Vitoria. A pesar del empeño de las instituciones por fomentar el alquiler de pisos, sobre todo entre la población joven, la crisis no da tregua y el mercado sigue atascado. Así lo constata la oficina municipal de vivienda del Ayuntamiento. "Se alquila, pero con cautela por ambas partes; se puede decir que en este momento estamos en stand by", asegura Emma Argómaniz.

Y los datos así lo atestiguan. El pasado año se firmaron 295 contratos de alquiler en la oficina municipal, lo que viene a ser 25 al mes, y aun así son menos que en 2009 (316). En términos generales, las cifras se mantienen desde el inicio de la crisis, allá por 2008.

Aunque el paro ha relegado a un segundo puesto la preocupación de los jóvenes por el acceso a una vivienda, ambas cuestiones mantienen una estrecha relación. La falta de trabajo y, por ende, de ingresos, empuja a los ciudadanos a aparcar la decisión de arrendar o comprar una casa a la espera de que el precio baje.

Pero no es la única razón. La desconfianza de los propietarios y el miedo a los morosos también se nota. "Por eso, todavía sigue habiendo más demanda que oferta", apuntan desde la oficina municipal.

Una demanda que fundamentalmente sigue siendo joven. Siete de cada diez contratos firmados son rubricados por estudiantes que comparten piso o personas que acaban de saltar al mercado laboral con deseos de emanciparse, la mayoría de entre 25 y 35 años.

Estos datos demuestran que la población juvenil sí está interesada en el alquiler como punto de partida para independizarse. Sin embargo, la mayoría no dispone de ingresos suficientes para pagar una cuota mensual que en Vitoria alcanza los 637 euros de media. A pesar de que los arrendamientos han bajado en los últimos tres años, aún se sitúan por encima del valor que una persona de esta edad puede permitirse, ya que la renta máxima tolerable, calculada en función del salario, se sitúa en 447 euros al mes. De ahí que dependan de las ayudas al alquiler que ofrece la Administración.