amurrio. "Después de cuatro años cuidando de mi nieto a diario -relata Alberto-, porque tanto mi hijo como mi nuera estaban trabajando, llegó el divorcio del matrimonio y tengo que decir que los abuelos no somos nada, ni visitadores. Me arrancó a mi nieto de los brazos y estuve ocho meses sin volver a verle, y un año para que nos diera un teléfono de contacto al que poder llamarle. Mi hijo volvió a casa y ahora no tiene dinero ni para salir con los amigos; esa es la realidad. Si fuera diferente no iríamos de víctimas. Después, mi hijo luchó por la custodia compartida en un contencioso, pero después de años no obtuvo más que un denigrante régimen de visitas. Considero que mi nieto tiene el mismo derecho a relacionarse con su padre que con su madre. Todo lo que se haga en contra es minar sus derechos. Los padres sólo tienen obligaciones: cuidarles, mantenerles y protegerles. No vengo a defender a los hombres sino a los niños".