Vitoria. Ya sea como opción de vida o como obligación, cada vez son más los gasteiztarras que viven solos y que deciden compartir su morada sólo con su mascota, si es que la tienen. Sólo en la capital alavesa hay un total de 24.632 hogares unipersonales que han aumentado un 3,76% en el último año, o lo que es lo mismo, 893 casas de este tipo en 2010, en comparación con las 23.747 registradas en 2009.

Los cambios en el estilo de vida, con el aumento de los divorcios y de la esperanza de vida, explican las variaciones que experimenta la capital alavesa. Según los datos del censo de Vitoria de 2010, un tercio de los domicilios está compuesto por un solo ciudadano y prácticamente en otro tercio de las viviendas únicamente viven dos personas. Basta con mirar al retrovisor para darse cuenta de ello. Si hace diez años, el tamaño medio de las familias gasteiztarras era de 2,8 personas, en 2011 se ha reducido a 2,43. Esta tasa media significa que en 24.632 hogares reside una persona sola, ya sea anciano o soltero, separado o viudo.

Las razones de no vivir acompañado pueden ser infinitas. Entre ellas, las derivadas de las mejoras en la sanidad y en el bienestar social, que han supuesto un incremento del número de años que se vive, por lo que crecen los viudos abocados a residir solos. Al igual que pasa con los cada vez más frecuentes pisos de divorciados y de jóvenes recién volados del nido familiar. Unos factores que explican el hecho de que en los nuevos barrios de Zabalgana y Salburua la mitad de los pisos estén habitados por una persona.

Pese a este ascenso meteórico de las viviendas unipersonales, cabe señalar que a día de hoy la capital alavesa aún mantiene las tradiciones en cuanto al modelo familiar imperante. No en vano, el clásico matrimonio con hijos es el predominante, con el 38,47% de los casos. A ellos le sigue el número de personas solas que lideran el segundo puesto del ranking, con 23,99% de los casos, seguidos de los que hacen en pareja, con 21,59%.

Aunque no es oro todo lo que reluce. El modelo de familia nuclear ha experimentado un cambio tan agudo en los últimos años, que más bien habría que decir que residen con un hijo único. Si en los 60 y principios de los 70 convivían cinco, seis y hasta siete personas bajo el mismo techo, ahora residen una, dos y, a lo sumo, tres personas. No en vano, los datos del padrón en cuanto a la media de personas por domicilio son contundentes al respecto: 3,02 es el tamaño medio de estos domicilios, lo que traducido significa que en la morada habita la madre, el padre más un hijo, como mucho. Son una de la las consecuencias de los problemas de conciliar trabajo y vida personal.

En propiedad En lo que no hay grandes cambios es lo que concierne al régimen de tenencia del domicilio ya que la propiedad sigue siendo la preferida. De hecho, un 62,06% la tiene ya totalmente pagada, frente al 24,92% que posee una hipoteca en curso. A ellos les sigue el alquiler, con un 8,96%, y de la renta antigua, con un escaso 0,52%.

Éste es el caso de los que estrenan casa. La mayoría de los que estrenan nido, con un 65,39%, prefiere que en las escrituras figure su nombre como dueños de la morada, frente al 24,30% que lo hace bajo el régimen de alquiler. Pero si de lo que se trata es de hacer las maletas para irse a una vivienda de segunda mano, el 74,69% prefiere que el régimen sea de alquiler.

Tampoco hay grandes sorpresas de la tenencia, en función de si se vive solo o en familia. La mayoría de las personas que residen acompañadas por su sola presencia prefieren alquilar su morada, con un 44,16% de los casos. Lo mismo pasa con el tipo de hogares calificados de "grupo no familiar", donde se puede incluir a las personas que se ven obligadas a compartir piso. En su caso, un 7,27% prefiere compartir gastos para ahorrar a la hora de rendir cuentas a fin de mes. Nada que ver con la familia de toda la vida, donde los padres prefieren criar a sus hijos bajo cuatro paredes estables o, lo que es lo mismo, que sean de su propiedad. Éste es el caso del 77,93% de los domicilios de Vitoria.