Vitoria. Aunque hace ya unas semanas que Gonzalo Arroita no se encarga de los asuntos del Casco Viejo, su figura vuelve a estar presente en el Ayuntamiento, y su nombre en boca de los corporativos, como se pudo comprobar ayer en una acalorada comisión de Promoción Económica. Su gestión al frente de la antigua Arich (Agencia para la Revitalización del Centro Histórico) fue otra vez epicentro de la polémica, en esta ocasión a cuenta de la concesión de subvenciones para la apertura de nuevos negocios en el barrio, que dividió a socialistas y populares.
El responsable de Promoción Económica, Fernando Aránguiz, dio cuenta de la existencia de 14 expedientes aún en tramitación, heredados de la etapa anterior. Se trata de concesiones de ayudas a nuevos negocios para su implantación en las calles Correría, Zapatería, Pintorería, Cuchillería, Nueva Dentro, Siervas de Jesús y cantón de San Francisco, que por diferentes motivos aún no se han cerrado, bien porque las obras de los inmuebles aún no han concluido, bien porque falta documentación... -informó el gobierno municipal-.
Y hasta ahí una explicación que poco después Aránguiz quiso aderezar al cargar de nuevo contra la gestión de Arroita. Argumentó el edil popular que algunas personas de las que en su día solicitaron ayuda económica para abrir un comercio, empresa o bar en el Casco Viejo lo habían hecho sin presentar la documentación necesaria. Una velada acusación que no gustó nada en las filas socialistas, y que hizo al concejal Juan Carlos Alonso salir en defensa del exgerente de la Arich. El concejal del PSE advirtió a Aránguiz de que con sus calumnias estaba ensuciando el nombre de Arroita, y que si tenía noticia de alguna ilegalidad cometida, debía ir a los juzgados.
Poco a poco, la conversación fue subiendo de tono hasta escucharse frases como: "La gente que tenía estas subvenciones no las acreditaba" (Aránguiz)/ "Ya es hora de que deje de calumniar a Arroita" (Alonso)/ o "Usted me respetará siempre" (Aránguiz). Un rifirrafe PP-PSE al que Patxi Lazcoz echó más leña al denunciar que ningún concejal del gobierno de Maroto estaba en la sala de comisiones acompañando a Aránguiz durante su intervención. "No es de recibo que estén cobrando y no peguen palo al agua", dijo. Una división la de ayer que ya viene de atrás. En concreto desde que el gabinete popular -apoyado por Bildu- decidió disolver la Arich e integrarla en la sociedad urbanística Ensanche 21 bajo el paraguas del ahorro.
El futuro del barrio La decisión de Maroto de cerrar la Agencia del Casco Viejo genera dudas en socialistas y nacionalistas, dudas sobre la política que a futuro se va a seguir para modernizar el Casco Viejo. Ayer, a pregunta del PNV, Aránguiz aclaró un aspecto más de este nuevo organigrama de las sociedades municipales.
Explicó que la sociedad urbanística Ensanche 21 se encargará a partir de ahora de la rehabilitación de viviendas en el centro histórico y Promoción Económica llevará la parte de las ayudas económicas. Una cuestión que a principios de abril puso sobre la mesa el PNV al denunciar la suspensión de subvenciones ya concedidas para la puesta en marcha de nuevos negocios. "Un nuevo ejemplo de la parálisis del barrio", en palabras de Borja Belandia.
Según el grupo jeltzale, esta situación está llevando al límite a personas que habían decidido emprender una actividad económica contando con esa subvención y que comprueban ahora que la ayuda comprometida está en el aire. "A estas alturas de año, no sabemos con qué presupuesto va a contar este barrio ni en qué se va a gastar ese dinero, si es que existe", señaló el edil jeltzale.
A pesar de que desde el PP aseguran que los procesos abiertos siguen adelante, lo cierto es que la preocupación se extiende en el barrio. En los últimos meses, grupos sociales y vecinales han salido a la calle para denunciar la paralización de inversiones como el nuevo polideportivo de El Campillo o la mejora en profundidad de la escuela -competencia del Gobierno Vasco-.
Son colectivos que desde hace años esperan una rehabilitación profunda del barrio que no acaba de llegar y que, ahora, con la crisis económica, los recortes en el presupuesto y la merma de los ingresos en el Ayuntamiento ven alejarse aún más.