vitoria

Álava bailó al son del Movimiento Moderno y la danza dejó huella. La organización internacional creada en 1990 con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico de principios del siglo XX, bautizada como Docomomo y con una ramificación ibérica, incluye en su lista quince obras alavesas. Hay dos parroquias, tres edificios industriales, un sanatorio, una gasolinera, un inmueble de oficinas ya derribado, dos casas y cinco edificios de viviendas. Muy distintas entre sí, algunas llamativas por fuera, otras aparentemente anodinas, todas comparten la ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas y el flirteo hasta entonces desconocido con el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones. Son puro racionalismo, cantos a la funcionalidad y la luz, más interesantes por lo que esconden que por lo que enseñan. Tesoros que la delegación alavesa del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro invita a descubrir.

Es inevitable empezar el camino por la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en el número 4 de la calle Bastiturri, creación de Javier Carvajal y José García de Paredes finalizada en 1960. Sus fuertes son esa nave proyectada a modo de flecha que apunta al lugar desde el que se presiden las celebraciones, sin elementos que obstaculicen la visión, y una iluminación natural que no se sabe bien por dónde entra y regala la sensación de que la cubierta está suspendida por el cielo. El otro milagro arquitectónico moderno brilla en Eulogio Serdán. La parroquia de la Coronación de Nuestra Señora, concluida en el mismo año gracias a Miguel Fisac, combina un muro dinámico, envolvente, curvo y blanco que conduce la mirada hasta el altar y otro estático de mampostería vista y trazado recto perforado por huecos a través del cual entra la luz.

Hay arte donde se curan almas y también donde sanan cuerpos. El que fuera el sanatorio antituberculoso en el kilómetro 59 de la carretera de Vitoria a Logroño, ahora Hospital de Leza, se ha ganado un hueco en Docomomo por la especial organización de los espacios a raíz de que los nuevos planteamientos de la medicina cambiaran radicalmente la relación entre zonas comunes y privadas. Construido en 1935 en un paraje singular de las inmediaciones de Laguardia, el edificio de Pablo Zabalo consta de una fachada sur donde las plantas que albergan las habitaciones-terraza dan lugar a una malla a modo de gran brise-soleil y una fachada norte en cuya planta baja se adosa un volumen ocupado por la capilla. Un elemento figurativo, con un reloj de sol y un pararrayos, delimita la cubierta, que es transitable. Sólo en la fecha de finalización de la obra coincide con otro destacable equipamiento moderno alavés, la estación de servicio y garaje Goya. La gasolinera, ubicada en la céntrica calle gasteiztarra de Monseñor Cadena y Eleta, se desarrolla en dos alturas sostenidas por unos apoyos verticales de grandes luces debido a las necesidades que conlleva la actividad propia del lugar. Por eso en la fachada principal hay un espacio libre de 22 metros, con una rampa por la que se accede a la primera planta, donde están las jaulas. También las oficinas de Cegasa, de 1967, son para presumir, tanto por la calidad de los materiales empleados como por el diseño del frontis principal, con el tramo central curvo y sobresaliendo ligeramente de la línea de fachada.

La arquitectura industrial, como la de equipamientos de servicios, dejó una valiosa huella en la Vitoria del siglo XX. El edificio de Kas, proyecto de Josep María Fargas y Enric Tous, ubicado desde 1964 en la plaza de Gamarra, llama la atención por la maestría con la que maneja las posibilidades constructivas del hormigón armado para resolver un programa de naves de magnífico diseño. Muy cerca, en el número 5 de Portal de Gamarra, se levantó un año antes otra destacada muestra ya derribada. Era el edificio de servicios generales de personal de Gabilondo y Cía, un proyecto de Ignacio Lasquivar brillante por la rotunda pieza horizontal de 83 metros de longitud, rítmicamente ordenada por pórticos de hormigón armado, donde se alojaban las oficinas. No obstante, si hubo un ejemplo memorable en esta categoría ése fue Vidrierías de Llodio, de 1935 y autor desconocido. Integrada hoy en The Guardian, está considerada una de las realizaciones más brillantes de la época en el País Vasco y Navarra por la aplicación del racionalismo, con las formas geométricas depuradas de las naves que se atemperan mediante una hilera de huecos apaisados que perforan los muros y la espléndida torre del reloj.

El Movimiento Moderno entró en las iglesias, los servicios, las fábricas y, por supuesto, en las viviendas. Dentro de este ámbito, Docomomo tiene registradas siete obras. Y dos de ellas son chalés. El del Paseo Cervantes lleva por nombre Casa Aranzabal, proyecto de Fernando Redón levantado en 1958. Constituye una equilibrada arquitectura, sin excesos estilísticos, obsesionada con el soleamiento, la ventilación y la organización funcional de los espacios con planos horizontales y verticales. Los dormitorios miran al este y las habitaciones de estar hacia el mediodía y poniente, en un conjunto que se aprovecha del sol del invierno pero que huye de los ardores estivales con el vuelo de una cubierta. Igualmente interesante es la Casa de Fernando Gómez, en Durana. Su autor, Francisco Javier Sáenz de Oiza, cuenta que empezó por preguntarse "cómo podría ser una casa partiendo desde cero". A partir de esa idea, surgió un gran paraguas de teja que se abre hacia el jardín para proteger de las inclemencias meteorológicas. Destaca también la disposición funcional del diáfano interior, además del empleo de materiales como teja amarilla, reutilizada de antiguas fábricas.

Las demás viviendas catalogadas pertenecen a bloques de edificios. Son el número 55 de la calle Florida y el 4 de Pío XII, el portal 1 del Paseo de la Senda, el 1 y 3 de la plaza de La Provincia, del 30 al 34 de San Antonio, el 15 de Santiago y el 17 de José Mardones. Anodinas, tal vez, a simple vista. Interesantes, sin embargo, por la inteligente distribución de los espacios al estilo entonces europeo.