Vitoria. Hacía tiempo que convenía mirar hacia arriba al pasar junto a una de las fachadas del polideportivo del colegio Gorbeialde, en Lakua. De vez en cuando llovían ladrillos. Una situación de peligro en una zona muy transitada por niños debido a la concentrada presencia de centros educativos que, por fin, ha sido solventada. Gracias a la alarma que un particular hizo sonar a través del buzón ciudadano, el Ayuntamiento ha tomado medidas para minimizar el riesgo de desprendimiento de cascotes y mantener alejados a los viandantes de la acera afectada hasta que el Gobierno Vasco, dueño del edificio, ejecute los arreglos necesarios.
Los Bomberos realizaron hace unos días una primera visita con la que confirmaron el deterioro de la fachada del polideportivo que mira a la calle María Teresa León, a escasos metros de una guardería y muy cerca del instituto Mendebaldea y de las aulas prefabricadas de Toki Eder. Había que actuar. Así que ayer mismo, el servicio regresó a la zona para imponer seguridad: se eliminaron todos aquellos ladrillos que presentaban un mayor riesgo de caída y, además, se colocó una cinta de protección para evitar la circulación de los peatones por ese lado. En cualquier caso, estas acciones no dejan de ser meros parches en una herida que requiere más atención.
La inspección realizada por los Bomberos manifiesta la necesidad de llevar a cabo una exhaustiva reparación de parte de esta fachada del polideportivo de Gorbeialde. La competencia, no obstante, es del Gobierno Vasco, ya que este centro de educación especial es de su propiedad. Por eso, el Ayuntamiento tiene intención de ponerse en contacto esta misma semana con el departamento correspondiente del ejecutivo autonómico para alertarle de la situación e instarla a que inicie los arreglos con la mayor celeridad posible.
Los vecinos del barrio y, sobre todo, los padres de los estudiantes de la manzana de Lakua en la que se enclava la calle María Teresa León son los principales interesados en que se remiende cuanto antes la fachada. Aunque no se ha producido ningún accidente desde que empezaron a percatarse de la lluvia de ladrillos, se muestran muy preocupados por la seguridad de los niños y adolescentes que reciben sus clases en la zona. A su juicio, las medidas preventivas adoptadas por el Ayuntamiento no son suficientes para atajar el riesgo de desprendimiento. Hasta que no vean los andamios del Gobierno Vasco, no se quedarán tranquilos.