año entrante menos.
¿A qué se refiere?
A que va a sernos imposible enviar nada al exterior, porque la vendimia, aunque todavía no disponemos de los datos finales, se ha caracterizado por un descenso generalizado de los kilos de uva recogida. Además, ya adelanto que nos va a ser imposible lanzar la nueva añada en enero, porque la cosecha se ha visto retrasada por la climatología y, posiblemente, hasta febrero será imposible presentar el resultado. Con todo, gracias al viento sur de primeros de octubre nos dio un respiro sin par que ayudó a que la uva cogiera el grado ideal. Por eso sí avanzo que la calidad del grano ha sido muy buena, algo que nos va a proporcionar la oportunidad de elaborar nuevos vinos.
Ha citado varias veces su pertenencia a la Ruta del Txakoli de Aiaraldea. ¿Cómo ve este proyecto?
Está un poco verde, se nota que estamos empezando, pero con mucha ilusión. Yo desde luego apuesto firmemente por ella, relacionándome tanto con gente de dentro como de fuera del proyecto, con el único propósito de dar a conocer este valle y sus productos, para atraer visitantes. Llevamos sólo cuatro años, nos queda mucho camino por andar, y todos tenemos que ser conscientes de que no se pueden pedir lo mismos resultados que en Rioja Alavesa. Ellos llevan mucho tiempo trabajando en el fomento del turismo tomando como eje el vino, después de caer y levantarse mil veces.
Seguro que a usted ya le están rondando nuevas ideas en la cabeza.
Por supuesto. Después de haber ayudado a popularizar el txakoli de Álava, y no me refiero sólo a mí, sino a todas las bodegas y entidades adscritas a la Ruta, el siguiente paso es internacionalizarlo más y mezclarlo con gastronomía. Por lo que a Beldui Txakolina respecta, ése será nuestro esfuerzo de cara a 2014 y, de hecho, ya hemos empezado.
¿En qué nuevo lío se ha metido?
Más que lío es alianza. Me he asociado con varios reposteros y confiteros artesanos alaveses para lanzar dos estuches que pueden ser un bonito regalo para estas navidades. Uno es Trufas Lorea de Vitoria. La conocí en una feria artesana y sus Lágrimas de txakoli me impactaron. Son dulces con forma de racimos de uva y textura de membrillo, pero el sabor resulta una explosión de txakoli en la boca. La otra es una confitería de Izarra que elabora turrón de rosas y txakoli. Nunca menosprecio a nadie a la hora de colaborar; de hecho yo misma soy vizcaína-alavesa, pero me pareció bonito que esta iniciativa fuera cien por cien made in Araba.