Vitoria. La reivindicación del Condado de Trebiño lleva tanto tiempo sobrevolando el ambiente que la lucha de sus representantes ya no es una cuestión política, es una cuestión de fe. Con una voluntad casi quijotesca, sus ciudadanos arrastran años y años de expectativas y desilusiones, de promesas diluidas en elecciones y obstáculos tan férreos que harían desistir a un alcoyano. Así, sin claudicar, con la constancia como cimiento y la esperanza como combustible, Ignacio Portilla y Roberto Ortiz de Urbina, alcaldes de Trebiño y La Puebla de Arganzón, respectivamente, se presentaron ayer en las Juntas Generales de Álava para solicitar una comparecencia en la Cámara foral y explicar a los junteros la situación actual del proceso de desanexión del enclave de Castilla y León. Aunque en realidad, más que a pedir, vinieron a ofrecer.
"El consenso que hemos logrado ahora es el mayor que hemos tenido nunca. Se han logrado avances importantes y queremos transmitirlo a las Juntas", explicaba el alcalde de Trebiño, que como su homólogo representa a una candidatura independiente. Esos "avances" a los que alude Ignacio Portilla tienen mucho que ver con lo logrado el pasado 3 de octubre en el Parlamento Vasco. Allí, con los votos a favor de todos los grupos -salvo la abstención de PP y UPyD-, la Cámara vasca aprobó enviar a las Cortes la ley que establece un nuevo límite geográfico para Trebiño, que pasaría a formar oficialmente parte de Álava.
El problema, como bien recordaron ayer los representantes del -todavía- condado burgalés, es el Partido Popular de Castilla y León que, con la ambivalencia del PP alavés, parece dispuesto a enmarañar la posible anexión a Álava en un ovillo de pegas y burocracia. Con el PP alavés diciendo sí pero no cuando le llaman por una línea y no pero sí cuando lo hacen desde otra, esta bipolaridad se tradujo en el Parlamento Vasco con el portavoz popular en Álava, Carmelo Barrio, mostrándose a favor de la anexión pero absteniéndose en la votación como el que mira para otro lado.
El único obstáculo Para el portavoz del PP, al igual que para el diputado general, Javier de Andrés, parece que el problema no es el fondo, sino la forma. "El PP de Álava nos propone una línea alternativa para conseguir la anexión, que nosotros tampoco es que descartemos pero no sin antes seguir adelante con nuestra proposición. No se cierran a la anexión pero nos abren nuevas vías que al final lo que hacen es ralentizar el proceso", lamentaba Roberto Ortiz de Urbina, alcalde de La Puebla de Arganzón. "Cuando hablas con ellos se ve que esta situación les crea un problema, una inquietud, porque su posicionamiento no es fácil, como demuestra su abstención. El PP alavés está inequívocamente a favor de la anexión, pero esperamos que nos apoye sin ambages, que sea un apoyo sin fisuras", solicita Ignacio Portilla antes de incidir en que "ahora mismo el único obstáculo que bloquea la situación es el Partido Popular de Castilla y León, pero se están quedando en minoría y las mayorías absolutas no son eternas". En el fondo, la propuesta de Javier de Andrés pasa por aprovechar la futura reforma de la administración local ideada por Rajoy y acabar así con lo que considera "fórmulas no eficientes", como los cerca de cincuenta enclaves del Estado.
De esta forma, en lugar de legislar sobre un único territorio como el Condado de Trebiño, la anexión acabaría camuflada entre otras de similares características a lo largo de la geografía española. "Al final lo que el PP alavés nos transmite es que no quieren boicotear ni suscitar un desencuentro con el de Castilla y León, por lo que les gusta más esta alternativa en la que se incluyen todos los enclaves de España", explica Ortiz de Urbina. En el fondo, la opción que propone el PP abre la puerta a un cambio de cromos, un Monopoly a gran escala, más o menos disimulado. "Podría ser, pero primero deberían preguntara a cada enclave porque igual alguno está bien como está", explica Ortiz de Urbina. Si lo hacen, el Gobierno de Rajoy podría ahorrarse preguntar a Trebiño. Ya conocen la respuesta.