Vitoria. Algo pasa con los bares de propiedad municipal situados en el centro de la ciudad que no terminan de funcionar. Tanto los emplazados en La Florida como el que comparte espacio con el edificio de Montehermoso han cerrado sus puertas durante largas épocas, han pasado de unas manos a otras a un ritmo vertiginoso o han sido abandonados por sus gestores sin previo aviso acumulando importantes deudas. El gabinete de Javier Maroto considera que tanta inestabilidad responde a los elevados cánones anuales que se exigen desde el Ayuntamiento, por lo que ha decidido rebajarlos en el caso de aquellos locales ubicados en espacios más complejos para atraer clientes. Una medida que aplicará ya al Cuatro Azules para reactivarlo.
La empresa que llevaba este establecimiento hostelero desde 1995 lo abandonó a principios de año sin dar cuenta de su decisión al Ayuntamiento. Había un motivo. Los gestores le debían a la Administración municipal un total de 38.000 euros. La cifra fue desvelada ayer a este periódico por parte del concejal de Hacienda, Manu Uriarte, quien también informó de que el lamentable estado en el que se encuentra el interior del local obliga a realizar obras valoradas en 60.000 euros. La buena noticia, no obstante, es que gracias a la decisión del equipo de gobierno de flexibilizar el modelo de concesión ya hay un salvador para el local: los responsables de Zabaltegi Florida, el otro bar de La Florida reabierto en mayo de la mano de una empresa de inserción social tras tres años de inactividad.
El gabinete de Javier Maroto les ha propuesto un convenio por el que se harían cargo del Cuatro Azules por el mismo periodo de tiempo que les ata al otro local, un total de diez años, pero pagando sólo un canon y no los dos: 20.000 euros al año en vez de 40.000. A los responsables del Zabaltegi la idea les gusta, según Uriarte, e incluso ya han pensado en el uso añadido que se podría dar a este establecimiento para que pueda resultar rentable: un bar de alquiler para fiestas. Por eso, aunque todavía quedan pendientes algunos trámites -la concesión de un préstamo y la subvención de Lanbide para sufragar las obras del bar-, el Consistorio no duda de que la segunda pata de la mesa hostelera de La Florida va a volver a estar en pie. "Si todo va bien, firmaremos antes de que termine el año y para principios del año que viene el Cuatro Azules podrá ya estar en marcha", pronosticó Uriarte.
El equipo de gobierno ha pensado, incluso, en lo que sucederá una vez que finalice el convenio. Ambos establecimientos pasarán a ser una única concesión. Es decir, se pondrán a disposición de los futuros gestores en un solo pack y no de forma separada. A juicio del edil de Hacienda, no hay otra solución más razonable. "Mantener dos negocios independientes en un campo de acción tan pequeño como el parque con esos cánones tan altos no resulta lógico, más aún cuando el local de El Prado, por ejemplo, sólo paga 4.000 euros al año. Es preferible para el Ayuntamiento garantizar el funcionamiento de los locales que acabar persiguiendo a los deudores", explicó.
En el caso del Cuatro Azules, el equipo de gobierno rescindió el contrato en junio y desde entonces le ha resultado complicadísimo hacer llegar la notificación a los responsables, por lo que finalmente se ha realizado una derivación de deuda -con cargo al patrimonio de estas personas-. Parecida situación se vivió con el viejo Longo, que cerró en abril de 2008 cuando todavía debía al Ayuntamiento 60.000 euros del canon de uso. Por suerte, ambos espacios parecen haber enderezado su rumbo, así que todo indica que la siguiente parada será El Mineral, el establecimiento bioclimático anexo a Mendizorroza que lleva años abandonado. "También aquí el problema es el canon", admitió Uriarte.