vitoria. Las aceras para los peatones, la calzada para bicicletas y coches. La filosofía del Plan de Movilidad Sostenible ya se traduce en cambios de señalización en las calles de Vitoria. Las vías con circulación limitada a un máximo de 30 kilómetros por hora se extienden, aunque la modificación ha generado cierta confusión entre unos conductores que aún no saben cómo transitar por estos puntos. Castillo de Quejana es un ejemplo. Una línea discontinua separa un carril por donde circulan bicis y coches de otro bidegorri que discurre en sentido contrario. Los turismos atraviesan estas líneas para aparcar, pero también a menudo para adelantar, algo que ha generado situaciones de peligro en este carril-bici que conecta Ariznabarra y Zabalgana. Por ello, la asociación de ciclistas urbanos Bizikleteroak ha solicitado que, de forma temporal, unos bolardos separen estas zonas, para así enseñar a los coches a respetar una calle pacificada.
Esta medida, que cuenta con el visto bueno de técnicos del Centro de Estudios Ambientales y del área de Espacio Público, responde a los avisos tanto de ciclistas como de vecinos de la zona que lamentaban la confusión y la peligrosidad de este bidegorri, muy transitado por llegar hasta un nuevo barrio de la ciudad. Desde Bizikleteroak entendían que los coches sólo podían atravesar las líneas discontinuas para aparcar, pero no para adelantar, porque eso vulneraría el espíritu de la zona 30. Desde el Ayuntamiento, mientras, explicaron que sí podía cruzarse, pero siempre que el conductor se asegurara de que una bici no se acercaba en sentido contrario.
Desde Bizikleteroak mostraron su preocupación por este detalle, ya que al final el ciclista tenía "todas las de perder" en situaciones conflictivas. Por ello, en una reunión con técnicos municipales que tuvo lugar este pasado miércoles, pusieron sobre la mesa una idea: que se instalen en Castillo de Quejana una hilera de bolardos, uno cada 20 ó 25 metros, para que así los coches puedan aparcar pero no emplear este espacio para adelantar. Rebasar a una bicicleta, a menos de treinta kilómetros por hora, sólo podría hacerse en el carril de convivencia entre los dos vehículos.
una campaña informativa Esta medida será temporal, hasta lograr que los conductores asimilen el cambio de mentalidad que requieren las zonas 30. Fuentes municipales confirman que el objetivo es colocar los típicos bolardos azules en próximas fechas. Se trata de una medida particular para una calle pionera en este tipo de circulación, y que además es excepcionalmente larga. Esta solución se anticipa a la campaña informativa en la que, como ya apuntó recientemente la concejala de Espacio Público, la popular Leticia Comerón, ya se trabaja en el Ayuntamiento. La idea es buzonearla a toda la ciudad para explicar cómo se emplean las zonas 30.
Desde Bizikleteroak, mientras, uno de sus portavoces, Rubén Rodríguez, valora que medidas de este tipo ayudarán a conocer un nuevo tipo de circulación que se ha implantado en Vitoria antes incluso que en las normas de tráfico. Sus resultados se mirarán con lupa. No sólo por los ciclistas de la capital alavesa, sino también por los de otras autonomías e, incluso, de Portugal. No en vano, la ciudad acogerá en mayo el congreso de los colectivos que conforman la entidad ConBici, una cita que habitualmente reúne a entre 200 y 300 participantes y expertos en la movilidad sobre dos ruedas. Y las zonas 30 de Vitoria han generado expectación.