Vitoria. Los mayores del Casco Viejo seguro que coinciden en eso de que "no hay nada como el hogar", pero ni sus reflejos son los de antaño ni sus viviendas han permanecido ajenas al paso del tiempo. Por eso, el Ayuntamiento de Vitoria ideó un programa para instalar de forma gratuita dispositivos de prevención de incendios en las casas de los vecinos de más de 80 años. El objetivo era doble: mejorar las condiciones de vida de este colectivo para alargar el máximo tiempo posible su estancia en casa y, a la vez, conocer su situación social para tratar de cubrir sus necesidades. Con ese afán, en diciembre de 2010 comenzaron las visitas y, tras mucho trabajo de campo, por fin el proyecto se ha hecho realidad. El Consistorio acaba de terminar de colocar los detectores de humo en 176 hogares, el 64% de las casas de la colina gasteiztarra habitadas por abuelos, como mínimo, octogenarios.

Ahora, los mayores están más protegidos, gracias a unos detectores de humo y de monóxido de carbono que emiten una señal muy fuerte y lumínica -pensada para la gente con problemas auditivos- para que tanto la persona en riesgo como el resto de los vecinos perciban rápidamente el problema. E incendios aparte, ahora el Departamento municipal de Asuntos Sociales conoce a la perfección la situación de todas estas personas y sabe qué casos debe seguir de cerca. Eso sí, gracias a esta iniciativa se ha disipado en gran medida la preocupación que había inicialmente por las condiciones en que podrían estar todos esos hogares y la soledad que podrían sufrir sus ocupantes.

El balance de la situación de las viviendas ha sido, en general, positivo. Una buena parte de los pisos están actualizados, sobre todo las cocinas. Más de la mitad son de tipo vitrocerámico y el gas es ya el sistema habitual para el agua caliente y la calefacción. Eso sí, sólo el 16% de los inmuebles visitados tiene extintores, por lo que el Ayuntamiento ya ha tomado nota. En cuanto a las condiciones sociales de los abuelos, la mitad vive sin nadie y la otra mitad con su pareja o con su hermano, pero en general todos se relacionan de forma habitual con vecinos, conocidos o amigos. Otra cuestión es su nivel de vida. De las 176 personas entrevistadas, 93 son asistidas por los Servicios Sociales y las 83 restantes que no reciben ayudas desconocían antes de las visitas que existen subvenciones para mejorar las condiciones de accesibilidad de sus viviendas.

problemas puntuales En hábitos anti-incendios, los veteranos se merecen por lo menos un notable. En las entrevistas realizadas se comprobó que la mayoría de estas personas conocía el número de teléfono 112, acostumbraba a desconectar la electricidad y a cerrar la llave principal del gas si se ausentaba de la vivienda una larga temporada, tenía por norma apagar la cocina al salir de casa y desconectar los equipos eléctricos al marcharse o al irse a dormir, y no sobrecargaba los enchufes con la conexión de varios equipos de consumo elevado simultáneamente en una misma toma. Además, todos aseguraron que no fuman en la cama.

Los casos preocupantes, por suerte, se cuentan con los dedos de las manos. El Ayuntamiento detectó dos viviendas sin agua caliente -ahora está comprobando a qué se debe-, una que carece de cocina, un posible caso de sindróme de Diógenes que va a ser vigilado y un listado compuesto por 44 personas que demandan algún tipo de ayuda o información de los Servicios Sociales, ya sea porque sufren problemas de accesibilidad o porque guisan con gas sin disponer de rejillas de ventilación.

Estas conclusiones le vendrán muy bien a Servicios Sociales para atender a los mayores de forma adecuada. Además, al cabo de un año volverán a repetirse las visitas, ya que el detector de humo está alimentado por una batería que necesita recambio al cabo de 365 días. Así que en ese momento, el Ayuntamiento podrá aprovechar para revisar las viviendas, comprobar si los mayores han adoptado las medidas correctoras y proponer nuevas mejoras.