Vitoria. Ahora sí, sin miedo a nuevos contratiempos, se puede decir que la faena en la manzana de la plaza de toros ha llegado al momento del estoque. Y lo hace tras siete años en los que este ambicioso proceso de urbanización ha sufrido tanto la suspensión cautelar de las obras por litigios vecinales, como la espantada de uno de los promotores por la crisis o bailes continuos en las fechas de inauguración. Pero ya no es momento de mirar al desafortunado pasado, sino de hacerlo al futuro más inmediato. El Ayuntamiento inaugurará el mes que viene el ágora: una gran plaza que, además de convertirse en un nuevo espacio de tránsito y convivencia en el centro de la ciudad, abre la puerta por fin al desarrollo del nuevo coso taurino como aquello que teóricamente es. Un multiusos.
Con esta urbanización, el Consistorio cumplirá los criterios exigidos por el Gobierno Vasco en materia de accesos y seguridad para decir adiós al monopolio de las corridas y levantar la persiana a nuevos usos. Claro que esto tampoco quiere decir que el coso vaya a acoger desde ya todo tipo de eventos. Sería posible organizar un mercado agrícola, pero para celebrar los partidos del Baskonia, por ejemplo, habría que acometer obras, como la instalación del sistema de calefacción. Un acondicionamiento que tanto el Caja Laboral como el Ayuntamiento miran con buenos ojos, pero que se torna conflictivo al hablar de quién debería pagarlo. Además, existe un estudio realizado por el asesor de Alcaldía Enrike Ruiz de Gordoa que recomienda una inversión total de 700.000 euros para que el recinto sea polivalente.
Volviendo a la plaza pública, el edil de Urbanismo, Juan Carlos Alonso, explicó ayer que se están finalizando los últimos remates de las obras de pavimentación, jardinería y mobiliario urbano. Actuaciones a las que pronto se sumarán la colocación de los juegos infantiles, del césped artificial junto a las casetas y del asfalto en el punto de acceso al parking subterráneo proyectado bajo la explanada. Por eso, la previsión es que el ágora se estrene en marzo y que lo haga junto al ala izquierda del conjunto, formada por 84 pisos sólo aptos para bolsillos ajenos a la crisis -y que se han vendido en su totalidad- , junto con 1.403 metros cuadrados de locales y 167 plazas de garaje.
"La constructora nos solicitó el 17 de enero la licencia de primera ocupación y ahora los técnicos están repasando si lo construido se adecúa a lo proyectado para conceder el permiso", informó Alonso, quien desveló que está a punto de pasar por este mismo trámite el aparcamiento subterráneo de 792 plazas. Además, para "antes del verano" finalizarán las obras del equipamiento terciario -parte derecha del conjunto-, compuesto por doce locales comerciales, cinco oficinas, 39 apartamentos tutelados, catorce viviendas de lujo, 53 trasteros y garajes para los dueños.
Precisamente porque esta parte de la manzana sigue en obras, el equipo de gobierno aún no sabe seguro si abrirá la plaza en marzo en su totalidad. Dependerá de la evolución de los trabajos y las molestias que puedan ocasionar. Lo que sí tiene claro es que la última pata del conjunto, el hotel de la cadena Abba, se hará esperar bastante más tiempo. La empresa solicitó la licencia de obras en septiembre de 2010 y tiene de plazo hasta el próximo mes de mayo para iniciar la edificación, así que hasta 2012 no habrá cuatro estrellas.
la historia En cualquier caso, a falta del hotel, el Ayuntamiento por fin puede celebrar el comienzo del fin de un proceso de urbanización que ha resultado ser bastante más complejo de lo esperado. La historia se remonta al año 2004. El Consistorio firmó un convenio con FCC y Urco-Urbasa, por el que estas empresas se comprometieron a edificar el multiusos, el parking y la plaza, de propiedad municipal, y a pagar al Ayuntamiento 7,3 millones. A cambio, para financiar la operación y ganar dinero, las promotoras acordaron construir el equipamiento terciario. Bajo esas premisas, la obra arrancó en agosto de 2005. Sin contratiempos, hasta dos años después. En octubre de 2007, con el multiusos ya construido y el subterráneo en marcha, los tribunales ordenaron la suspensión cautelar para preservar los intereses de los vecinos que estaban litigando con el Consistorio por los perjuicios que les acarreaba el plan.
En mayo de 2008, la orden fue levantada, al considerar que debía prevalecer el interés general. Pero había llegado la crisis. Urco-Urbasa decidió que no podía seguir adelante con las obras, y en enero de 2009 Caja Vital sacó se apropió del 50% del plan de la manzana para no perder el cuantioso importe que había prestado para la operación urbanística. Así quedaron garantizadas las obras del parking, los pisos, los apartamentos tutelados y las oficinas. Todo, menos el hotel, que corría a cargo de Abba, cadena hotelera de Urco-Urbasa.
La empresa esquivó el límite para solicitar el permiso de obras, y el gabinete Lazcoz se vio obligado a amenazarle con poner en marcha un expediente para la expropiación o la venta forzosa del terreno. Al final, Vitoria ganó la batalla.