Gasteiz. Las variedades criminales con las que han de lidiar las fuerzas policiales con competencias en el territorio histórico destilan capacidad de metamorfosis y amplias dosis de paciencia, planificación y pericia. Bajo esas perspectivas, un hombre de 31 años fue detenido el pasado miércoles por la noche en Vitoria después de que la Ertzaintza descubriese que estaba relacionado con el caso de estafa y falsificación de documento acaecido en un comercio de la capital alavesa a principios de semana. En concreto, el pasado lunes un joven de 22 años fue arrestado después de que los empleados del citado establecimiento le sorprendiesen cuando intentaba pagar tres móviles, por valor de 1.500 euros, con una tarjeta y una documentación que no correspondían a su persona.
Según informó el Departamento vasco de Seguridad, la Ertzaintza abrió una investigación para determinar el alcance del delito y consiguió identificar a una segunda persona sospechosa. Ésta fue localizada sobre las diez de la noche del día de autos en la calle Domingo Beltrán mientras portaba una bolsa con "un buen número" de artículos pertenecientes al comercio donde se habían producido los hechos el pasado lunes.
Según refleja la versión policial, el presunto estafador se negó a facilitar dato alguno sobre la procedencia de los productos que transportaba. Dadas las circunstancias, los agentes encargados de la investigación decidieron detener al individuo en cuestión por un presunto delito de estafa y falsificación de documento público al considerar que estaba implicado con el delito cometido el lunes.
Otra versión criminal, menos sofisticada, pero igualmente efectiva, es la que se esconde detrás de supuestas muestras de cariño hacia ancianos -abrazos y similares- con el único fin de enmascarar el robo de cadenas y joyas a través del tirón y de la maña de los ladrones. Esta fórmula ya ha dado sus réditos en la capital alavesa hasta el punto de obligar a la Guardia Urbana a adoptar medidas específicas para intentar dar con sus presuntos autores. En este sentido, fuentes de la Policía Municipal explicaron ayer que dos mujeres han robado a un anciano de Vitoria al que se acercaron con la excusa de que se parecía a su abuelo. Sólo le abrazaron para poderle quitar la cadena de oro que llevaba al cuello.
La Policía Local explicó ayer que el pasado lunes el hombre, de 73 años, se encontraba sentado en un banco de la zona de Aranbizkarra, cuando dos mujeres se aproximaron a él. Con el pretexto de su parecido físico con un familiar comenzaron a abrazarle, momento que aprovecharon para cometer el robo. El hombre, en ese momento, no se percató de lo ocurrido y cuando reaccionó las dos mujeres ya habían abandonado el lugar. Al respecto, la Policía emplaza a la ciudadanía a actuar con prudencia ante este tipo de conductas y a dar la voz de alarma si se observan comportamientos sospechosos.
Por otra parte, la Guardia Urbana ha informado de la recuperación de más de una treintena de baterías de vehículos que habían sido robadas en las últimas fechas. Ante las denuncias presentadas por los propietarios de los vehículos, la Policía Municipal organizó un dispositivo de vigilancia en diferentes puntos de la ciudad y el miércoles se descubrió la venta de baterías en una chatarrería de la ciudad. Los agentes registraron el vehículo de la persona que intentaba vender los aparatos y se incautaron de tres baterías de camión. Además, retiraron otras 28 que estaban dentro de la chatarrería. Por el momento no hay ningún detenido ni imputado por estos hechos, aunque la operación policial sigue abierta para identificar a los autores de los robos.
En otro orden de cosas, según avanza la Agencia Efe, un juez de Vitoria ha avalado la devolución fuera de plazo de un aparato de magnetoterapia contra el dolor que fue vendido a distancia porque "las pretendidas bondades que predica el producto no son más que el resultado de la desbordante imaginación" de sus promotores. El aparato adquirido por el perjudicado costaba 2.183 euros y se promocionaba como una "terapia sencilla y eficaz en la comodidad del hogar" que proporcionaba efectos analgésicos, vasodilatadores (incremento del riego sanguíneo), curativos y antiinflamatorios, entre otros. En la sentencia, difundida ayer por la Unión de Consumidores de Euskadi (UCE), el magistrado también cuestiona el plazo de devolución de siete días porque "no hay constancia científica que justifique que en siete días el producto produzca efectos paliativos, curativos o terapéuticos beneficiosos para la salud".
El juez entiende que esta cláusula del contrato es "abusiva" y supone una "penalidad" para el comprador porque "nada se dice sobre el posible carácter estéril o inocuo del producto para que el consumidor pueda desistir del contrato en un tiempo prudencial". En el fallo -que es firme- se critica además que las explicaciones que recibió el comprador sobre el aparato no fueron aportadas "por una facultativa o persona con conocimientos médico-sanitarios". Por ello, desestima la demanda de los vendedores, que reclamaban a su cliente el pago de los 2.183 euros que costaba el aparato, aunque ordena a éste que devuelva la máquina a la empresa, ya que aún estaba en su poder.
La UCE, cuyos servicios jurídicos han defendido al comprador, ha valorado la sentencia porque "supone una clara protección judicial de los derechos de los consumidores".
En una nota ha explicado que en la venta de productos a distancia "son frecuentes las actuaciones fraudulentas" y ha pedido a los consumidores que extremen las precauciones especialmente con los productos "a los que se atribuyen propiedades curativas", que se dirigen además a colectivos vulnerables como personas mayores y enfermos a los que la medicina tradicional no les alivia.