Vitoria. La oposición municipal, en bloque, considera necesario que la figura del Síndico continúe. El próximo adiós del actual defensor del vecino, Javier Otaola, que no puede ser reelegido, ha avivado la posibilidad de que esta labor ya no se cubra, por lo que los vecinos con quejas por la labor del Ayuntamiento tendrían que acudir a la oficina del Ararteko. A las dudas mostradas por el equipo de gobierno, que ni confirma ni desmiente esta posibilidad, se sumó recientemente la Fava -federación de asociaciones de vecinos de Álava-, que directamente apuesta por la supresión. Entre otras cuestiones, para ahorrar. Esta postura, por contra, choca con la opinión de PNV, PSE y Bildu, que precisamente ahora, cuando la crisis ha propiciado recortes en temas sensibles, cree que no hay que tirar de tijera en un organismo independiente que sirve de altavoz al malestar de la ciudadanía.
El adiós de Otaola era una noticia anunciada. Este abogado, que trabajaba como funcionario para el Gobierno Vasco, se reincorporará a su puesto una vez termine su contrato con el Ayuntamiento, que tras diez años -desde que se creó este organismo, en 2002- y seis meses como Síndico, termina el próximo 31 de octubre. No puede ser reelegido porque ya lo fue hace cinco años -2007-, y por unanimidad. Pero puede haber más consecuencias que las esperadas por esta marcha. Porque ya en enero de este año, cuando se confirmó la despedida de Otaola, el gabinete Maroto confirmó que la partida para el sueldo del Síndico en principio sólo llegaría, según se dijo entonces, hasta septiembre.
El reglamento del defensor vecinal estipula que la persona candidata a ser Síndico debe ser propuesto por al menos una quinta parte de la Junta de Portavoces. Después tiene que ser presentada por el alcalde al Pleno y, ahí, la sugerencia debe contar con al menos el respaldo de tres quintas partes de los integrantes.
Hay grupos municipales que ya han mirado al detalle este proceso, señal de la suspicacia que generó el presupuesto sin extender, la falta de concreción del ejecutivo y, ahora, el retraso en el Pleno extraordinario en el que, una vez al año, el Síndico presenta su balance. Por ahora no tiene fecha. La razón que han trasladado a la oficina del defensor vecinal son problemas de agenda. Al parecer por el cambio en la Secretaría del Pleno.
A estas dudas se sumó el reciente comunicado de la Fava, a través del que la Junta Directiva pedía la supresión de la figura del Síndico. Por su coste en la situación actual y porque sus funciones pueden ser asumidas por el Ararteko, con sede también en Vitoria y una estructura de mayor entidad.
grupo a grupo Pero esta posibilidad no convence a la oposición municipal. El portavoz del PNV, Gorka Urtaran, reitera que "es una figura que vela por los intereses de los ciudadanos y, con una mejor coordinación con el Ararteko, a donde no llegan el mismo tipo de casos que al Síndico, se podrían lograr los mismos objetivos con menos recursos".
Desde el PSE, la concejala Maite Berrocal también destaca la "clarísima utilidad" de un Síndico cuya función tiene aún más peso en una época de recortes. Esta unión de fuerzas de la oposición complicaría la posible supresión del organismo, pero Berrocal también advierte de que "parece que este gobierno tiene un manual de atajos, como con el presupuesto o con la Secretaría del Pleno", por lo que se mantiene vigilante.
Desde Bildu van más allá. No sólo respalda la continuidad de la figura del Síndico, sino que incluso propone un nuevo perfil, como detalla la edil Iratxe López de Aberasturi: "Pensamos que debe ser una mujer la que ocupe el puesto, que obligatoriamente sea bilingüe para garantizar los derechos de la ciudadanía". Y, por último, propone reducir los gastos "inútiles" del Síndico, como el alquiler de locales o la contratación de personal externo, apostando en cambio por ubicarlo en un local municipal, con personal municipal. Dos ajustes que permitirían que el Síndico no desapareciera en noviembre.