Vitoria. Ni tanto ni tan poco. La subida en el precio de las actividades que ofertan en los centros cívicos, como ha propuesto el Gabinete Maroto, ha provocado reflexión -y preocupación- entre sus usuarios. Hay quien entiende que hasta ahora se paga poco, pero que tampoco eso puede obligar que se dispare el precio. La mayoría habla de lograr un término medio. Se trata de personas preguntadas a pie de calle a su salida del centro cívico de Ibaiondo, que auguran que si esta previsión del PP saliera adelante, para que haya ciudadanos que paguen entre el 80 y el 100% del coste que supone para las arcas municipales organizar cursos en la red cívica, estas instalaciones de Vitoria perderán actividades y actividad.
Emilio Fernández, jubilado de 68 años y vecino de El Pilar, es un usuario habitual de los centros cívicos. Acude entre dos y tres veces por semana para nadar y, de memoria, calcula que paga una cifra bastante limitada, que "no sé si llega a 50 euros al año". Al ser una persona mayor, no se ve muy afectado por esta posible subida de tarifas, pero matiza que "si al final afecta a quienes me rodean, a mí también me toca. Tengo tres hijos que usan habitualmente los centros cívicos, y alguna vez ya se han borrado de actividades. Me parece injusto que siempre tengamos que pagar los de abajo".
"Igual es una excusa para que la gente se abone -la propuesta del PP incluye descuentos del 40% para abonados a las instalaciones municipales-, pero al final sólo se trata de sacar dinero y sacar dinero". Diego Berroci, Óscar González y Raúl López son trabajadores de Mercedes y usan el centro cívico una vez por semana para jugar un partido de fútbol sala. Pagan diez euros por reserva y tienen derecho a duchas. Y, además, su empresa les abona después el coste para así promover el deporte entre su plantilla. Estos tres usuarios auguran que, si se suben los precios, habrá menos usuarios. Y menos variedad de cursos. Quizá la alternativa era "haber hecho menos centros cívicos".
Con la propuesta del Partido Popular, los precios de los cursos en los centros cívicos se acercan a los de la oferta privada. En los cursos de euskera, por ejemplo, se abonaría el 53% de su coste, cerca de las tarifas de un euskaltegi. Este dato fue el que más interesó a Raúl Gallego, vecino de Arriaga que acude a Ibaiondo a un curso de euskera para padres. "Pues si el precio es parecido al de un euskaltegi, me lo tendría que pensar. La verdad es que las tarifas actuales merecen la pena", contó mientras miraba con interés las tablas facilitadas por el Ejecutivo para conocer las subidas. Y matizó que habrá que leer la letra pequeña.
Otros que acuden a estas clases de euskera, tres veces por semana, son Carlos y Mari Paz. Y con una subida, explica él, "habrá que hacer números. El coste de estas clases es muy bajo, y si acudes al 80% del curso anterior apenas llega a veinte euros al año. Si no, sube a 120. Pero si se ponen a niveles de euskaltegi... Igual acaban quitando los cursos. Debería ser algo intermedio".
Mari Paz, mientras, también cree que habría que cuidar a aquellos usuarios que se toman en serio los cursos, que se apuntan y acuden. Y precisó que el precio influye, pero también la calidad del servicio. "Mis hijos acuden a cursos en los centros cívicos -una chica que asiste a matrogimnasia y un niño que aprende psicomotricidad-, pero mi hijo hace natación en un centro privado (Hydra) porque son clases con menos niños por monitor". En la balanza, por tanto, los usuarios ponen precio, comodidad o calidad, así que habrá que esperar ahora a ver si las tarifas se vuelven demasiado pesadas.