vitoria. "Los vitorianos volveremos el miércoles a la plaza de los Fueros". El alcalde de la capital alavesa, Patxi Lazcoz, anunció ayer de esta forma el esperado final de la rehabilitación del céntrico espacio, tras la que se ha devuelto a la zona el espíritu original con que fue ideada. Esperado no sólo tras las últimas ampliaciones de la duración de las obras, sino también por los años de desencuentro en torno a este recinto entre el Consistorio y sus autores, el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el escultor Eduardo Chillida. Ambas familias estarán representadas la próxima semana en Gasteiz.
La plaza, impulsada al inicio de los 80, sufrió diversos ajustes que trajeron de cabeza a los artistas. El accidente de un niño, que se cayó desde lo alto de los muros, provocó continuas modificaciones impulsadas por el entonces Consistorio sin el visto bueno de Chillida y Peña Ganchegui. La escultura a los Fueros se cubrió con una estructura de madera, los muros se levantaron, se colocaron verjas de seguridad y la obra de Chillida quedó casi oculta en un agujero. Por ello, acabó habilitándose un mirador que nunca contentó a los responsables.
El actual gabinete Lazcoz se propuso poner punto final a la polémica y, el 23 de marzo de 2009, ambas partes -Consistorio y familiares- anunciaron el acuerdo. La reforma consistiría, sobre todo, en recuperar la cota original del proyecto, limitando así la distancia entre el foso donde se ubica la escultura y la altura de la calle, reducir los muros, y eliminar el discutido mirador y las vallas. Además, se pretendía restaurar la escultura, limpiar el entorno y reducir los escalones de acceso al foso, construyendo una zona de descanso intermedia.
Los trabajos, financiados por el segundo plan E, se adjudicaron en abril de 2010 y se esperaba que estuvieran concluidos en noviembre. No fue así. El Consistorio, de hecho, amplió ayer el plazo hasta el 31 de enero. Eso sí, Lazcoz insistió en que para el miércoles se prevé que las obras estén terminadas "al 99%". La rehabilitación se ha alargado también porque su desarrollo se compatibilizó con el uso del espacio durante las fiestas de La Blanca -los Fueros sirve de escenario para los conciertos- y porque, aunque no estaba previsto, se decidió impermeabilizar la zona de la bolera al percatarse de su mal estado.
La operación no ha revolucionado la plaza, pero sí ha satisfecho las demandas de los familiares, que creen que en los detalles están las ideas de Chillida y Peña Ganchegui. Un paso trascendental en estos trabajos se dio a comienzos de diciembre cuando, como ya adelantó este rotativo, se abrió de nuevo el espacio de la escultura al público. Ahora, con la cuenta atrás hacia la inauguración ya activada, se brinda la oportunidad a los ciudadanos de redescubrir un espacio en pleno centro de la ciudad que quizá pasaba desapercibido.