VITORIA. ¿La circulación por los bidegorris de Vitoria está suficientemente señalizada? Vecinos y ciclistas urbanos coinciden al responder que no, que el Ayuntamiento tiene que hacer un esfuerzo mayor para dotar a los carriles bici de más señales verticales u horizontales. La asociación vecinal Iparralde Zaramaga apunta, en concreto, a la falta de advertencias en estas vías de los cruces con peatones, un debate incipiente en la capital alavesa ante el aumento del uso de las dos ruedas y su coincidencia con ciertas zonas peatonales.
El portavoz de la asociación Iparralde, Fernando Cuesta, pone un ejemplo claro: el bidegorri que discurre por Juan de Garay de forma paralela al centro comercial El Boulevard. Cuesta insiste en que no todos los pasos de cebra están señalizados sobre este carril, de ahí que se generen encontronazos ente las bicis y los numerosos viandantes -y muchos de ellos son mayores, puntualiza- que deben atravesar el bidegorri para acceder a esta gran superficie o para pasear por Zaramaga.
"Hay zonas en las que están señalizados los pasos de cebra, pero son muy pocas. Estas advertencias son deficientes. Y no creo que todos los ciclistas sean conscientes de que deben ceder el paso al peatón. Habría que poner en este tema los puntos sobre las íes", argumenta. Cuesta cree que la solución pasaría por mejorar las señales, de forma vertical o sobre la calzada -una opción más económica- e incluso advertir de estos cruces con luces para que puedan verse por la noche.
Desde la asociación Gasteizko Bizikleteroak, Rubén Ciordia coincide en que el Ayuntamiento puede hacer un esfuerzo mayor para mejorar la señalización. En el caso de El Boulevard y su entorno, será una de las propuestas de mejora que el colectivo presente en otoño entre sus peticiones periódicas al Consistorio. Pero no sólo se trata de mejorar la señalización horizontal, que en la actualidad prácticamente se limita a separar el bidegorri para indicar sus dos direcciones, sino en general mejorar la señalización de la red.
El Plan Director de Movilidad Ciclista de Vitoria 2010-2015 recoge precisamente que, a menudo, las vías ciclistas conviven con las peatonales ya que no se pueden crear recorridos continuos. Y eso, por un lado, facilita que los coches respeten el cruce con los ciclistas y los peatones pero, por otro, también facilita que los viandantes invadan los bidegorris -o viceversa- por despiste o porque, en ocasiones, "no queda otra opción". Y, pese a que se habla de "convivencia", también se menciona la posibilidad de que surjan "conflictos". Entre las diversas actuaciones propuestas para mejorar las infraestructuras de la bici se encuentra la necesidad de mejorar la señalización "clara" en las zonas de prioridad peatonal; y de colocar medidas que garanticen la seguridad de los peatones.
El Consistorio precisamente anunció a finales de julio que, a través de la oficina de turismo, había empezado a facilitar un folleto informativo con las rutas ciclistas de la ciudad actualizadas por el Centro de Estudios Ambientales, los tiempos estimados de duración de cada recorrido, consejos básicos de uso de la bici -como llevar reflectantes o casco- y, finalmente, la normativa clave. En este sentido, desde el Ayuntamiento se insistió en que los viandantes tienen preferencia en zonas peatonales, que la velocidad en vías ciclistas situadas sobre la acera no debe superar los ocho o diez kilómetros por hora y que hay que respetar las normas de tráfico.
Sin embargo, desde Gasteizko Bizikleteroak dudan de que, por ejemplo, los vecinos de la ciudad vayan a acudir a la oficina de turismo para disponer de este tríptico informativo, más dirigido a los visitantes veraniegos. Por ello, piden más iniciativas para dar a conocer la normativa de uso de los bicicarriles porque, según apunta Ciordia, "no todo el mundo conoce las normas, como no todo el mundo conoce la normativa de circulación. Todo es una cuestión de educación y cultura". Debates como éste, en cualquier caso, demuestran que la bicicleta sigue adelante en su carrera para dejar de ser un vehículo de ocio y convertirse en un medio de transporte más.